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JAVIER PUEBLA, NARRATIVA.
La primera novela la escribí en cuanto
aprendí a componer frases; antes de los cinco años.
Mi padre me llevaba al colegio cada mañana una hora antes
de que comenzasen las clases y yo con caligrafía primorosa
iba desgranando las aventuras de un niño que vivía
en Australia, y defendía a sus padres de los rigores
y peligros del mundo con ayuda de un canguro que hablaba y un
conejo telépata.. No sé porque Australia, ni porque
el cánguro ni la telepatía del conejo; quizá
-pero no lo recuerdo- ya había entrado en contacto con
ese a quien he dado por llamar Frederic
Traum, o Federico Sueño, o Frederic Dream...
mi antónimo, que tuvo que prestarme
una de sus novelas, SONRÍE DELGADO,
para que el mundo comenzase a fijarse en lo que escribo.
Después de esa primera novela, hubo muchas otras, más
de una docena, pero nunca -o casi nunca-me molestaba en publicarlas,
enseñarlas siquiera (por aquel entonces no existía
internet, ni los ordenadores). Vaya, me doy cuenta, de repente,
que "soy historia". |