JAVIER PUEBLA
                     

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Actualizado 31 de diciembre de 2012

¡Vamos a pelear!
SOSIEGO (antilibro)

02 enero 2011

MI CLUB CERRADO
Únicamente cierra cuatro días al año, navidad y nochebuena, nochevieja y año nuevo. En navidad no suelo estar en Mad Madrid, sí en fin de año. Son sólo cuarenta y ocho horas, durante las que echo infinitamente de menos mis largos, la piscina, el lugar adonde ir cuando quiero o necesito olvidarme del mundo. En ningún otro momento aprecio con tanta claridad lo que me gusta ser socio, y usuario, del maravilloso club Canoe.

 

CANTAR EN LA CAMA
No siempre. A veces. El niño. Algunas veces cuando está sobreexcitado y no puede dormirse, el niño comienza a cantar. Primero quedo, y canciones melódicas, pero al poco a voz en grito y un rock. No siempre me quedo en el pasillo o en el cuarto de al lado a escucharlo; hoy lo he hecho, hasta que la voz se ha ido desdibujando, perdiendo volumen..., y entonces he entrado para arroparlo, mirarlo felizmente dormido.


“No, no es cierto que nuestra vida sea sólo un valle de lágrimas, como he oído decir. La vida también es juego, locura, atrevimiento”.
GUSTAVO MARTÍN GARZO. El jardín dorado.

9 de enero de 2012

LORENZO RODRÍGUEZ GARRIDO ME REGALA UN LIBRO
Sucedió el penúltimo día de otoño del año 2011, habíamos quedado en Los Diablos Azules donde yo debía llevar el cartel para la presentación del premio Gavia Blanca prevista para el día 22, pero Los Diablos estaban ausentes, la persiana metálica bajada, y sin darnos cuenta echamos a andar, y también sin darnos cuenta entramos en una librería famosa por sus saldos, restos de ediciones, y Lorenzo el Joven se lanzó sobre un grueso tomo de tapas azules titulado Calle Mayor y firmado por Sinclair Lewis. Me lo voy a comprar, porque la edición que tengo es mucho peor y está bastante estropeada. Lewis fue el primer premio Nobel norteamericano (me lo dijo él, yo no soy tan culto). ¿No lo has leído?, pues te lo voy a regalar. Y así sucedió, me lo compró y un rato más tarde me firmaba su regalo en el agradable Café del Parnasillo, su oficina secreta, y mientras lo hacía no pude evitar la tentación de sacar mi cámara y tomarle una foto.

EL AFORTUNADO VISITANTE 200.002
Prometí un regalo a quien fuera el visitante número 200002 de mi web, y mucho más rápido de lo que esperaba me llegó un correo con un archivo adjunto en el que estaba grabado “el pantallazo”. Me lo enviaba Elena Rammstein, una de mis más brillantes Tripulantes del pasado año y de la que aún no he perdido la esperanza de recuperar este curso. El regalo, según dije, sería a medida. Y lo será. Pedazo de regalo, creo; tardará meses en poder hacerse realidad, pero cuando eso suceda y se pueda tocar –porque se podrá tocar- desvelaré en este mismo diario el pequeño misterio que ahora acabo de crear.

“Las arrugas en aquella sonrisa se ordenaban maravillosamente”
PIERRE MICHON. El origen del mundo.

16 de enero 2012

LA FELICIDAD DE OTRO
La empatía tiene algo de desgracia cuando quien la padece o disfruta se cruza con alguien que es desgraciado, lo que sucede con cierta frecuencia, y entonces el empático se esfuerza –por un egoísmo desnaturalizado y raro- en curar o aliviar esa tristeza; es el único modo de no sufrirla él mismo. La empatía, en su lado luminoso, tiene algo de premio cuando quien la posee o es poseído por ella se cruza, sucede de vez en cuando, con alguien que está muy contento e incluso puntual y claramente feliz. Entonces el empático no tiene que hacer ningún esfuerzo, ni curar a nadie, sólo limitarse a sentirse también feliz, dejarse contagiar, y eso es lo que me sucedió a mí hace unos días cuando una de las escritoras de mi editorial, la en tantas ocasiones triste, Amparo Baliño, recibió el I Premio de Narrativa Gavia Blanca y lo presentó ante el público en un infierno suave llamado Los Diablos Azules, donde ella era roja, como una llama que baila, igual que su libro, igual que su premio, cada uno de los objetos subido hasta la altura de los ojos en el doble pedestal de sus manos mientras miraba a la cámara.

XAUEN ES AZUL
Lo había leído en los libros, escuchado de bocas entusiastas o ingenuas, pero hasta que no estuve allí y lo vi con mis propios ojos fui incapaz de comprender la exactitud de la leyenda. Era verdad, suavemente cierto... Xauen, es azul.

Xauen es azul. By Fenix, copyright.

¿Y si la única cura posible fuese aceptar que no hay ninguna cura posible?
SOSIEGO (antilibro)

23 de enero 2012

FOTOGRAFIANDO VACAS... Y A UN FANTASMA ATRAPADO ENTRE TRES PALOS

....el fantasma...

 

“Mi única amante real es la imaginación”
SOSIEGO (antilibro con tapas de vapor)

30 de enero 2012

LAS RAZONES DEL EDITOR

Entiendo que te cueste comprender porque ningún editor haya hecho todavía una oferta por tu AÑO DEL CAZADOR, Javier, ya sé que en las entrevistas siempre te preguntan por ese libro con el que te convertiste en el primer autor de la historia de la literatura en escribir un cuento al día durante un año, y probablemente venderías algunos ejemplares. Pero tienes que ponerte en mi lugar: es un libro de muchas páginas, que requerirá infinitas horas de trabajo y además será caro de producir. Todos estamos esperando, y yo no soy ninguna excepción, que consigas entrar en los más vendidos con alguna novela y entonces, te lo aseguro, hasta nos pelearemos para ver quien publica y edita El año del Cazador.
Y esas eran las razones del editor, que –por supuesto– después de doce años como profesional de la escritura, acato y comprendo.

“Jugar es el mejor de los alimentos... para la paz del alma”
SOSIEGO (antilibro)

6 febrero 2012

POMBO PRESENTANDO SU NADAL
Los elementos son adversos, frío siberiano y viento del mismo lugar. Camino ensombrerado y forrado de ropa desde el 2 al 68 de la calle O´Donnell para asistir a la presentación del Nadal. Aún no sé que allí voy a encontrarme a Lorenzo Rodríguez Garrido, Lorenzo El Joven, cuya compañía siempre garantiza un excelente final de velada. Llego tarde al salón del Círculo de Lectores. José Antonio Marina está hablando del libro, El temblor del héroe (Pombo vuelve el héroe años después de su Héroe de Mansard en las mansardas). No hay demasiada gente en la sala, unas treinta y cinco personas, de las cuales conozco a unas veinte (y saludo a quince, aproximadamente, cuando termina el acto). Álvaro Pombo siempre es genial, su fórmula es infalible: le basta con ser él mismo. Compartí mesa con él en los últimos Cursos de verano de El Escorial y fue divertidísimo. Se le ve feliz mientras firma libros. Yo también me sentía feliz, aunque fuera sin motivo. Acabé en Galatea, de Príncipe de Vergara, con Lorenzo El Joven, Juana Vázquez y su bonito pelo, y el señor Francisco Balbuena. Intenté, junto a Lorenzo, un paseo cuando nuestros compañeros se fueron; pero se quedó en unos pocos metros. Demasiado viento y demasiado frío.

El pelo de Juana Vázquez


TIGRE MANJATAN BY IRENE SANZ
Me trae el dibujo a clase. Ella, Irene, Irene Sanz, no ha leído siquiera el libro, pero le pareció inspirador lo un tigre con coleta. Esta es su interpretación gráfica, que le agradezco y publico
.


“Es más fácil ocultar el desencanto que la dicha”
RUBÉN ABELLA, Baruc en el río.

13 de febrero 2012

TEMÍSTOCLES PRESENTA UN LIBRO
Ante un compromiso doble lo más práctico suele ser una fuga completa. El pasado viernes Lorenzo El Joven presentaba Niños feroces, la última novela de Lorenzo Silva, y a la misma hora y casi en el mismo sitio, Mad Madrid es una ciudad perfecta para las duplicidades y misterios, Temístocles presentaba Adultos Voraces, del desconocido, pero excelente, escritor anglosajón Lawrence Marlowe. Si iba a una..., y si iba otra... Así que, claro, hice lo oportuno y me fugué a mi agradable cueva donde me esperaban los totems de madera que esculpo –con la mirada- durante el estío, y que cuando las temperaturas bajan sacrifico despaciosamente en el hogar de la chimenea. Acababa de echar a las llamas la madera bautizada como Las mejillas del lama cuando me vino a la memoria, o lo vi en el fuego, no puedo precisarlo, el día en que conocí a Temístocles, el implacable -pero amable- crítico literario. Me habían avisado mis discretos allegados en el club Canoe que Temístocles había comenzado a nadar con la pretensión de impedir que se hiciera crónico un dolor de espalda que ya había alcanzado la categoría de persistente. Como nado sin gafas ni lentillas muy bien podría haberme sucedido que un día hubiese elegido la misma calle para nadar que Temístocles, chocado con él, y tras la colisión dejarme ganar por la torpeza del ciego y comenzar así una relación inadecuada con uno de los críticos que más respeto. Hay seis críticos más a los que respeto, pero no voy a citarlos. El caso es que decidí llamar su atención, y cuando Naiara, la chica de pelo felino y andar tranquilo, me susurró que el crítico estaba en la piscina, cogí un sombrero y me lancé al agua –el sombrero es mi disfraz más conocido- y nadé, lo juro, un par de largos sin que una sola gota me salpicase por encima del cuello; y aprovechando mi conocimiento del vaso de claros azulejos, salí del agua sin necesidad de apoyar mis manos en ningún sitio, gesto que sin duda los espectadores debieron interpretar como una pirueta imposible, y me planté a menos de diez centímetros de Temístocles, que me miró primero asombrado, y luego sonriendo, tendiéndome su mano fuerte y sincera.
-Es usted Javier Puebla, le sigo desde que fue finalista del Nadal con Sonríe Delgado, ¡qué agradable coincidencia!
¿Y quién era yo para estropearle al sabio el momento? ¿qué sentido habría tenido explicarle que nuestro encuentro podía ser, y lo fue, agradable, pero en absoluto coincidencia?

PEQUEÑO EMPLEO
He aceptado un trabajo matinal en una biblioteca privada de Escorial. Ordeno libros, escucho al propietario desvelar retazos de su vida aristocrática –su última pretensión es convertirse en personaje de una de mis novelas- y no puedo evitar que, casi cada día, me venga a la memoria lo que más vale la pobreza del rico que la riqueza del pobre, porque sin duda el enorme chalet situado en la ladera de Avantos conoció tiempos mejores, y el mayordomo debió ser rápido y joven, igual que la cocinera, pero... aún queda el aura. Me ha prohibido, mi empleador, divulgar su nombre, aunque alguna vez ya lo he escrito, cuando estaba en plena redacción de la única novela con base histórica que hasta el momento he intentado. Las cartas que tuvo la generosidad de dejarme consultar y fotografiar, fueron peldaños imprescindibles para la veracidad de mi relato, que se publicará... pronto, espero (pedí permiso a mi jefe para no acudir al trabajo, pues un editor me había convocado para una comida secreta, y no sólo me lo concedió, sino que insistió, es un gentleman, en pagarme el día, y además la mañana siguiente me regaló un extraño libro; muy extraño).

“Recuerda que la inquisición no ha muerto; sólo duerme un sueño ligero”
EDUARDO MENDOZA, El laberinto de las aceitunas.


20 de febrero de 2012

ESQUIVANDO EL CARNAVAL
No pienso escribir que me disgusta, o esté en contra, del juego del carnaval; me encanta, pero... Pero este año no estaba de humor, y sin proponérmelo conscientemente lo había ido esquivando, moviéndome fuera de sus territorios de influencia. Y ya era sábado, casi medianoche, cuando me conté a mí mismo que este año me había librado de la preceptividad -eso es lo que no me gusta- de la fiesta. Pero siempre que doy algo por hecho... Bajaba por la calle Granada y una figura, creo que de mujer, salió de un portal cargada con una bolsa de basura, llevaba una túnica plateada hasta los pies y al verme retrocedió, hizo un gesto rápido, cubrió el rostro con una máscara negra y blanca, y me conminó: Puede parecer que simplemente estoy bajando la basura, pero lo que en realidad estoy haciendo es ¡salvando el mundo! Me faltaron reflejos para hacer una foto, o quizá es que mi sonrisa se hizo tan grande que no dejó espacio en la calle para que moviera los brazos.

DOS VECES AUSENTE
Hace una semana, equivocadamente, escribí que no había ido a la presentación de Niños Feroces de Lorenzo Silva a cargo de Lorenzo Rodríguez Garrido. Habría sido imposible que fuese hace una semana, porque sucedió el viernes 17; y sin embargo, también fallé en esta ocasión, en la auténtica, a causa del tráfico, y de que me tocó vivir un día raro, y de que nadie me cogió el teléfono en el momento adecuado. Pero acabo de estar chateando con Elena Rammstein, ella si fue, y me ha dicho que Lorenzo El Joven estuvo muy gracioso, y Lorenzo El Viejo, feliz y encantado. Fue en la librería Alberti; ojalá hubiese estado.

“Hay que concederse alguna alegría de vez en cuando, sobre todo en los momentos difíciles; para darle aire a los sueños y que se relaje el corazón”.
SOSIEGO, antilibro.

27 febrero 2012


JAVIER MÁRQUEZ Y EL MAD-MADRID RAT PACK
Estoy convocando en el Ernie´s Station, un local situado en el número 10 de la calle Fuentes. Javier Márquez Sánchez presenta LETAL COMO UN SOLO DE CHARLIE PARKER, escoltado por Carlos Salem y Pedro de Paz. No cabe ni un vaso de tubo cuando, quince minutos después de lo anunciado, comienza el show. Porque es un show, de Paz y Salem se pasan y roban la palabra, Márquez disfruta como si estuviese en Las Vegas junto a Sinatra, Sammy Davis y, sobre todo, Dean Martin. Letal como un solo de Charlie Parker es la tercera novela de mi amigo Javier Márquez, y –al parecer- es la mejor; la traducción al alemán ya está firmada. Lo paso bien durante el show, y lo paso bien después del show, viendo viejos amigos, y conociendo a otros nuevos. Los dejo antes de medianoche, tengo que subir a El Escorial, y mientras camino hacia mi casa no puedo evitar sentirme orgulloso de Márquez y su cuadrilla, han conseguido darle al viejo Mad Madrid glamour, parecer ante nuestros ojos los integrantes de un nuevo, y sui generis, Rat Pack español.


“Nunca me lograré domar”
SOSIEGO (antilibro)


5 de marzo 2012

LA MESA EN LA QUE ESCRIBO
La mesa en la que escribo es de dimensiones más que generosas, un metro setenta y cinco de largo por ochenta de ancho; nunca la había medido hasta hoy que he decidido escribir sobre ella, pero siempre he sabido que era muy grande. En África, Dakar, conoció tres mudanzas y es inolvidable la imagen de cinco negros -cinco tigres de Kasala- subiéndola a pulso por la escalera de la que fue mi última residencia en Dark Dakar; en el codo parecía imposible hacerla avanzar y Kasala comenzó a lanzar gritos tribales para dirigir a sus tigres, gritos que me hacían pensar en las películas de Tarzán que veía cuando era niño. Antes que mía la mesa fue de mi padre, desde ella dirigía su agencia de aduanas, Puebla Aduanas; él me la regaló cuando me trasladé -recién casado- de Murcia a Madrid. Ha estado conmigo en muchos lugares, he escrito en ella más de una docena de novelas, centenares de artículos y aún más centenares de relatos o cuentos. A la derecha, sobre la mesa y apoyados contra la pared, hay dieciocho diccionarios: sinónimos, inglés, francés, latín, alemán, italiano, el de uso del español de Seco, Andrés y Ramos, y el de dudas de Manuel Seco; y uno de los diccionarios, lo estoy mirando, no es tal, sino una gramática. Dentro de la propia mesa, hay sitio para todo, está posado el equipo de música marca JVC que compré a mi regreso de África, y sobre los altavoces y la pletina están Tintín y Maxkax, un buho sabio, Kerchak (el padre simio de Tarzán), un robot, una concha recogida en Mauritania, y una palometa que me regaló Martin Scorssese cuando vivía en Nueva York. El ordenador está en el centro de un escritorio de cuero repujado, también un regalo: del genial encuadernador de coranes Adama Diop. Hay un segundo ordenador, un MacAir, la libreta donde planto mi Sosiego y el diario de piel que esconde verdades (personales), dibujos y cuentos. Podría escribir durante horas sobre esta mesa, un libro entero: sus cajones infinitos, la grapadora, los cuencos y rotuladores y lápices.... Pero no voy a hacerlo. Baste con esto.

HELENA COSANO CON LOS HOMBROS AL DESCUBIERTO
Los miércoles de Salem, Carlos Salem, en los Diablos Azules, siempre cuentan con la presencia de personas especiales, personas que escriben o dicen hacerlo. La semana pasada estuvo en el escenario mi amiga Helena, la autora de Cándida Diplomática y Mariposas. Acudí a verla de incógnito, no exactamente disfrazado sino tan solo sin mi disfraz de hombre con sombrero; nadie me reconoció. Disfruté escuchándola; estaba fascinante, con sus hombros desnudos y la cabeza cubierta por un pequeño sombrero.

 

“Cuando escribo puedo oler el color”
ART BRIZ

12 de marzo de 2012

FICCIONES
Esta semana he estado en un club donde una cantante negra hacía una personalísima versión de Time is on my side y nos aseguraba a todos que mientras la siguiéramos escuchando no pasaría para nosotros ni un solo segundo. Esta semana mi familia ha descubierto que llevo cuatro años mintiendo, sin acudir a la universidad. Esta semana me he entrevistado en un parque con el capo supremo del servicio secreto. Esta semana mis ojos se habían vuelto negros y perdido su brillo, excepto cuando llovía y levantaba la cabeza para mirar el cielo. Esta semana he pilotado, por primera vez, un reactor. Esta semana me he acostado todos los días después de las cinco de la noche y no me he dormido hasta que, una hora después, a mi chica le sonaba el despertador. Esta semana he sido un santo y el más depravado pecador. Son recuerdos que guardo en mi cabeza y he grabado en el alma o el corazón; pero he olvidado lo que realmente ha sucedido. Así debe de ser. Soy un escritor de ficción.


“Sólo sobre el colchón de clavos vive el faquir. La comodidad es siempre un indicio de mediocridad”
PAOLO SORRENTINO,
Hanno tuti ragione.

19 de marzo de 2012

SCARPA
Me gusta quitarle la E al apellido de Escarpa, Gonzalo Escarpa, y pronunciarlo con la ese silbante y peligrosa, Scarpa, como si fuera extranjero, porque en realidad Scarpa es un extranjero absoluto, un diferente, alguien imprevisible y brillante, capaz de hacer una exposición de fotografía en el pasillo de su casa o su oficina y que acudan las cámaras de televisión a registrar el evento, que la prensa se haga eco del nuevo y revolucionario espacio encontrado o ideado por Scarpa; y luego vienen los artistas, haciendo cola y suplicando para exponer en su pasillo mágico, pasillo que yo recorro mientras Scarpa termina su clase magistral sobre creación poética y entonces se abre una puerta y veo sentado ante un ordenador a Sebastián Fiorilli,

que me invita a entrar, me tiende un poemario del que está terminando de corregir las pruebas antes de que se edite en edición bilingüe, y leo los versos, que saben a Vallejo, antes de que aparezca Scarpa a llevarnos a un bar donde tiran buena cerveza y los pinchos sólo valen dos euros. Estamos en el bar hasta que los alumnos y el poeta Fiorilli se retiran, y entonces comienza el gran slalom. Me es imposible aburrirme en compañía de Scarpa, genial, profundo, indiferente a su propia suerte, sorprendente. Ha alquilado un piso cuatro plantas más arriba de su taller escuela, la Piscifactoria. Hay una chimenea de mármol blanco como la nieve, vistas sobre Madrid nocturno e iluminado, y la conversación se prolonga, me revela cosas que nunca había imaginado, me fotografía y le fotografío, hasta que me doy cuenta que son las dos y cuarto y una novela me está esperando en el estómago del ordenador que duerme sobre mi mesa de trabajo. Me voy, pero me quedo; con Scarpa no me siento extranjero ni raro, y eso –para mí- es un absoluto milagro.


“No se trata de escribir, se trata de vivir como un escritor”
SOSIEGO (antilibro de próxima publicación en forma de libro; porque no hay nada tan literario como la traición, sobre todo la traición a uno mismo)

26 de marzo

SE PRESENTA UN LIBRO
Hay presentaciones, la mayoría, que son pura sosería y muermo. Pero también hay algunas que parecen convocar al mundo entero. La de Jorge Díaz, autor de La justicia de los errantes, publicada por Plaza y Janés, fue de las segundas. Llegue tarde, tardísimo a la Fnac, pero no tan tarde como para perderme la fiestas en el Ernie Station; donde ni siquiera me fue fácil entrar porque estaba todo el mundo, desde el editor David Trías, hasta los Casariego (Nico con unas patillas de bandolero geniales), Van Monfort, Recaredo Veredas y Áurea, Ignacio Martínez de Pisón, Carlota del Amo, Beg Minguito, Antonio Gómez Rufo, Lorenzo el Joven, Fran Balbuena, Helana Cosano, Isabel Camblor, José Pazó.... mil periodistas, doscientos amigos... y sólo cuatro camareros: cuando conseguí la primera cerveza me supo como agua fría en el desierto. En el bar de al lado, el Beer Station, había más escritores y editores, Miguel Ángel Rodríguez Matellanes era el más famoso del grupo. Aunque llegué tarde a la presentación de La justicia de los errantes lo cierto es que algo ya sabía del libro, había leído hasta la página 111: “El odio hace falta para sobrevivir” y estaba deseando llegar a casa para seguir leyendo. Aunque Díaz siente más afecto hacia su opera prima: Los números del elefante, porque es una novela iniciática y de autor, en mi opinión La justicia de los errantes es mejor como producto, y los lectores -también los que presumimos de gustos literarios- en el fondo preferimos siempre los productos, los buenos productos, como el que Jorge Díaz ha conseguido, uno de esos raros libros que, una vez empezados, es imposible parar de leerlos.

Jorge-Diaz-escritor


MIS FRENOS
Me gusta apurar la frenada, es un modo sencillo de convertir o transformar una existencia pausada y rutinaria en continua aventura y riesgo. Como es natural, y por eso la aventura de mi vida es auténtica, no siempre logro frenar a tiempo: caigo por barrancos, me estrello contra otros, se me rompen los nervios, me siento enfermo... Hoy es uno de esos días, o más exactamente: hoy uno de esos días que siguen a cuando no he conseguido frenar a tiempo. Todavía más exactamente: hoy es uno de esos días que siguen a un frenazo, en el último momento, tan duro que lo raro sería que no me pusiese enfermo.
Tiene su encanto, también, el sentirse débil y acabado y enfermo. Tiene su encanto y fácil canto: mis palabritas rotas teñidas de ironía y lamento. Pero en realidad estoy pensando en otra cosa, revisando carrocería, motor y -sobre todo- frenos, porque esta noche, cuando me haya recuperado, cuando haya salido del taller de mecánica rápida que es mi rutina, y mi pensamiento, volveré a acelerar a la menor ocasión o pretexto. Y esperaré, esperaré a pisar el freno, hasta el último, ultimísimo, momento.


“No soporto ninguna forma de desprecio”
AMÉLIE NOTHOMB, Una forma de vida.

2 de abril 2012

EL DÍA EN QUE BESÉ A JERÓNIMO STILTON
Estaba borracho. No se puede empezar un texto diciendo que besé a un ratón que escribe libros para niños de ningún otro modo. Estaba borracho. Y probablemente quien estuviese bajo la máscara o disfraz de ratón Stilton también llevaría, al menos, unas cervezas en el cuerpo. Sucedió en una de las clásicas y tradicionales y deliciosas fiestas en el palacete de Planeta con motivo del cierre anual de la feria del libro de Madrid. Fue una vacilada sin importancia, de hecho quizá sí que estaba alegre pero seguro que no borracho, o al menos no tan borracho como ciertos heterónimos (pienso en Art Briz, alias Tigre Manjatan. Pero guardo la foto en el ordenador y el otro día apareció fugaz y caprichosa en las olas del salvapantallas; y alguien la vio.
-Papá ¿qué haces besando a Jerónimo Stilton?
En primer lugar no sabía por aquel entonces que Stilton fuera escritor, amén de personaje, ni había oído hablar nunca de Elisabetta Dami, propietaria de la idea que tantos libros ha producido ya. En segundo lugar imaginé que debajo del disfraz había una modelo bellísima sin ropa alguna, y ese es el tipo de pensamiento capaz de ponerme besucón hasta con una cómoda estilo Chipendale. En tercer lugar -sí, lo admito- estaba borracho, hijo mío.

Gerónimo Stilton y Javier Puebla, de marcha por Mad Madrid.

ABDUCIDO POR LA LITERATURA
No veo a nadie, excepto las reuniones semanales con los dos grupos de escritores que capitaneo, me paso los días solo, como solo, desayuno solo..., y si no me lo hubieran dicho no me habría dado ni cuenta, porque estoy abducido por la literatura, embarcado nada menos que en cuatro proyectos a un tiempo: el primero es antiguo y tolerante, el segundo lo practico hace cuatro o cinco o seis años (no sé), el tercero, más difícil, ya lo había probado, pero se me ocurrió un giro y me lancé a la piscina, y el cuarto... el cuarto es el más complicado, el verdadero desafío que me tiene abducido, porque siempre había querido afrontarlo, aunque ahora comprendo porque me zafaba, lo iba dejando para más adelante: implicaba mucho esfuerzo, tensión veinticuatro horas al día durante muchos días. Pero en ello estoy, aguantando; y soy feliz incluso en los momentos en los que me siento más desdichado.
Cuento lo anterior como disculpa, por si entran en este diarioweb los amigos y amigas a quienes ni veo ni llamo. Pido perdón, a todos. Pido perdón, pero ¡rápido! Estoy embargado en cuatro proyectos literarios y bajo ningún concepto o pretexto voy a permitirme descuidarlos.

Javier Puebla escribiendo en el Palacio Gaviria.

“Los genios nunca son tus vecinos”
JUAN VILLORO. Arrecife.

9 de abril 2012

DOS NOVELISTAS CONVERSAN EN UNA LLUVIOSA TARDE DE LA SEMANA SANTA
-Estoy corrigiendo mi novela.
-Yo estoy terminando la mía.
-Hay partes que son mejorables.
-Eso es normal.
-Pero es algo absolutamente diferente.
-Igual que la mía.
Y ambos se ríen. Hasta que uno de ellos matiza:
-Eso no es muy bueno.
-¿El qué?
-La originalidad. A los editores no les gusta. Prefieren que se parezca a algo que ya conocen y ha funcionado.
-Entonces será mejor que mintamos.
-Sí.
-Habrá que inventarse algún embuste creíble. Si les digo que está en la estela del viento de Zafón no se lo creerán.
-Claro que se lo creerán, aunque no se parezca nada. ¿A ti te gusta Zafón?
-No sé, no lo he leído. ¿Y a ti?
-No sé, no lo he leído. Oye, me tengo que ir a casa, quiero seguir corrigiendo.
-Yo también tengo que irme. Estoy deseando leer tu libro.
-Y yo el tuyo. Nos llamamos.
-Vale.
Levantan la mano en señal de despedida y se alejan en direcciones opuestas. En la calle vacía y encharcada sólo queda el murmurar de la lluvia.


“Hoy he tenido un día bueno: lo agradezco pero no espero que se repita mañana. O sí. No me importa”
SOSIEGO (antilibro)

16 de abril de 2012

EL OFICIO DE ESCRITOR o POR QUÉ NO FUI A LA FIESTA DEL PREMIO PRIMAVERA
Llevo varios meses trabajando, de modo irregular, en la biblioteca del conde de A. con la pretensión de ordenarla. He encontrado libros increíbles, pero el adjetivo increíble no se refiere sólo al manuscrito de Goya, que probablemente es falso, datado en la época de las pinturas negras, o las cartas, también manuscritas, de reyes, poderosos y prelados; también lo aplico a libros modernos -en la biblioteca privada de mi empleador siguen entrando libros todos los días- como los relatos de infancia de Roald Dahl en los que encontré un párrafo que no pude evitar copiar en el cuaderno que -casi siempre- llevo en el bolsillo. Dado que mi letra es mala y ni yo mismo la entiendo quizá haya algún error de transcripción respecto al texto original. Pido disculpas, por si sucede, y copio: “La vida del escritor es puro infierno en comparación con la de un empleado y su sueldo fijo y su horario fijo. El escritor tiene que obligarse a sí mismo a trabajar, establecer horarios fijos o móviles y vencer la certeza de que si no escribe nadie le reprenderá por ello. Si además es un creador de ficción vivirá entre fantasmas y aprensiones, y aunque se sienta muy seguro de sí mismo nada le garantiza que mañana volverá a tener nuevas y brillantes ideas. Bastan dos horas de escritura para dejar extenuado a un autor de ficciones, y luego viene lo peor: durante dos horas ha sido otro distinto, incluso distinto de nacionalidad, edad y sexo, ha vivido en mundos que sólo existen en su cabeza rodeado de personas que sólo existen en su cabeza. Regresar a la realidad es siempre traumático; y en general la encontrará mezquina y torpe.”
Mezquina y torpe..., y a continuación Dahl justifica el uso o abuso del alcohol para mitigar el sufrimiento que supone el paso de un mundo a otro. Y califica de insensato a cualquiera que piense dedicarse a ese oficio. Aunque, termina, el premio es la libertad absoluta. Enorme premio, opino yo.
Y por lo anterior, chocantemente, pero ahora lo explico, no acudí a la fiesta de presentación del Premio Primavera de Espasa; porque estoy escribiendo algo muy raro y no me llegaba el ánimo para cambiar de mundo, bailar sonrisas y estrechar manos. Sé que lo habría pasado bien, habría visto a amigos, conocidos y extraños, pero -repito- no me alcanzó el ánimo.


“Estoy flojo. Me lo permito. Se descansa mejor estando flojo”.
SOSIEGO, antilibro laxo (ma non troppo)

23 de abril de 2012

DIEZ AÑOS DE PRÓTESIS
Era un chaval David Panadero, Deivid Breadmaker según lo llama Tigre Manjatan, cuando fundó una revista negra y criminal y policíaca; tan deliciosa que no debería haber tenido ninguna posibilidad de vivir. Y no la tenía. Pero tampoco de morir; Panadero es un luchador, capaz de salvar a quien quiere, a lo que quiere. Y lo demuestra ahora, diez años después, Prótesis aún sigue viva, en internet y en papel. Cuatro presentaciones ha hecho para celebrarlo. Yo acudí a la última, y llegué tarde, pero al menos pude ponerme la careta de Daniel Fénix y hacerle una foto (en la que busco el lado oscuro de Breadmaker). Felicidades hermano. Larga vida a Prótesis.

RODEADO DE BUENOS CONVERSADORES
En África era capaz de recorrer doscientos kilómetros de desierto para citarme con un buen conversador. Había buenos conversadores, claro, pero no era fácil encontrarlos. En Madrid el pasado jueves recorrí once paradas de metro, iba entretenidísimo corrigiendo una novela y llegué tarde a mi destino: la presentación del número del décimo aniversario de la revista Prótesis; y como había llegado tarde le dije a Rubén Sánchez Trigos y Lorenzo El Joven que sí, que me quedaba a tomar una cerveza. Vale, sí, otra también. No, no tengo hambre. Bueno, me comeré un sandwich. ¿Con patatas? De acuerdo. ¿Un huevo? Bien, póngale un huevo. Estuve casi seis horas, y la culpa la tuvieron los citados, pero también Jorge y Mario, y la más joven de las editoras españolas en activo. Todos conversadores excelentes. Un lujo inesperado
.



“Mi peor vicio es el soñar despierto”
SOSIEGO, antilibro

UNA LLAMADA DESDE CANADÁ
Acabo de entrar en el metro cuando suena el teléfono; un número que no conozco, una voz que no conozco.
-¿Podría hablar con el señor Javier Puebla?
-Yo soy Javier Puebla.
-Llamo desde Canadá...
y luego un nombre, es una mujer, y una explicación: quieren incluir uno de mis relatos -MAMÁ- en un libro de texto para el estudio del español que se utilizará en múltiples universidades y colleges; como ya sucede, con el mismo relato en Estados Unidos hace bastante tiempo.
La llamada se corta. Intento devolverla pero el servicio de Orange me da error. Vuelve a sonar el teléfono.
-Soy mayor, estoy algo sorda y usted habla muy rápido. El plazo para entregar el libro se acaba hoy y quisiera...
Vuelve a cortarse la llamada. Guardo el teléfono en el bolsillo. MAMÁ fue el primer cuento que publiqué cuando empecé mi vida como escritor profesional. Al día siguiente de salir el libro, colectivo, me llamaron para comprar los derechos para hacer un corto. Días después para traducirlo al inglés, apareció en Spain. Y algo más tarde para usarlo en las universidades y colleges norteamericanos. Un relato que escribí en diez minutos, el número 125 de El año del Cazador de Cuentos. Se ha defendido solo, mejor que los otros 364 relatos de mi libro más buscado, aunque aún inédito. No creo que sea el mejor, pero admiro que no me necesite para seguir existiendo.


“Hasta en su falta de éxito muestra al mundo el mismo coraje indómito”
Demetrio Soter, Kavafis.

EN PRIMAVERA LA NIEVE
Hace sol, una temperatura agradable, pero en el skyline o línea del cielo u horizonte, brillan blancas las cimas de las montañas cubiertas de nieve. Tan bonitas. Así que me subo el coche, y conmigo mi pequeña familia, y conduzco hacia Navacerrada, subo por el puerto que hacía muchos años no escalaba, y llego –llegamos- a la nieve. Mogollón de nieve, cuanta nieve, qué divertida es la nieve. Compramos un simulacro de trineo y el niño, también su madre, baja rápido y divertido por las laderas blanquísimas, y cuando emprendemos el camino de regreso hacia el coche empieza a nevar, a nevar realmente aunque estemos en mayo, cada vez con más intensidad y despiadadamente, el viento despertándose, intentando robarme el sombrero. Resulta lenitivo llegar al bar-refugio, pedir un chocolate caliente, con churros, por supuesto, mientras miro entre divertido y preocupado como una nube se ha posado sobre nosotros, y sigue lloviendo. Ya nada tiene de divertido cubrir el último tramo que nos separa del coche, ni conducir en la niebla. Se agradece llegar al valle, que el sol vuelva, y miro de otro modo la montaña, aún difuminada y perdida en el interior de una nube. De lejos era un dibujo perfecto, de cerca parecía aún mejor, pero estaba llena de trampas. Como el mundo de la literatura, cuando lo veía como lector apasionado: perfecto; y lleno de trampas, como muy bien sé desde que estoy dentro. Sin embargo me gusta pensar que, desde lejos, quien me vea y me lea, pensará que soy uno de los pocos afortunados habitantes de un mundo perfecto.

“Me he cogido por el cuello y me he obligado a estar contento”
SOSIEGO, antilibro.

14 de mayo de 2012

EN UNA TERTULIA SOBRE EL HUMOR EN LA LITERATURA

Me convoca Lorenzo El Joven, junto a un escritor que no conozco -todavía- de nombre Fernando San Basilio. A las cinco de la tarde en la sede de Periodista Digital. Llego a las cinco menos cinco y empezamos a grabar a las cinco cuarenta. No acudo en calidad de escritor sino como editor, para hablar de los libros de mis autores. Al parecer graban en video, compruebo que es verdad cuando entro en la pecera, y luego lo cuelgan en el periódico virtual y en Youtube; pues qué bien. Me alegra ir como editor porque no me considero un escritor gracioso, a diferencia del autor de Ángel Arteaga, autor de Doli Cortés, álbum perdido, capaz de decir cosas absolutamente serias de un modo tremendamente divertido. Sin embargo cada vez que abro la boca se parten de risa no sólo mis contertulios sino también la realizadora, Marina López, a quien acabo cediendo mi sombrero para que ocupe mi sitio en la foto souvenir que tengo la exótica costumbre de hacer y luego pegar en este diarioweb. Como me parece que se ríen demasiado me pongo a comer galletas, en Periodista Digital tienen galletas, mientras ellos hablan. Comer galletas me reconforta. El oficio de escritor es duro, no siempre comemos. Al cabo de media hora regreso a mi casa descontento con mi actuación ante la cámara y con el estómago revuelto de tanto comer galletas. No creo que me vuelvan a convocar, pero si lo hacen comeré menos galletas y diré cosas sesudas sobre el humor en la literatura, sobre todo si me llaman para opinar sobre Nietzsche (y su sutil ironía), Lao Tse (que es un socarrón) o Juan Ramón Jiménez (siempre me ha parecido desternillante). Como es natural bajo ningún concepto ni motivo me pondré a bucear en internet para encontrar el video.


“Los problemas ajenos nunca son importantes; sobre todo si los comparamos con los nuestros”
SOSIEGO (antilibro egoísta y mezquino)

21 de mayo

BAILANDO CON ESTATUAS / BESANDO A LAS ESTATUAS

No fue nada programado, llevaba meses, mogollón, unos seis, sin ver a mi muy apreciado colega el escritor y magnífico showman Ángel A. Ni siquiera -lo juro- sabía que era su cumpleaños y que iba a pagar él los excelentes mojitos que prepara Carlos el cubano en un bareto que hace semiesquina con Pintor Rosales Street. Tampoco sabía que ,cuando nos despedimos y subí a mi coche, iba a encontrarme dos “huchas” municipales aparcadas en cuña en la boca de entrada a la M-30 (salí con bien, tengo cara de abstemio; o le di pena al poli, no sé). El caso es que Ángel tras contarme lo bien que le van los negocios (hemos pensado ponernos juntos en una esquina para pedir limosna) me recordó que justo un año atrás también habíamos quedado y que yo le había disparado una foto cuando le manoseaba una teta de piedra a la Regente María Cristina (la mamá de Isabel II). Casualmente yo llevaba mi cámara con objetivo de cristal Leica en el bolsillo, y como nos habíamos tomado dos mojitos cada uno y la noche era más "tender" que en el título de la novela de Fitgerald le pedí que me demostrase que aún era capaz de saltar la valla metálica colocada por el excelentísimo ayuntamiento para proteger de los bárbaros el conjunto escultórico (faltaba una mano, pero en eso... palabra que no tuvimos nada que ver). E hicimos una fotito, dos... bueno, tres. Pero me supo a poco; mi cabeza ya bullía en planes perversos cuando convencí al señor A. para que me acompañase hasta la esquina donde antaño estaba abierta la heladería Bruin, cruzamos, y disparé unas cuantas fotos más. Sí, lo admito. Fue un día muy divertido.


“Yo tengo derecho a la ira de los justos”
SOSIEGO, antilibro.

28 de mayo de 2012

TODO EL MUNDO ESTABA EN LA FIESTA DE EL MUNDO
Temperatura agradable. Lugar de celebración los bajos del Hotel Fénix, en Colon Square (Mad Madrid). Acudo sin sombrero. No hago fotos. Pienso que nadie me reconocerá sin sombrero, pero no es para tanto: hay quien sí es capaz de hacerlo: Javier Vázquez, Irina Salabert, Ricardo Artola, Recaredo Veredas, Ignacio Amestoy Eguiguren, Eugenia Rico (woman in red), Silvia Pérez Trejo, Matellanes, Leo Berman, Jesús Egido, Eduardo Riestra, Martín Casariego, Eduardo Melón, Laure Merle, Anne Marie Vallat, Horacio Vázquez Rial, los "nadales": Nicolás Casariego, Lola Becaría y David Torres, Viviana Fernández, María Zaragoza, Lorena Moreno, José María Plaza (y las “placets”, por supuesto)... hasta mi antiguo director y jefe en lides periodísticas me reconoció sin sombrero, o más o menos: porque llevaba casi treinta años sin verlo y hablar con él y además -como saben cuantos me conocieron en aquella época- yo no me parezco nada a mí mismo.
Una delicia, un divertimento lenitivo. En el bar de la guerra de las galaxias nadie se siente monstruo; en la fiesta de El Mundo era lo mismo.

“Siempre he preferido torear a salir corriendo”
SOSIEGO (antilibro)

4 de junio de 2012

TRES FIESTAS (Y LOS NOMBRES QUE ME ENCUENTRO)
Es jueves, el último del mes de mayo, y hace un calor que hace sudar hasta a los clavos. Pero yo salgo de casa a patita y andando, porque me espera un juego largo. Tres fiestas. Una detrás de otra o una encima de otra o incluso -y al menos durante una hora- todas al mismo tiempo. Y por eso salgo de casa caminando, para llegar un poco tarde a la primera, un poquito tarde y un poquito cansado, pues hay más de tres kilómetros desde mi Casa Tranquila hasta la Casa Encendida.
¡Radio Nacional de España organiza la primera fiesta! ¿Motivo? Entregan el IV Premio de poesía joven de RNE..., guau. Es en la terraza, menos mal. No dan ni una cerveza hasta que no acaben los discursos, qué horror. Me escaqueo y fotografío la sombra son sombrero que se proyecta sobre los paneles de fondo blanco que acogen una exposición de fotografía en la que -perdón- no me fijo.
Pasemos a la segunda fiesta, no hay tiempo para recrearse en la primera. Esta vez voy en taxi, en el taxi de Vargas Llosa como lo rebautiza Eugenia Rico, en animada tertulia con el conductor, Javier Vázquez y el Joven Lorenzo, alias Rodríguez Garrido. La segunda fiesta la organiza... la organiza Silvia Pérez Trejo da igual quien la pague o la firme. La organiza la estilizada señorita Silvia Pérez Trejo, quien se ha buscado como maestra de ceremonias a la también estilizada y maestra en el arte del saber estar: Carmen Posadas. El pretexto es el premio que se le da al diablo, a Montero Glez (véase columna) por Huella jonda del héroe. En esta fiesta, excepto algún renegado, no hay poetas; miento, en esta fiesta no hay escritores que utilicen como primera máscara la poesía, excepto Alicia González. Lo que sí hay es un enano, un periodista enano que amén de estar trabajando, da al cuadro montado por Pérez Trejo un aspecto velazqueño, tamizado de “movida” por la presencia de Ceesepe y la sobrina de García Alix con un vestido deliciosamente escueto.

No me detengo. A la siguiente fiesta voy también andando. Es la de Mondadori, en el Teatriz. Una delicia que sea la última. Me desmadro un poco: río, bailo, bebo.
Cuando hablo al día siguiente con mi querida amiga Helena Cosano le digo, a boleo, que debí de haber saludado -de fiesta en fiesta- a 200 personas. Sin embargo después de colgar me doy cuenta que exagero, redondeo hacia arriba. Pero cuando llega la noche hago un juego, visualizo a las personas a las que me he ido encontrando, y pongo junto a su nombre un adjetivo o un gerundio, o incluso un sustantivo o un adverbio. Lo hice una vez, en verso y en el colegio, cuando tenía doce o trece años; mis compañeros, curioso, no lo han olvidado.
Pero ponerlo aquí... no sé si es diplomático, porque no todos a quienes me encontré durante las tres fiestas consiguieron -a mi juicio- el aprobado.
Creo que voy a dejarlo en el misterio, en la intimidad cómplice de las hojas de mi cuaderno negro, no vaya a ser que si hago pública la lista alguien se forme de mí una imagen más rompedora de lo que me gustaría y pretendo.


“Nadie se ha portado tan mal conmigo como yo mismo. Y sin embargo...”
SOSIEGO (antilibro)

11 de junio de 2012

AUTORRETRATO EN UN AUTOBÚS SIN PASAJEROS
A veces lo hago, no sólo cuando voy en transporte público. También puedo pararme en el garaje, buscar una sombra o una luz, y apoyarme en la pared sucia o sobre el capó de un coche. Luego convoco a uno de mis amigos invisibles predilectos, a Daniel Fénix, y le pido que me haga un retrato. ¿Qué busco al hacerlo? En primer lugar el placer del juego, y la posibilidad de convocar a alguien que aprecio, a Dan, y que sólo existe en mi cerebro. Pero también hay un punto de curiosidad, porque rara vez me miro al espejo antes de salir de casa para comprobar si el disfraz que me he puesto es malo o bueno; y la imagen en la cámara me sirve para ver si he conseguido enmascararme, o desenmascararme, de modo suficiente. Aunque en algunas ocasiones ni siquiera miro la foto: me importa un bledo. Así sucedió en el autobús de la línea 37, una noche en la que yo era el único pasajero.

DRAGÓ, BRILLANDO CERCANO, Y HUYENDO
A la entrada de la fiesta, como una columna móvil, hay un hombre de chaqueta amarilla o cruda, con una camiseta roja, bebiendo, charlando, saludando, sonriendo, en perpetuo movimiento. Es Dragó. Lo veo y pienso que no se quedará mucho tiempo, es más bien tarde para él, equilibrista de hábitos tempraneros. Pero una hora después sigue en el mismo sitio; y aguanta hasta el final, hasta que acaba la fiesta, y aún le sobra la energía para bajar a pie los cinco pisos de escalera y regresar caminando hasta su casa; y es ese el momento, porque no soy perezoso y en eso nos parecemos, en el que le digo “te acompaño si quieres, y charlamos”. Me encanta hablar mientras ando, es perfecto. Como perfecto es el momento de Fernando Sánchez Dragó, que una vez más en su vida ha dejado embarazada a una chica y el instinto le pide que escape, que se fugue, que salga huyendo, que se vaya el último de las fiestas, que aproveche un cruce con un amigo para charlar por el mero placer de hacerlo. El momento me recuerda, me hace pensar, en cuando yo conversaba con su hijo: Alejandro, al salir de la redacción del periódico Diario16, hace ya... bastante tiempo. Hablamos de gatos, de mujeres, de suicidios, de literatura, de valentías y miedos, de drogas, de hazañas y de sufrimientos. Lo dejo en la puerta de su casa. Una alegría verlo tan joven y fuguista. Contento.


“Estaba intranquilo y ayer -por la tarde- me tomé un lexatín; hoy -por la noche- me ha hecho efecto”
SOSIEGO (antilibro relajante)

18 de junio de 2012

EL MEJOR MOMENTO DEL BAILE
Marta, mi ahijada, baila en la obra que se celebra en su colegio con motivo del fin de curso, y todos acudimos a verla: abuelos, tíos, primos, padrinos... Pero su número es de los últimos y aprovecha la circunstancia para citarse con su madrina en la puerta de artistas del teatro, y ya que está afuera, en compañía de otra bailarina vestida como ella con tutú y un body de color turquesa, corren por la calle y cruzan de acera para comprarse una golosina que les endulce la espera, y regresan -otra vez corriendo, casi sin pisar el suelo- atravesando las calles, tan felices y ligeras..., un toque de color moviéndose sobre el gris de los adoquines y el asfalto, que se ilumina, convierte en escenario, y la imagen que espontáneamente logran -Marta y su amiga- es tan hermosa que ya da igual lo que hagan, lo que bailen, los aplausos y bravos que recogerán luego, pero que ya merecen y se han ganado, con su alegría espontánea, capaz de la magia que -ante mis ojos- convirtió la ciudad cotidiana en un lugar mágico.

SUSANA MARTÍNEZ ME PINTA UN CUADRO
Entre los Tripulantes que logran mantener a flote mi “Barco de los Martes”, están Ester Penas y Maricruz Manzanares, y el autor de la excelente novela Siniestra Josy: Alexis Hernández, pero también la pintora y escritora, en crecimiento y cada vez más inspirada, Susana Martínez, que hace días me dijo iba a pintarme un retrato y sonreí, pensando que sólo era una buena intención, una idea, hasta que la semana pasada apareció con una bolsa elegante, y dentro de la misma había un óleo con margaritas y montañas y un bonito sombrero bajo el cual estaba mi rostro, o como ve o interpreta mi rostro Susana Martínez; y se lo agradecí tanto. Amo tanto las imágenes, me encantan que me pinten o dibujen, feo o guapo, gordo o delgado, triste o bailando. Y hace tiempo que nadie me dibujaba, desde que el gran Montxo Dixie me tomó como modelo para convertir en personaje de cómic a Tigre Manjatan. Lo celebré y disfruté como si Picasso hubiera resucitado sólo para retratarme, meterme en el interior de un cuadro. Gracias Susana, por el precioso regalo.

Javier Puebla entre las flores by Susana Martinez

“A las cuatro de una tarde nos separamos, por una semana solamente… Jamás pensé que duraría para siempre”
Kavafis, El sol de la tarde

25 de junio de 2012

AMPARO BALIÑO, LEYENDO
Dos años lleva Amparo Baliño, la ganadora del I Premio de Narrativa Gavia Blanca, trabajando en su actual novela. Dos años durante los cuales nunca deja de visitar mi barco literario e imaginario de los miércoles para leer en voz alta, ante sus colegas escritores y tripulantes, el nuevo capítulo correspondiente de su obra. Cuando escribo esto la novela ya está terminada, ahora sólo queda acecharla, revisarla, buscar posibles errores y preservar con mimo y cuidado los aciertos. Pero no quiero ahora hablar de la nueva y excelente novela de Vampi Baliño, sino de lo que sucedió hace unas semanas, mientras leía.
Estaba leyendo, y sin dejar de hacerlo echó una mano hacia atrás que buceó en el bolso colgado del respaldo de la silla y pescó su teléfono móvil. Me extrañó el gesto; siempre lee tan concentrada. Pero quizá estaba esperando una llamada importante, así que no hice demasiado caso, continué escuchando las andanzas de Lope y de Ángela, intentando que no me distrajesen las continuas miradas de Amparo a la pantalla del teléfono. ¡Debía de estar esperando algo muy importante!
Y en efecto, estaba esperando que en su novela sonase una canción para pulsar un botón en el momento exacto y que todos pudiéramos escucharla con la misma claridad que sus personajes. Fue un sorprendente golpe de teatro, y algo más: diría que mágico.

COMO UN CUADRO ANTIGUO EN MOVIMIENTO
El fondo de la imagen carece de época o tiempo, es la senda perfecta que atraviesa el valle de los reyes, lugar por el que paseo siempre que puedo, incluso una tarde calurosa de junio cuando ya queda poco más de una hora para que empiece el partido de fútbol entre España y Francia. Veo de lejos a las tres figuras, caminando. Al parecer ando más rápido que ellos, pues las figuras se van haciendo grandes, y ya en el centro distingo a quien evidentemente es una mujer joven, flanqueada por un hombre y una mujer viejos. Luego les adelantaré, y escucharé como les llama abuelos. Pero durante unos minutos refreno mis pasos, reduzco mi ritmo, para mirar a la chica, como se mueve su pelo, la tela de su vestido, el tono dorado de sus piernas desnudas. Y me olvido de cualquier cosa o pensamiento, sólo soy una figura –secundaria e invisible- en el interior de un cuadro en movimiento.

“¿Triunfar? Me conformo con no palmar”
SOSIEGO (antilibro vivito y coleando)

2 de julio de 2012

ESTER PENAS, CALIGRAMA Y RETRATO
Me lo trae el último día del curso, del trayecto literario que ha durado nueve meses a los que llamamos “un año”. Ester Penas, la tripulante más joven de mis barcos imaginarios, capaz de una prosa límpida y deslumbrante. Lo trae junto al último capítulo del libro que en los próximos meses publicará -proudly, como diría un publicista americano- ediciones Haz Milagros. Hace varias semanas vino Ester al barco con el Coliseo delineado con palabras, y ante mi fascinación, y por iniciativa propia -o quizá se lo pedí (no soy tímido; tal vez hasta soy descarado)- como cierre del viaje apareció con el último capítulo de su libro, dos tarrinas de helado y un caligrama en el que también había un retrato. Los caligramas superan a los dibujos en el desafío que supone descifrarlos, y admito que aún no he logrado entender todas las palabras, leer las frases, saborear su concreción o no significado. Un dibujo, una imagen creada no por una máquina sino por una mano, es para mí, y lo he escrito y confesado otras veces, el mejor regalo.

JOSÉ Y ANA MARÍA
Mi prima Ana María, prima por matrimonio pues es la esposa del más querido de mis primos segundos: José, llamó a mi mujer hace unos días para comunicarle que había logrado aprobar la oposición a la que se había presentado; nos invitaba a cenar para celebrarlo. Y, en efecto, cenamos (en un sitio secreto y mágico) y dimos un paseo y charlamos y felicitamos a Ana María por su éxito, tan oportuno y difícil, en un tiempo en el que las oposiciones ya no se están convocando. Pero yo, al mirar a mi primo, vi el esfuerzo que había hecho, capaz de estar junto a su esposa cuando ella lo necesitaba, capaz de volverse invisible o transparente cuando era lo oportuno y necesario, durante muchos, muchísimos días, todos los que se necesitan para formar un año. Y por eso estoy escribiendo estas palabras: para felicitarlo y aplaudir su calidad como marido y ser humano. Como felicito y aplaudo a cuantos, en una pareja, son capaces de apoyar de verdad, con esfuerzo y en silencio, a quienes están a su lado.

“Quien no es capaz de ver la realidad sólo puede regirse por las normas de su propio soñar”
SOSIEGO (antilibro)

9 de julio de 2012

CON MARÍA LUISA SANZ Y JOAQUÍN CAPA EN SU ESTUDIO MARAVILLOSO

Los conozco hace diez años, no los veo todos los días, pero siempre que me reúno con ellos el encuentro -de un modo u otro- tiene un brillo excepcional. Me invitan a cenar una de las primeras noches de julio, en su maravilloso estudio de la calle Vargas; un antiguo garaje dividido en dos plantas, en la de arriba está Capa, en la de abajo: Sanz. El calor respeta el estudio de María Luisa y Joaquín, un microclima en el que jamás he llegado a sudar. Cuando me inventé la Jaula-Tarjetero del Cazador de Cuentos, un objeto literario-artístico, ambos me aportaron sus mejores ideas, y sin su colaboración el objeto nunca habría sido ni tan bonito ni tan especial. Pero no sabía que María Luisa, descarada facilidad para dibujar, había estado jugando con los relatos para ser impresos en tarjeta de visita y utilizándolos como inspiración para sus diarios gráficos; lo supe hace dos o tres años: María Luisa, con motivo de una cena, me trajo escaneados varias páginas. Sin embargo hasta el pasado jueves no había visto el cuaderno original. Flipé. Las texturas, la imaginación, los comentarios... Y precisamente a causa de uno de sus comentarios, el referido al relato Gato negro:

estoy escribiendo esta entrada en mi diarioweb, y voy a hacer caso a la sugerencia de María Luisa Sanz y hacerle un nuevo giro, al menos para esta ocasión, al final. Ahí va:

GATO NEGRO (versión para María Luisa Sanz)
Siempre que veo un gato negro me ennegrezco y afelino, corro, salto y hasta vuelo -si es necesario- para cruzarme con él; y traerle buena suerte.


“Un cuento es una respuesta salvadora”
RICHARD FORD

 

16 de julio de 2012

PANTANOS

Conduzco por carreteras secundarias con las ventanillas bajadas, no funciona el aire acondicionado, camino de los pantanos. Voy en busca de Max, que ha pasado dos semanas en un campamento de verano. Al llegar, y no es demasiado fácil, lo encuentro más alto, delgado, y con la mirada sucia de cansancio. Me gustaría llevármelo a casa de modo inmediato, pero el ritual aún no ha terminado, hay que asistir a los bailes y al teatro, conversar con los otros padres quienes, igual que yo, se sienten tímidos y desplazados. Los profesores y cuidadores contentos, satisfechos del trabajo que han hecho y aún más satisfechos de que ese trabajo haya llegado a su fin, y poder separarse y librarse de los maravillosos y pequeños bárbaros. El pantano es bellísimo, alguien me dice que está prohibido bañarse en sus aguas desde hace varios años. Entre el agua y mi mirada cuelgan grandes sábanas de color azul, y eso me recuerda el único día -en las dos semanas de campamento- que pude hablar por teléfono con Max; me dijo que se habían pasado el día haciendo la colada y estaba agotado.
Luego hay que conducir hasta Madrid, cincuenta kilómetros de carreteras estrechas y sin apenas tráfico antes de alcanzar en la autopista, el sudor en la frente, sintiendo en mi corazón los sentimientos encontrados del niño, las ventanillas bajadas, un momento de inseguridad injustificada al atravesar un viaducto, y por fin nuestra casa, poder reducir a un pensamiento la realidad del pantano.


"La acción alimenta la esperanza"
SOSIEGO, antilibro.

23 de julio de 2012

LOS CURSOS DE VERANO DE EL ESCORIAL
Paso un par de días, de tardenoches para ser exacto, por el FelipeII, con motivo de los cursos de verano de El Escorial. Pero nada puedo decir ni contar, de momento, en este diarioweb. Mis protectores han insistido mucho en que debo guardar silencio, mantener el misterio. Obedezco, y lo mantengo. El misterio.

 

“Me voy a dejar unos días en barbecho, como si fuera un campo”
SOSIEGO (el antilibro que me alimenta y voy sembrando)

30 de julio 2012

MÁGICA REAPARICIÓN DEL MAGO
En este juego peculiar que es mi diarioweb, en el que -más o menos- cuento mi vida y la dejo a la vista de amigos y enemigos y extraños, El Mago es un personaje que –tanto aquí como en los artículos o columnas para los periódicos- va ganando presencia e importancia. Ya la semana pasada, cuando hablaba de los cursos de verano de El Escorial y la petición de mis protectores de no hablar demasiado claro, mantener el misterio, su sombra inspiraba y velaba –de alguna manera -mis palabras; ese es el modo de actuar de El Mago, sutileza y nunca forzar nada. Lo bauticé así en honor a la novela del mismo título firmado por John Fowles, y creo que acerté con el nombre, como prueba su tan discreta como mágica reaparición en mi vida el pasado jueves, apenas cuatro horas después de que hubiese colgado el teléfono con una de sus más brillantes colaboradoras (las chicas guapas e inteligentísimas que siempre rodean a los magos), y me dijese a mí mismo que tenía que llamarlo y quedar con él. Entonces él, simplemente, apareció. En mitad de una tormenta, por supuesto: en el Necromicón está escrito que los rayos nacen de los dedos de los magos. Y apareció en un lugar al que él no nunca visita y yo de modo muy esporádico: los restaurantes de la Casa de Campo; al menos hacía cinco años que no entraba yo solo en el Urogallo para pedir una cerveza, y acababa de pedirla cuando estalló la tormenta y el consiguiente y fascinante espectáculo. Pasé un rato formidable zampando aceitunas, bebiendo sorbitos de cerveza y fotografiando el viento, la lluvia y el cielo morado. No sabía si me iba ya o no, soy improvisador, pero sí que me estaba acercando -¿para pedir algo más?- a la barra; y junto a la barra estaba el Mago, apenas mojado. Como es natural, y natural le parecerá a cualquiera que nos conozca a ambos, nos saludamos como si nos hubiéramos citado. Y pedimos un par de cafés, acompañados por sendas raciones de leche frita. Y estuvimos larga y placenteramente charlando. Faltaban menos de veinticuatro horas para que se clausurasen los cursos de verano de El Escorial, dentro de cuyo marco conocí al Mago hace tres o cuatro años. Cuando terminamos de ponernos al día, y esto tampoco me parece raro, y levantamos la vista: la tormenta había cesado.
Regresé hasta El Escorial, a bordo de mi viejo y duro Volvo, con las ventanillas bajadas y canturreando conjuros blancos e incoloros ensalmos. Porque siempre me devuelve el amor por la vida y la fe en el ser humano, encontrarme con El Mago.


Feliz verano para todos los lectores de este humilde, y juguetón (siempre) DIARIOWEB.

“La generosidad no se puede exigir”
SOSIEGO (antilibro)

27 de agosto de 2012

EL GRUPO DE BROOKLYN, REUNIÓN AGOSTO 2012
Febrero. Nieva. En Nueva York nieva. Acabo de regresar con Fermín Cabal desde México: allí no nevaba, allí hacía sol. Sobre todo en Acapulco adonde me fugué en solitario, alquilé un Bugatti plateado y pasé una semana divirtiéndome ampliamente. Pero ya estoy de vuelta en Nueva York, en la casa de Fermín en Montague Street. Achero Mañas también acaba de llegar a Nueva York, procedente de España. Su hermano Federico Mañas y Eduardo Lago se suman a la reunión. Es de noche. Nieva en Nueva York. Nieva en Brooklyn. ¿Por qué no bajamos a hacernos una foto con la nieve al Promenade, el mejor lugar del mundo para ver el skyline de Manjatan? ¿Por qué no? Sí. Bajamos. Trípode incluido para la máquina polaroid. Cuando el flash se dispara un copo de nieve tapa la cara de Lago. Acaba de nacer el grupo de Brooklyn. Esa cara tapada por la blancura de la nieve nos permite cambiar un miembro a voluntad, y a veces es Carlos Madrigal o Jose, su hermano, pero también Gonzalo, o Pilar o... nosotros elegimos. O somos elegidos. Por cuatro chicas encantadoras en la última reunión, hasta la fecha, del grupo de Brooklyn, que nació en Nueva York en 1988, bajo la nieve.

El grupo de Brooklyn,2012.Javier Puebla, Federico Mañas, José Luis Madrigal, Fermín Cabal. Cata, Pilar, Ana y Paloma.
El grupo de Brooklyn, 2008. Javier Puebla, Federico Mañas, Fermín Cabal, Carlos Madrigal, José Luis Madrigal

El grupo de Brooklyn, 2006. Fermín Cabal, Carlos Madrigal, ?, Eduardo Lago, Achero Mañas, Andrea, Paloma, Javier Puebla, Federico Mañas, José Luis Madrigal.

El grupo de Brooklyn, 2010. Federico Mañas, Achero Mañas, Javier Puebla, Fermín Cabal, Carlos Madrigal.

Grupo de Brooklyn, en la buhardilla de Federico MAÑAS, alrededor de 2005

El grupo de Brooklyn, 1988 (la fundación). Federico Mañas, Copón de nieve, Fermín Cabal, Achero Mañas, Javier Puebla.

 

“Me conformaría con aprender a conformarme con lo que tengo”
SOSIEGO (antilibro inconformista, ma non troppo)

3 de septiembre de 2012

EL ESCRITOR VENEZOLANO ALEXIS HERNÁNDEZ GANA EL GAVIA BLANCA

En mi calidad de director editorial de Haz Milagros me toca coger el móvil y llamar al escritor venezolano Alexis Hernández para comunicarle que un jurado formado por Amparo Baliño, Agustín Lejarreta, Germán Zamorano, Ester Penas y yo mismo, hemoss decidido por unanimidad el II Premio de Narrativa Gavia Blanca, convocado por el taller 3Estaciones y la Editorial Haz Milagros que tendrá el placer y el orgullo de publicar en breve la novela ganadora: DESHOJANDO MARGARITAS, un trepidante cruce de folletín y thriller que cuenta en paralelo, en un alarde de habilidad narrativa, la historia de Marga, una mujer presa por asesinato, y Rita, una recién casada con un cacique despótico, ambas arropadas por una cuidada corte de personajes secundarios. Imposible no quedarse enganchado al leerla, y también imposible adivinar el final.
Reitero desde este diarioweb mis felicitaciones a Alexis Hernández; estoy deseando editar el libro y presentarlo en sociedad.


 

“Jamás se ha escrito ningún libro completamente satisfactorio, que sea móvil y variable y eterno como el mar o el campo o una mujer o un hijo o un sueño. Por eso sigo, seguimos, escribiendo”
SOSIEGO (leí la idea en algún sitio, pero como no recuerdo dónde ni de quien era, la he reescrito)

10 de septiembre 2012

REGRESANDO A MAD MADRID
Regreso a Mad Madrid, tras un par de meses de ausencia. Regreso a Mad Madrid y la encuentro entristecida, menos móvil que en mis recuerdos, un poco más agresiva. Es sábado, y mi pequeña familia prefiere quedarse en casa, pero a mí me llama la calle, como me ha llamado siempre, y yo la respondo, como la he respondido siempre, y bajo a caminar con las baterías recargadas, con mi suficiente alegría y la vocación de contagiársela a quien se encuentre o cruce conmigo, con mis personajes y heterónimos sobrevolándome como fantasmas-guardaespaldas. A mi derecha está el Tigre, Tigre Manjatan, que esta temporada va a intentar mezclarse con los reales, con los seres de carne y hueso, y Traum, unos pasos atrás, deseando que aparezca algún peligro para demostrar que puede comérselo, Alberto Delgado mirando al suelo, Daniel Fénix: haciendo marcos con los dedos en los que atrapar fotografías que no disparamos, Ram Rendell imaginando que baila y hace una película de las nubes que se oscurecen en el cielo, y León, sobre todo León, mi mejor y más cercano amigo en este momento, el Cazador de Cuentos, a quien cada noche presto mis dedos unos minutos para cazar relampos. Estamos todos, dispuestos a multiplicarnos, a llenar cualquier posible vacío de la realidad con la potencia de nuestros sueños.
Hi, Mad Madrid. Venimos a dibujarte una sonrisa nerviosa en el Manzanares empiscinado, a hacerte cosquillas en la M-30, a patearte la Gran Vía y saltarte en Nuevos Ministerios. Estamos aquí de nuevo, amada y odiada ciudad. Hemos vuelto.

HAZ MILAGROS
Era la frase que rebotaba en mi salvapantallas cuando estaba en Dakar. Es un cuento protagonizado por Javier Panizo. Es el nombre de la editorial que ahora dirijo, y en la que acabamos de enviar a imprenta dos libros magníficos: Gui-ller-mo (de Agustín Lejarreta Lobo) y El exotismo ilustrado (de Ester Penas González). Que vayan a existir ya tiene algo de milagroso; pero ahora me quitaré el sombrero y miraré dentro para ver si está allí dentro la magia que me permita –suficientemente- venderlos.

“Para el trapecista la humillación de la red es otra forma de muerte”
(SOSIEGO, antilibro sin red y a muchos metros del suelo)

16 de septiembre de 2012

REENCUENTRO CON EDWARD HOPPER
Lo conozco desde siempre, uno de mis pintores favoritos. Pero no había visto sus cuadros hasta Londres, hace unos pocos años; largas horas esperando, en compañía de mi chica, en las terrazas de la orilla del río. Mereció la pena la espera, por supuesto, fue fantástico. No imaginaba que sus cuadros, un lustro después, viajasen hasta mí, a cinco minutos de casa en metro. Un regalo. Pero pasaban los días y no iba al museo. El final de temporada fue complicado y muy denso, luego se cruzó el verano y ya sólo quedaban unos días para que en el Thyssen desmontaran el chiringuito.
Así que es casi lo primero que hago cuando regreso a Mad Madrid, el lunes, acudir al museo. Me encuentro con un guarda echándole el candado a la puerta. “Los lunes cerramos a las siete”. Espléndido. Regreso el martes, a la misma hora más o menos; bien, el museo hoy sí está abierto aunque hay una cola de personas enorme esperando para comprar la entrada, pero eso no debería ser problema para mí: tengo un pase de prensa. Acudo al mostrador donde está mi amigo Iñaki, con mi documento y una sonrisa de hombre contento. “Los periodistas sólo pueden visitar la exposición a mediodía”. Espléndido. Regreso al día siguiente y esta vez sí que entro. Demasiada gente. Pero allí están los cuadros, no todos pero sí bastantes de mis favoritos. Me quedo casi una hora; escribo un par de cuentos inspirándome en los grandes óleos, silueteo algunos con mi rotulador negro de punta extrafina sobre el papel blanco de mi libreta. Cuando salgo no veo Madrid, sigo viendo a Hopper: una chica usando el móvil sentada en el alfeizar de una ventana de piedra. Es como en uno de sus cuadros. Intento fotografiarla sin que se de cuenta, pero me ve y se levanta. Me acerco, disculpo y explico. Ella vuelve a sentarse, posa para mi cuadro. Se lo enseño. “Sí, tiene algo de Hopper”, me dice amable y sonriendo. Es entonces cuando por fin salgo del mundo de Hopper y regreso al mío, persiguiendo mi sombra con sombrero que la luz del final de la tarde ha hecho larguísima, ideal para el viejo juego de cazarla, con la cámara, mientras trepan por una pared o se desparrama, enorme, sobre el suelo.


¿CUÁNTO VA A DURAR MI MATRIMONIO?
Es uno de esos test que nunca se me ocurriría hacer, pero sucede que tengo tiempo, y que el tema no me es nada ajeno: ya han recibido en el pecho muchos amigos y amigas el disparo del divorcio. Así que respondo a las preguntas y voy sumando números con un boligrafito. “Lleva usted muy poco tiempo casado, es lógico que aún esté tan contento, pero ya verá, ya verá, cuando pasen los años”. Me toma por un recién casado, el estúpido test. A mí, que llevo dieciocho años de matrimonio. Me siento como el más pringado de los pringados. Arranco las páginas del test con los numeritos a bolígrafo y las tiro a la basura. Mejor que nadie se entere, pensarían -¡dieciocho años y los test me toman por un recién casado!- que soy un inmaduro, un pobre ingenuo.


“Qué interesante e inspirador es no fallarle a los demás”
SOSIEGO (antilibro)

24 de septiembre de 2012

CON MIS ESCRITORES EN SANTOS DE HUMOSA
De izquierda a derecha: Germán Zamorano Fuentes, contramaestre del taller 3Estaciones y director de diseño de Haz Milagros ediciones, Mara Mugueta, autora de Punta, Alexis Hernández: Siniestra Josy y Deshojando margaritas (II Premio de narrativa Gavia Blanca), Ester Penas, cuya novela El exotismo ilustrado se presentará el próximo 15 de octubre en el Real Club Canoe junto a Gui-ller-mo, obra del escritor situado a la derecha de la foto: Agustín Lejarreta Lobo.
Nos había citado Germán, que vive en el cerro donde se alza Santos de Humosa, para cenar, hacer planes, hablar de literatura y soñar despiertos. Desde el jardín de su bonita casa se veía Mad Madrid, enrojecido como si estuviera ardiendo por efecto del sol que descendía a velocidad casi otoñal sobre los edificios de la ciudad.
Una velada deliciosa, promesa de un curso en el que –prometo- no pasaremos desapercibidos.

German Zamorano, Mara Mugueta, Alexis Hernández, Ester Penas, Agustín Lejarreta Lobo

SOBRE LAS CARAS DE LOS NIÑOS
Sólo había asistido una vez, hace cuatro años, a la cena que con carácter anual convocan mis compañeros de curso en el colegio del Pilar. Pero este año podía y quería ir; y lo hice. Amén de pasarlo muy bien, que era lo previsto, lo más impactante e interesante para mí era ver a los niños que conocí, con quienes compartí alegrías y miedos y muchas primeras experiencias. Cuando me tendían la mano escudriñaba sus caras buscando al niño, y encontrándolo siempre. Lástima no ser un buen dibujante, y partiendo de las fotos de fin de curso ir trazando las líneas que actualmente enmascaran sus rostros primigenios, las líneas que cuentan –sin mentiras- la historia de sus vidas.

“La energía nerviosa / siempre tirando / de mí / hacia arriba / o hacia abajo”
SOSIEGO (antilibro)

1 de octubre 2012

ME LLEVO UNA SILLA DE CASA DE GURIDI
Es lo que tenemos los tipos como yo, que nos invita a cenar un compañero de colegio transmutado en estrella del cine y la televisión en la categoría de director, y nos llevamos una silla. Claro que debo decir en mi defensa que es una silla pequeñita, y que fue Luis quien me la ofreció cuando ya me iba con la barriga contenta y el cerebro aún más. “Qué cosa más bonita, me encanta”. “Llévatela, es tuya”. Mientras yo aceptaba y no aceptaba Marisol, su mujer, dijo medio en broma “son doscientos cincuenta euros”, pero yo sabía que Guridi no iba a hacerme pagar por la silla, que ahora tengo en el anaquel central de la librería de mi despacho, ya he dicho que era pequeñita, en un lugar de honor, sobre una peana de onix, y la estoy mirando mientras escribo, con su fondo rojo, porque no es una silla que pueda utilizar para sentarme yo, ni siquiera para sentar al muñeco de lego que me regaló mi hijo, porque está dibujada o –aún diría más- pintada, presidiendo un lienzo diminuto de siete por siete centímetros, cuya posesión me hace feliz, como me hace feliz que mi mejor amigo del colegio siga siendo un genio, como lo era cuando lo conocí cuando éramos niños, y como lo ha sido siempre, y –espero y deseo- siempre lo será, por los siglos de los siglos... guridiamén.

Guridi-Luis-Silla negra sobre fondo rojo.

EDITANDO LIBROS
Si nada se tuerce el próximo día 15 de octubre a las 19,30 presentaré los dos nuevos libros de Haz Milagros ediciones en la sala del Club Canoe, Pez Volador 30. El debut de dos autores poderosos y distintos, Agustín Lejarreta Lobo y Ester Penas González; pero como insistiera el encargado de los asuntos culturales del club, el gentil caballero Juan Corredera, que también debería haber algo mío, decidí ampliar la oferta del show con el lanzamiento de la nueva colección de bolsillo, que comenzará con Pequeñas Historias Africanas, el libro más agradable que –dicen los lectores- hasta la fecha he escrito. He tenido que forzar un poco la máquina, hacer trabajar a destajo a mi diseñador y maquetista, meterle prisa a la imprenta, y pasar mi inevitable ración de nervios; pero parece que estará todo listo para el día 15. Haremos teatro sobre la tarima, como nos gusta y dvierte, y compartiremos cervecitas y canapés con cuantos vengan a vernos; quien lea esto puede darse por invitado, porque -queridos niños y niñas- no olvidéis nunca que es un placer compartir los buenos ratos
.


“No se puede ser esclavo y libre a la vez; excepto en la ficción o en la locura”
SOSIEGO, antilibro.

8 de octubre de 2012

PREPARANDO EL SHOW
Me paso horas con mi amigo el diseñador Montxo Dixie, mucho más paciente y perseverante que yo a la hora de hacer el diseño de “el cuento para ser impreso en tarjeta de visita” que en edición firmada y numerada daré a los asistentes al chou –una presentación es ante todo un chou- del próximo lunes 15 de octubre, día de Santa Teresa. Lo que ya no está tan claro es que vaya a presentar la nueva colección de bolsillo con PEQUEÑAS HISTORIAS AFRICANAS, porque podría suceder –el diablo no lo quiera- que no llegasen los ejemplares a tiempo de la imprenta; me pasé la mañana del viernes arrastrándome por el interior de las estrechas e incómodas líneas telefónicas, suplicando clemencia –y rapidez- a mis impresores. (A Santa Noelia me encomiendo).

-¡Dios! ¿qué me pasa? ¿De dónde ha salido esta contractura?
-De tus nervios, muchachito, por meterte en camisa de once varas, jugar a editor.
-¿Y el cansancio?
-Eso no es cosa de nervios, más bien de que estás abusando del frasco...
-¿Yo del frasco?..

Mejor no sigo con esto que resulta un poco idiota discutir con uno mismo. En cualquier caso, y en mi absoluta modestia, me estoy moviendo como hacía tiempo. Y cansa, sí, y aparecen contracturas, también, pero ¡ay! cómo me divierto.


“Lo peor no es trabajar, lo peor es pensar que tienes que hacerlo”
SOSIEGO (antilibro perezoso)

22 de octubre 2012

EN EL CANOE CLUB
Era demasiado grande para reventarlo, a pesar de que conseguimos convocar a más de ciento cincuenta personas. Juan Cruz, el escritor y editor, siempre elige para presentar sus libros espacios pequeños, en los que haya que estar codo con codo y se sude y hasta cueste respirar (quizá, esto último, no sólo para subrayar la sensación de éxito, sino como un homenaje o un guiño al asma que sufre y padece desde niño). El Canoe Club siempre es generoso conmigo. Vendimos muchos libros, nos dieron todas las cervezas y canapés que quisimos, y el ambiente –de satisfacción general- era magnífico.
Pero el pequeño triunfo ya es pasado. Haz Milagros ediciones ya está pensando en los nuevos libros que se ha comprometido a alumbrar antes de navidad. Que no pare el espectáculo, la magia de ayer no mantiene vivo hoy a ningún circo.

Agustin Lejarreta Lobo + Javier Puebla + Ester Penas González, en el Canoe Club, presentación Haz Milagros ediciones octubre 2012

Público en el Canoe Club presentación Haz Milagros Ediciones octubre 2012

PASEANDO CON AMIGOS
El martes día nueve, cinco días antes de que se convirtiese en el centro de todas las miradas del mundo literario al ganar el Planeta, estuve dando un largo y agradable paseo nocturno con Lorenzo Silva. Y el martes dieciséis me cité con Lorenzo Rodríguez Garrido, el otro Lorenzo, alias Lorenzo El Joven, también por la noche, y también paseamos y hablamos de literatura y de proyectos y bebimos cerveza (yo) y agua (él), y nos metemos en un antro lleno de polis y taxistas, y nos divirtió y encantó vernos, como siempre sucede cuando somos capaces de forzar un encuentro. El jueves el paseo fue diurno, después de comer en un japo, con mi colegazo Mat, Miguel Ángel Rodríguez Matellanes, a quien tenía muchas de ganar, por variados motivos, entre otros: enseñarle los libros de Haz Milagros Ediciones, y escuchar su opinión y consejo. “El tibio sí de un sabio vale más que el aplauso del vulgo”, y “ese tibio sí” me lo concedió Miguel Ángel; vamos por el buen camino.
-Antes el diario (refiriéndose a este diarioweb) era más sobre la vida literaria, y ahora se ha vuelto más íntimo.
Tenía razón, pero ha ido saliendo así y la clave es ser espontáneo, sincero y auténtico (o eso creo), pero me esforzaré en sacar más caretos de escritores y lugares literarios, sobre todo de lo que podría llamar “mis personajes de no ficción”, porque es evidente que en este diario sólo hablo una y otra vez de unos pocos: los ya mencionados más arriba, y Marchamalo, Luis Alberto de Cuenca, Herralde, Helena Cosano, Viviana Fernández, Jorge Díaz, Javier Márquez, Pedro de Paz..., caray, son un montón, mejor dejo de enumerarlos y pongo voluntad para volver a recuperar su presencia y protagonismo en este diario.

“Tengo que vigilarme para no exceder mis fuerzas; el sprinter hermanado con el corredor de fondo”
SOSIEGO (antilibro)

29 de octubre 2012

ENREDANDO EN GETAFE NEGRO
“Puebla, siempre tienes que dar la nota”, dice Silva; pero lo dice sonriendo, porque ya está acostumbrado a mí, y sabe que me retrato con los maniquís, le digo piropos sólo a las mujeres que me parecen guapas (por fuera o por dentro) y además, siempre que puedo: fotografío a los fotógrafos.


El día del Cervantes, donde presidí o coordine la mesa que inauguraba el festival fui bastante modosito y realicé mi trabajo de la forma más eficaz posible (opino), pero en la comida, y a pesar de que solo libé unas copitas de vino, me sentía más contento: había muchos amigos y gente que me cae bien: Laura Muñoz Hermida (búscala si necesitas un buen fotógrafo), Pedro, Esperanza, Gelu, Pilar, David...,

y también Angel Juristo, Pavel Kohout, Manuel Florentín, Juan Bas, Eduardo Mendoza (a quien conocí en un ascensor hace una década larga en Nueva York y con quien no había charlado desde entonces), Ana Gavín, Ramón Pernas...

Bueno, que había mucha gente de esa que me hace sentir que el mundo es un lugar del que yo formo parte; por eso me permití enredar, y divertirme como el célebre jefe sioux Cuervonegro. (Más valía que lo contase yo, porque se nota demasiado en las fotos del festival de Getafe negro en las que aparezco). Gracias a los "cuervos blancos" por contar conmigo: creo que soy el único escritor, ajeno a la organización, que ha participado en todas las ediciones. ¡Éxito!

Eduardo Mendoza, Javier Puebla, Lorenzo Silva. By Fenix, copyright.

Entre Planetas..., no hay dos sin tres. Eduardo Mendoza, Javier Puebla, Lorenzo Silva.

Juan Bas y Manuel Florentín

Juan Bas y Manuel Florentín, posando a lo Bond a petición del hombre del sombrero.

Gelu, el hígado y los riñones, y quizá también el  corazón, de Getafe Negro.

Gelu, sin ella no sería como es Getafe Negro.

Pavel Kohout

Pavel Kohout, autor de La hora estelar de los asesinos (una novela brillante)

Javier Puebla y Laura Palmer

Cuando los cristales juegan a ser espejos.


“El precio es demasiado alto, sí, pero tengo el dinero”
SOSIEGO (antilibro)

ME ENCANTA QUE ME DEJEN COLGADO
Hay que aprovechar los puentes, así que me voy a la “cueva” donde normalmente me refugio para escribir, la familia al completo; es un movimiento fácil: sólo somos tres. Lo estamos pasando estupendo cuando mi señora me comunica que el viernes no voy a verla el pelo ni a ella ni al niño, ha venido la tía Luisa desde Barcelona con sus hijos y se van a ir todos a Faunia a pasar el día. Me abandonan, me dejan colgado… Dios les bendiga.
Cuando me despierto ya no están en casa. Nada de comer en la nevera. Bajo al supermercado y me encuentro a una de mis amigas más guapas y simpáticas, “Por qué no te vienes a casa a tomar un vino? Hemos hecho migas y somos tres chicas”. Yo iba a quedarme ante la tele bebiendo gazpacho envasado y masticando huevos duros, disfrutando con los entrenamientos libres del Gran Premio de Abu Dabi. “Te ponemos la tele, no te preocupes”. Acepto. Al final también viene otro amigo, un militar divorciado hace no mucho tiempo. Lo pasamos fenomenal: que rico el vino y las migas y los canapés, la buena compañía convierte lo bueno en excelente, en dos veces bueno. Me voy a las cinco, porque quiero echar gasolina, comprar leña (para un urbanita comprar leña es un ejercicio interesantísimo y espléndido), y aún tengo tiempo para dar un largo e inspirador paseo por la senda perfecta que atraviesa el Valle de los Reyes. Estoy tan contento cuando regreso a casa que no puedo ni ponerme a escribir, ¿y si diese otro paseo? En ese momento suena el teléfono. Es mi pequeña familia; en una hora estaremos juntos de nuevo. ¿Iré a buscarlos a la estación? Desde luego. Los holas y los abrazos y los besos. Adoro verlos, claro: los quiero más que a mí mismo, pero sería tan falso como hipócrita el afirmar que los he echado de menos.

“Ni para el asesino más vocacional es siempre un placer apretar el gatillo”
SOSIEGO (antilibro)

12 de noviembre de 2012

LA CIUDAD QUE ESQUIVO

Me levanto temprano. Temprano para mis hábitos, no para los del resto de los habitantes de la ciudad que yo también habito. Tienen que sacarme sangre, pero he encontrado un sitio al que se puede ir a cualquier hora, entre las ocho de la mañana y las ocho de la tarde; la única condición es acudir en ayunas. Acudo en ayunas. Me subo a un autobús con mis gafitas de Alberto Delgado, pantalones de pana, deportivas negras Reebok y mi muy vieja –pero de impecable aspecto- gabardina Aquascatum (llevamos juntos veintinueve años). Juego, como es natural en mí, a intentar robarle una sonrisa a la mujer que me pincha en el brazo, y a pesar de las gafitas rotas y anticuadas y mi aire de conejo enfermo y desvalido, lo consigo: le robo una sonrisa en un día de otoño lluvioso y gris. Después de un análisis de sangre la tradición afirma, enseñanza materna grabada en mi corazón y en mi cerebro, que lo correcto es premiarse con un buen desayuno: chocolate con churros, por lo menos. Pero con casi las dos de la tarde, prefiero regresar a casa y hacer un desayuno-comida a mi ritmo. Así que camino hasta la parada de autobús, que no está demasiado lejos, protegido de la lluvia gris y sucia por mi gabardina Aquascatum y mi Stetson neoyorquino, la marquesina está llena de gente y el asiento metálico y pintado de marrón mojado, pero a mí me da igual y me siento. También consigo encontrar asiento en el bus triste y repleto. Miro a los hombres, mujeres, niños y viejos que hay a mi alrededor. Hasta los niños y las gacelas parecen animales apaleados y feos; cierro los ojos y realizo un segundo muestreo, dispuesto a encontrar belleza, pero fracaso y no la encuentro. Es un día de noviembre lluvioso y vulgar, un día –supongo- como cualquier otro, pero hace mucho tiempo que yo no veía nada parecido. Y entonces advierto y recuerdo que soy muy afortunado y disfruto de una vida de privilegio, aunque el precio sea muy alto: vivir casi sin dinero. Miro con compasión y empatía y afecto a quienes me rodean, las calles cenicientas por las que se mueven al borde del agotamiento los habitantes de la ciudad que yo nunca veo, la ciudad que esquivo.

DE NECIOS Y CRETINOS
Llegan con el corazón sangrante y en la mano, implorando ayuda; restaño la herida y los sano; es fácil para mí, tengo algo de mago. Cuando ya están bien, completamente recuperados, los que son necios, tampoco los que son cretinos, no sólo no me dan las gracias, sino que intentan apartarme y echarme a un lado, o pretenden ponerme el pie encima y utilizarme como si yo fuera una piedra más en el camino. Cuando eso sucede siento tristeza; y para calmarla acerco mucho mis ojos miopes y los suyos y espero: a que su corazón vuelva a sangrar, a que lo tengan otra vez en la mano. Cuestión de más o menos tiempo. Oh, como suplican cuando eso sucede, y qué poco me importa su dolor. Y sin embargo vuelvo a ayudarlos, si puedo. Si me es posible hacerlo desde lo bastante lejos.

“Un error común en el artista es creer que el mundo tiene la obligación o responsabilidad de descubrirlo”
SOSIEGO (antilibro con un S.O.S. y un EGO)

19 de noviembre de 2012

DE MI MISMA TRIBU

No son escritores, ni utilizan un sombrero para preservar su invisibilidad, tampoco veranean en el mismo lugar que yo, ni siquiera veneran los mismos libros, pero –aunque apenas los conozco- es evidentísimo que son de mi misma tribu (¡y cómo mola mi tribu!).
Quedo a comer con ellos, con uno y luego viene el segundo, en un restaurante cuyo nombre no recuerdo. Los suyos sí, por supuesto: Santiago Sanz-Pastor y Juan de la Quintana Gordon Ferguson (a Juan le pongo más apellidos porque me parece insuperable lo de llamarse Ferguson). Estudiaron en el mismo colegio que yo, en el Pilar, en mi mismo curso, aunque cuando éramos niños no llegamos a tener amistad o trato concreto. Pero ahora... ¡es tan evidente que somos de la misma tribu!
El artífice de la reunión es indiscutiblemente Santiago Sanz-Pastor, ocupado en el más hermoso tipo de trabajo que jamás he oído: administrar su propio patrimonio; pero no le parece bastante y está moviendo –con paciencia y precisión- hilos y palitos para conseguir que una idea difusa, algo así como una fundación o instituto para la felicidad, tome forma y se convierta en algo concreto. Así que durante la comida hablamos de la felicidad, y de historia, y de ritmos personales... de cualquier cosa –pasan cuatro horas sin que ninguno seamos conscientes de ello- excepto de lo que habrían hablado tres hombres que se reunieran en un día tan significado como el de la huelga general. En un punto parece que estamos los tres de acuerdo: que el secreto de la felicidad reside en ser capaz de vivir y actuar siguiendo el propio ritmo, el interno, ese con el que estamos cómodos y que no cansa, porque cuando se está cansado basta con tumbarse. Espero que habrá más comidas, más encuentros, pero aún en el caso de que no los hubiera el placer de este primero ha sido absoluto, magnífico, perfecto. Qué lenitivo para el alma, cómo enfría el fuego de la soledad reencontrarse en mitad del desierto de la vida con otros miembros de mi misma tribu. Sosiego.

De mi misma tribu.

“No pretender nada, sólo dejarse llevar”
SOSIEGO (Antilibro-río)

26 de noviembre de 2012

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE LORENZO
En la foto están Lorenzo Rodríguez Garrido, alias Lorenzo El Joven, y Lorenzo Silva, alias Lorenzo El Viejo (aunque quizá Lorenzo El Grande, por sus muchas hazañas, fuese un sobrenombre más correcto) presentando un libro escrito por Lorenzo El Inglés, más conocido como Lawrence de Arabia y bautizado Thomas Edward Lawrence. Sucede en la bonita librería llamada La Central sita en Callao, Madrid, España. La sala habilitada al efecto por Lucía Cobos, jefe de prensa de la citada librería, está desbordada por completo y apenas puedo acercarme para hacer una foto, y luego me pierdo en las galerías repletas de libros donde gracias a un eficaz sistema de altavoces puedo seguir las palabras de los Lorenzos, y también de Carlos Zanón, sin excesivo esfuerzo. Con Lorenzo El Joven había estado unos días antes paseando por la Villa y Corte, o ciudad de Mad Madrid, y comprobado la extraña facilidad que tiene para encontrarse gente: una antigua amiga, un compañero del instituto, o hablar sobre alguien y que aparezca, “Por aquí suele pasear Gallardón con un perrito blanco”, y apenas había salido el adjetivo de sus labios cuando surgió ante nuestros ojos Gallardón con el perrito blanco ya metiéndose en un portal, con aire de cansancio y recogimiento. A Lorenzo El Viejo... –seamos generosos al menos por hoy- a Lorenzo El Grande le había visto diez días antes cuando presentó el Planeta, y tenía muchas ganas de charlar con él en privado o más o menos. Así que seguí a los Lorenzos por bares y hoteles y calles y plazas hasta que se sentaron en la coctelería conocida como De Diego, y yo con ellos, exactamente en la mesa de al lado a la que ocupaban Philip Marlowe y Terry Lenox, los dos mejores personajes creados por Raymond Chandler según opino y creo. Todo tenía, después del segundo gimlet, un aire de novela negra y momento de éxito. Hasta nos invitaron a una ronda los camareros para festejar el premio logrado por Lorenzo El Grande. Sucedió en Mad Madrid, el jueves 22 de noviembre de 2012, cuando se reunieron todos los Lorenzos y yo, hombre a veces afortunado, estaba con ellos.

 

el público en la presentación de la editorial Playa de Akaba

“El conductor que se queja de su máquina es un necio y un perezoso. No hay que quejarse, sino aprovechar el vehículo, el cuerpo que tenemos”
SOSIEGO (antilibro)

3 de diciembre de 2012

MIENTRAS PUEDA VALERME POR MÍ MISMO
Tengo que subir a la calle Islas Filipinas a por el trofeo para el premio Gavia Blanca que entregaremos el próximo lunes al final de la presentación en el Canoe Club. Mi idea es ir en metro, pero en ese momento suena el teléfono. Es mi padre, que va a ir a buscar al niño al colegio y que si puedo bajar yo a recogerlo en la calle. Entonces, de forma natural y no muy inteligente por mi parte, le pregunto si puede subirme hasta Islas Filipinas; está al norte, como su casa. Me explica que está al norte, pero al otro norte, y casi tan lejos de su casa como la mía. Vale, comprendo. Pero un momento después quien llama es mi madre, que también va en el coche, y dice sí, que me suben ellos. Y en efecto: me suben ellos. Mi padre conduciendo a la velocidad de la luz, frenando y acelerando, maldiciendo la lentitud de los otros conductores como si fuese un adolescente. Y mientras conduce le recuerdo unos días atrás en casa de mi hermano recibiendo los regalos por su ochenta y siete cumpleaños. “Mientras no tenga que depender de nadie” “mientras pueda valerme por mí mismo”. Suscribo ese pensamiento, esa filosofía de vida, aunque lo cierto es que yo siempre dependo de alguien, debo apoyarme en alguien, porque solo a nada interesante llego. “Mientras pueda apoyarme en los demás, y que los demás se apoyen en mí sin caerse”, esa es mi propia filosofía de vida, rectifico.

INVITACIÓN PREMIO GAVIA BLANCA EN EL CANOE CLUB
En Haz milagros ediciones... nadan hasta los libros.


(diseño invitación Montxo Dixie)

"Lo que importa en una representación genial es haber sido público; el actor no ve la obra"
SOSIEGO (antilibro teatral, cuando alguien lo encuentra en cualquier sitio)

17 de diciembre de 2012

SIN PÚBLICO NO HAY ESPECTÁCULO
10 de diciembre, dentro de dos horas tengo una presentación en el Canoe Club; hice otra el 15 de octubre. Mucho me temo que la sala estará vacía, o lo parecerá porque es inmensa, y además me he permitido el lujo de convocar sólo a gente que me cae muy bien, personas a quienes quiero o aprecio o admiro. Estoy, en suma, preparado para el fracaso; y curiosamente eso me relaja. Así que lo paso bastante bien hablando con Juan Corredera, confirmando que vendrá Juan Tamames, presidente del club, a entregar el premio a Alexis Hernández, que ha ganado el II Premio de Narrativa Gavia Blanca, con una novela de brillante estructura y muy entretenida. Alexis también ha convocado a su gente, claro, y quizá nuestro embajador ante el mundo, Juan José García, habrá llamado o escrito a algún pariente o amigo. Pero la sala es demasiado grande, ya digo. Bueno, no se puede triunfar siempre, en la presentación anterior hubo más de cien personas y se vendieron más de cien libros; habrá que conformarse con lo que toque.
En efecto, a las siete y veinticinco, cuando ya sólo faltan cinco minutos para que comience el show según anuncia el gigantesco y maravilloso cartel realizado por Montxo Dixie –los libros de Haz Milagros hasta saben nadar- apenas hay una veintena de espectadores. Hablo con unos y con otros, ya asumiendo las circunstancias, indiferente a que no venga nadie más, cuando empiezan a pedirme que firme libros, muchos libros, al menos ha dedicado una docena cuando por la megafonía escucho mi nombre: “Se ruega a Javier Puebla que acuda a la mesa, porque los demás actores ya ocupan sus asientos respectivos”. ¿Tan pronto? Miro a mi alrededor y observo que, sin estar lleno el salón, sí que hay unas cuantas personas más que diez minutos antes. Me disculpo ante quienes aún están esperando mi firma, porque amén del premio Gavia Blanca también presentamos la segunda edición de Pequeñas Historias Africanas, el regalo de navidad perfecto, un libro que escribí cuando vivía en África y que se ha convertido en el más vendido de cuantos he publicado hasta la fecha. “Ya voy”, respondo al fantasma de la megafonía. Y en efecto, voy, me siento, y Juan Tamames abre el fuego y entrega el trofeo que hemos mandado realizar para la ocasión, y luego nos deja solos. Habla Juan José García, habla Alexis Hernández y por último hablo yo; y cuando me toca hablar flipo: porque bajo de mi limbo y vuelvo a barrer la sala con la mirada y para mi sorpresa todas las sillas están ocupadas. Entonces me dedico a explorar los ojos de quienes han venido, brillan de contento. ¡Qué regalo inesperado! Me subo encima de la mesa, Europa y yo somos así, y les pido que me permitan fotografiarlos, y me lo permiten, y también que los dirija y los ponga de pie para una segunda imagen. A partir de ahí la velada es pura alegría, volvemos a superar la cifra de los cien libros vendidos. Un éxito, mérito del público por supuesto, porque sin público: no hay espectáculo.


“Si con frecuencia da pereza comenzar un libro de cuatrocientas o seiscientas páginas, enfrentarse a un lector electrónico que guarda en su interior un millar de libros podría hacernos desistir definitivamente de leer ¿nunca más?”
SOSIEGO (antilibro, también electrónico)

24 de diciembre de 2012

SOL DE INVIERNO
Me dirigía hacia Murcia, en el coche, y estaba atravesando la provincia de Albacete cuando comenzó a percibirse con claridad incontestable que la masa de nubes que cubría el cielo tenía un punto claro, perfectamente cortado o dibujado, en el que iba desaparecer de encima de mi cabeza. Y en efecto las nubes quedaron atrás, y atrás también las dificultades y esfuerzos de Mad Madrid, la ciudad en la que vivo.
Llevo ya un par de días en Murcia, visitando personas y lugares, paseando por el largo paseo marítimo de los Alcázares, recreando mientras camino diversos momentos que aún no he tenido tiempo de anotar, y pienso ahora mismo, en particular, tres comidas con amigos. La primera en compañía de Santiago Sanz-Pastor y otros tres nuevos candidatos a convertirse en protectores o aliados de la Fundación de la Felicidad: Santiago, Miguel Ángel y José, la conversación interesante y deliciosa, salir a fumar a la terraza situada frente al parque de El Retiro, bajo las modernas estufas eléctricas y sobre sillones acolchados con mantas de pelo o borreguillo; recuerdo también a la camarera, Cecilia, una dominicana amabilísima y pequeña que nos trató como si fuéramos los mejores clientes que nunca hubiera tenido.
La segunda comida, a la que me invitó Luis Alberto de Cuenca en un restaurante oriental, al que llegué tarde despistado por mis propios pensamientos que anticipaban la conversación que minutos después se haría real; al terminar de comer lo acompañé hasta la oficina de Correos más cercana: tenía que enviar un ejemplar de la nueva edición de sus obras completas a un amigo lejano, y me impresionó la gracilidad de sus movimientos a pesar de que se le ha rebelado una rodilla y tiene que esquivar el dolor en cada paso; pero lo hace como el poeta que es: cambiando de verso, sin perder el conjunto del poema en ningún momento.
La tercera comida, en mi restaurante favorito (cuyo nombre no mencionaré) fue iniciativa de mi muy querido amigo Miguel Ángel Matellanes. No era demasiado tarde cuando terminamos y en lugar de tomar una copa decidimos dar juntos un largo paseo hasta la plaza de Manuel Becerra, donde le dejé ante la puerta de un taxi pues tenía que regresar al trabajo. “A todos nos alcanza la edad antes o después”, dijo Miguel Ángel, momentos antes de despedirnos hasta el próximo encuentro, y la frase me hizo pensar en la rodilla de Luis Alberto, y también en un comentario de Santiago Sanz-Pastor referido a un compañero del colegio. La edad nos alcanza, por supuesto, a todos, pero no parece tan grave, ni siquiera parece tan cierto, cuando inesperadamente se abre el cielo, desaparecen las nubes y brilla -para todos- el sol de invierno.

UN EBOOK DE REGALO
Esta noche es nochebuena y mañana navidad, tralalí tralalá... y Haz Milagros ediciones a todos va a regalar un ebook desde su web, el primero que acabamos de fabricar. Sólo hay que ir pinchando en la foto y el libro en tu ordenador tendrás. (Gratis sólo hasta el 7 de enero; luego... ya se verá).


"Es siempre menos malo estar cansado de otro que estar cansado de uno mismo"
SOSIEGO (antilibro)

 

31 de diciembre

FELIZ AÑO NUEVO

Puede que sea mi optimismo natural, pero también podría deberse a mi intuición (tan natural en mí como el optimismo), pero estoy convencido, absolutamente convencido que -sin necesidad de compararlo con ningún otro año- el 2013 va a ser bueno, un buen año. Y así lo escribo y se lo deseo a los lectores de este diarioweb, a quienes agradezco su apoyo y seguimiento desde hace más de un lustro. Para todos: lo mejor de mi energía y mi afecto. Feliz 2013. Javier Puebla.

 

"Capturar estrellas fugaces; eso es lo que siempre intenta un artista"
SOSIEGO, antilibro, público pero impublicable: está en modificación continua.
Javier Puebla

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Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   

 

       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos