MI CLUB CERRADO
Únicamente cierra cuatro días al año,
navidad y nochebuena, nochevieja y año nuevo. En
navidad no suelo estar en Mad Madrid, sí en fin de
año. Son sólo cuarenta y ocho horas, durante
las que echo infinitamente de menos mis largos, la piscina,
el lugar adonde ir cuando quiero o necesito olvidarme del
mundo. En ningún otro momento aprecio con tanta claridad
lo que me gusta ser socio, y usuario, del maravilloso club
Canoe.
CANTAR EN LA CAMA
No siempre. A veces. El niño. Algunas veces cuando
está sobreexcitado y no puede dormirse, el niño
comienza a cantar. Primero quedo, y canciones melódicas,
pero al poco a voz en grito y un rock. No siempre me quedo
en el pasillo o en el cuarto de al lado a escucharlo; hoy
lo he hecho, hasta que la voz se ha ido desdibujando, perdiendo
volumen..., y entonces he entrado para arroparlo, mirarlo
felizmente dormido.
“No, no es cierto que nuestra vida
sea sólo un valle de lágrimas, como he oído
decir. La vida también es juego, locura, atrevimiento”. GUSTAVO MARTÍN GARZO. El jardín
dorado.
9 de enero de 2012
LORENZO RODRÍGUEZ
GARRIDO ME REGALA UN LIBRO
Sucedió el penúltimo día de otoño
del año 2011, habíamos quedado en Los Diablos
Azules donde yo debía llevar el cartel para la presentación
del premio Gavia Blanca prevista para el día 22,
pero Los Diablos estaban ausentes, la persiana metálica
bajada, y sin darnos cuenta echamos a andar, y también
sin darnos cuenta entramos en una librería famosa
por sus saldos, restos de ediciones, y Lorenzo
el Joven se lanzó sobre un grueso tomo de tapas azules
titulado Calle Mayor y firmado por Sinclair Lewis. Me lo
voy a comprar, porque la edición que tengo es mucho
peor y está bastante estropeada. Lewis fue el primer
premio Nobel norteamericano (me lo dijo él, yo no
soy tan culto). ¿No lo has leído?, pues te
lo voy a regalar. Y así sucedió, me lo compró
y un rato más tarde me firmaba su regalo en el agradable
Café del Parnasillo, su oficina secreta, y mientras
lo hacía no pude evitar la tentación de sacar
mi cámara y tomarle una foto.
EL AFORTUNADO VISITANTE
200.002
Prometí un regalo a quien fuera el visitante número
200002 de mi web, y mucho más rápido de lo
que esperaba me llegó un correo con un archivo adjunto
en el que estaba grabado “el pantallazo”. Me
lo enviaba Elena Rammstein, una de mis más brillantes
Tripulantes del pasado año y de la que aún
no he perdido la esperanza de recuperar este curso. El regalo,
según dije, sería a medida. Y lo será.
Pedazo de regalo, creo; tardará meses en poder hacerse
realidad, pero cuando eso suceda y se pueda tocar –porque
se podrá tocar- desvelaré en este mismo diario
el pequeño misterio que ahora acabo de crear.
“Las arrugas
en aquella sonrisa se ordenaban maravillosamente” PIERRE MICHON.
El origen del mundo.
16 de enero 2012
LA FELICIDAD DE OTRO
La empatía tiene algo de desgracia cuando quien la
padece o disfruta se cruza con alguien que es desgraciado,
lo que sucede con cierta frecuencia, y entonces el empático
se esfuerza –por un egoísmo desnaturalizado
y raro- en curar o aliviar esa tristeza; es el único
modo de no sufrirla él mismo. La empatía,
en su lado luminoso, tiene algo de premio cuando quien la
posee o es poseído por ella se cruza, sucede de vez
en cuando, con alguien que está muy contento e incluso
puntual y claramente feliz. Entonces el empático
no tiene que hacer ningún esfuerzo, ni curar a nadie,
sólo limitarse a sentirse también feliz, dejarse
contagiar, y eso es lo que me sucedió a mí
hace unos días cuando una de las escritoras de mi
editorial, la en tantas ocasiones triste, Amparo Baliño,
recibió el I Premio de Narrativa Gavia Blanca y lo
presentó ante el público en un infierno suave
llamado Los Diablos Azules, donde ella era roja, como una
llama que baila, igual que su libro, igual que su premio,
cada uno de los objetos subido hasta la altura de los ojos
en el doble pedestal de sus manos mientras miraba a la cámara.
XAUEN ES AZUL
Lo había leído en los libros, escuchado de
bocas entusiastas o ingenuas, pero hasta que no estuve allí
y lo vi con mis propios ojos fui incapaz de comprender la
exactitud de la leyenda. Era verdad, suavemente cierto...
Xauen, es azul.
¿Y si
la única cura posible fuese aceptar que no hay ninguna
cura posible?
SOSIEGO (antilibro)
23 de enero 2012
FOTOGRAFIANDO VACAS... Y A UN FANTASMA ATRAPADO
ENTRE TRES PALOS
....el fantasma...
“Mi única
amante real es la imaginación”
SOSIEGO (antilibro con tapas de vapor)
30 de enero
2012
LAS RAZONES DEL EDITOR
Entiendo que te cueste comprender
porque ningún editor haya hecho todavía una
oferta por tu AÑO DEL CAZADOR, Javier, ya sé
que en las entrevistas siempre te preguntan por ese libro
con el que te convertiste en el primer autor de la historia
de la literatura en escribir un cuento al día durante
un año, y probablemente venderías algunos
ejemplares. Pero tienes que ponerte en mi lugar: es un libro
de muchas páginas, que requerirá infinitas
horas de trabajo y además será caro de producir.
Todos estamos esperando, y yo no soy ninguna excepción,
que consigas entrar en los más vendidos con alguna
novela y entonces, te lo aseguro, hasta nos pelearemos para
ver quien publica y edita El año del Cazador.
Y esas eran las razones del editor, que –por supuesto–
después de doce años como profesional de la
escritura, acato y comprendo.
“Jugar
es el mejor de los alimentos... para la paz del alma”
SOSIEGO (antilibro)
6 febrero 2012
POMBO PRESENTANDO
SU NADAL
Los elementos son adversos, frío siberiano y viento
del mismo lugar. Camino ensombrerado y forrado de ropa desde
el 2 al 68 de la calle O´Donnell para asistir a la
presentación del Nadal.
Aún no sé que allí voy a encontrarme
a Lorenzo Rodríguez Garrido, Lorenzo El Joven, cuya
compañía siempre garantiza un excelente final
de velada. Llego tarde al salón del Círculo
de Lectores. José Antonio Marina está hablando
del libro, El temblor del héroe (Pombo vuelve el
héroe años después de su Héroe
de Mansard en las mansardas). No hay demasiada gente en
la sala, unas treinta y cinco personas, de las cuales conozco
a unas veinte (y saludo a quince, aproximadamente, cuando
termina el acto). Álvaro Pombo siempre es genial,
su fórmula es infalible: le basta con ser él
mismo. Compartí mesa con él en los últimos
Cursos de verano de El Escorial y fue divertidísimo.
Se le ve feliz mientras firma libros. Yo también
me sentía feliz, aunque fuera sin motivo. Acabé
en Galatea, de Príncipe de Vergara, con Lorenzo El
Joven, Juana Vázquez y su bonito pelo, y el señor
Francisco Balbuena. Intenté, junto a Lorenzo, un
paseo cuando nuestros compañeros se fueron; pero
se quedó en unos pocos metros. Demasiado viento y
demasiado frío.
TIGRE MANJATAN BY IRENE SANZ
Me trae el dibujo a clase. Ella, Irene, Irene Sanz, no ha
leído siquiera el libro, pero le pareció inspirador
lo un tigre con coleta. Esta es su interpretación
gráfica, que le agradezco y publico.
“Es más fácil
ocultar el desencanto que la dicha”
RUBÉN ABELLA, Baruc en el río.
13 de febrero 2012
TEMÍSTOCLES
PRESENTA UN LIBRO
Ante un compromiso doble lo más práctico suele
ser una fuga completa. El pasado viernes Lorenzo El Joven
presentaba Niños feroces, la última novela
de Lorenzo Silva, y a la misma hora y casi en el mismo sitio,
Mad Madrid es una ciudad perfecta para las duplicidades
y misterios, Temístocles presentaba Adultos Voraces,
del desconocido, pero excelente, escritor anglosajón
Lawrence Marlowe. Si iba a una..., y si iba otra... Así
que, claro, hice lo oportuno y me fugué a mi agradable
cueva donde me esperaban los totems de madera que esculpo
–con la mirada- durante el estío, y que cuando
las temperaturas bajan sacrifico despaciosamente en el hogar
de la chimenea. Acababa de echar a las llamas la madera
bautizada como Las mejillas del lama cuando me vino a la
memoria, o lo vi en el fuego, no puedo precisarlo, el día
en que conocí a Temístocles, el implacable
-pero amable- crítico literario. Me habían
avisado mis discretos allegados en el club Canoe que Temístocles
había comenzado a nadar con la pretensión
de impedir que se hiciera crónico un dolor de espalda
que ya había alcanzado la categoría de persistente.
Como nado sin gafas ni lentillas muy bien podría
haberme sucedido que un día hubiese elegido la misma
calle para nadar que Temístocles, chocado con él,
y tras la colisión dejarme ganar por la torpeza del
ciego y comenzar así una relación inadecuada
con uno de los críticos que más respeto. Hay
seis críticos más a los que respeto, pero
no voy a citarlos. El caso es que decidí llamar su
atención, y cuando Naiara, la chica de pelo felino
y andar tranquilo, me susurró que el crítico
estaba en la piscina, cogí un sombrero y me lancé
al agua –el sombrero es mi disfraz más conocido-
y nadé, lo juro, un par de largos sin que una sola
gota me salpicase por encima del cuello; y aprovechando
mi conocimiento del vaso de claros azulejos, salí
del agua sin necesidad de apoyar mis manos en ningún
sitio, gesto que sin duda los espectadores debieron interpretar
como una pirueta imposible, y me planté a menos de
diez centímetros de Temístocles, que me miró
primero asombrado, y luego sonriendo, tendiéndome
su mano fuerte y sincera.
-Es usted Javier Puebla, le sigo desde que fue finalista
del Nadal con Sonríe Delgado, ¡qué agradable
coincidencia!
¿Y quién era yo para estropearle al sabio
el momento? ¿qué sentido habría tenido
explicarle que nuestro encuentro podía ser, y lo
fue, agradable, pero en absoluto coincidencia?
PEQUEÑO EMPLEO
He aceptado un trabajo matinal en una biblioteca privada
de Escorial. Ordeno libros, escucho al propietario desvelar
retazos de su vida aristocrática –su última
pretensión es convertirse en personaje de una de
mis novelas- y no puedo evitar que, casi cada día,
me venga a la memoria lo que más vale la pobreza
del rico que la riqueza del pobre, porque sin duda el enorme
chalet situado en la ladera de Avantos conoció tiempos
mejores, y el mayordomo debió ser rápido y
joven, igual que la cocinera, pero... aún queda el
aura. Me ha prohibido, mi empleador, divulgar su nombre,
aunque alguna vez ya lo he escrito, cuando estaba en plena
redacción de la única novela con base histórica
que hasta el momento he intentado. Las cartas que tuvo la
generosidad de dejarme consultar y fotografiar, fueron peldaños
imprescindibles para la veracidad de mi relato, que se publicará...
pronto, espero (pedí permiso a mi jefe para no acudir
al trabajo, pues un editor me había convocado para
una comida secreta, y no sólo me lo concedió,
sino que insistió, es un gentleman, en pagarme el
día, y además la mañana siguiente me
regaló un extraño libro; muy extraño).
“Recuerda
que la inquisición no ha muerto; sólo duerme
un sueño ligero”
EDUARDO MENDOZA, El laberinto de las aceitunas.
20 de febrero de 2012
ESQUIVANDO EL CARNAVAL
No pienso escribir que me disgusta, o esté en contra,
del juego del carnaval; me encanta, pero... Pero este año
no estaba de humor, y sin proponérmelo conscientemente
lo había ido esquivando, moviéndome fuera
de sus territorios de influencia. Y ya era sábado,
casi medianoche, cuando me conté a mí mismo
que este año me había librado de la preceptividad
-eso es lo que no me gusta- de la fiesta. Pero siempre que
doy algo por hecho... Bajaba por la calle Granada y una
figura, creo que de mujer, salió de un portal cargada
con una bolsa de basura, llevaba una túnica plateada
hasta los pies y al verme retrocedió, hizo un gesto
rápido, cubrió el rostro con una máscara
negra y blanca, y me conminó: Puede parecer que simplemente
estoy bajando la basura, pero lo que en realidad estoy haciendo
es ¡salvando el mundo! Me faltaron reflejos para hacer
una foto, o quizá es que mi sonrisa se hizo tan grande
que no dejó espacio en la calle para que moviera
los brazos.
DOS VECES AUSENTE
Hace una semana, equivocadamente, escribí que no
había ido a la presentación de Niños
Feroces de Lorenzo Silva a cargo de Lorenzo Rodríguez
Garrido. Habría sido imposible que fuese hace una
semana, porque sucedió el viernes 17; y sin embargo,
también fallé en esta ocasión, en la
auténtica, a causa del tráfico, y de que me
tocó vivir un día raro, y de que nadie me
cogió el teléfono en el momento adecuado.
Pero acabo de estar chateando con Elena Rammstein, ella
si fue, y me ha dicho que Lorenzo El Joven estuvo muy gracioso,
y Lorenzo El Viejo, feliz y encantado. Fue en la librería
Alberti; ojalá hubiese estado.
“Hay que
concederse alguna alegría de vez en cuando, sobre
todo en los momentos difíciles; para darle aire a
los sueños y que se relaje el corazón”.
SOSIEGO, antilibro.
27 febrero 2012
JAVIER MÁRQUEZ Y EL MAD-MADRID RAT PACK
Estoy convocando en el Ernie´s Station, un local situado
en el número 10 de la calle Fuentes. Javier Márquez
Sánchez presenta LETAL COMO UN SOLO DE CHARLIE PARKER,
escoltado por Carlos Salem y Pedro de Paz. No cabe ni un
vaso de tubo cuando, quince minutos después de lo
anunciado, comienza el show. Porque es un show, de Paz y
Salem se pasan y roban la palabra, Márquez disfruta
como si estuviese en Las Vegas junto a Sinatra, Sammy Davis
y, sobre todo, Dean Martin. Letal como un solo de Charlie
Parker es la tercera novela de mi amigo Javier Márquez,
y –al parecer- es la mejor; la traducción al
alemán ya está firmada. Lo paso bien durante
el show, y lo paso bien después del show, viendo
viejos amigos, y conociendo a otros nuevos. Los dejo antes
de medianoche, tengo que subir a El Escorial, y mientras
camino hacia mi casa no puedo evitar sentirme orgulloso
de Márquez y su cuadrilla, han conseguido darle al
viejo Mad Madrid glamour, parecer ante nuestros ojos los
integrantes de un nuevo, y sui generis, Rat Pack español.
“Nunca
me lograré domar”
SOSIEGO (antilibro)
5 de marzo 2012
LA MESA EN LA QUE
ESCRIBO
La mesa en la que escribo es de dimensiones
más que generosas, un metro setenta y cinco de largo
por ochenta de ancho; nunca la había medido hasta
hoy que he decidido escribir sobre ella, pero siempre he
sabido que era muy grande. En África, Dakar, conoció
tres mudanzas y es inolvidable la imagen de cinco negros
-cinco tigres de Kasala- subiéndola a pulso por la
escalera de la que fue mi última residencia en Dark
Dakar; en el codo parecía imposible hacerla avanzar
y Kasala comenzó a lanzar gritos tribales para dirigir
a sus tigres, gritos que me hacían pensar en las
películas de Tarzán que veía cuando
era niño. Antes que mía la mesa fue de mi
padre, desde ella dirigía su agencia de aduanas,
Puebla Aduanas; él me la regaló cuando me
trasladé -recién casado- de Murcia a Madrid.
Ha estado conmigo en muchos lugares, he escrito en ella
más de una docena de novelas, centenares de artículos
y aún más centenares de relatos o cuentos.
A la derecha, sobre la mesa y apoyados contra la pared,
hay dieciocho diccionarios: sinónimos, inglés,
francés, latín, alemán, italiano, el
de uso del español de Seco, Andrés y Ramos,
y el de dudas de Manuel Seco; y uno de los diccionarios,
lo estoy mirando, no es tal, sino una gramática.
Dentro de la propia mesa, hay sitio para todo, está
posado el equipo de música marca JVC que compré
a mi regreso de África, y sobre los altavoces y la
pletina están Tintín y Maxkax, un buho sabio,
Kerchak (el padre simio de Tarzán), un robot, una
concha recogida en Mauritania, y una palometa que me regaló
Martin Scorssese cuando vivía en Nueva York. El ordenador
está en el centro de un escritorio de cuero repujado,
también un regalo: del genial encuadernador de coranes
Adama Diop. Hay un segundo ordenador, un MacAir, la libreta
donde planto mi Sosiego y el diario de piel que esconde
verdades (personales), dibujos y cuentos. Podría
escribir durante horas sobre esta mesa, un libro entero:
sus cajones infinitos, la grapadora, los cuencos y rotuladores
y lápices.... Pero no voy a hacerlo. Baste con esto.
HELENA
COSANO CON LOS HOMBROS AL DESCUBIERTO
Los miércoles de Salem, Carlos Salem, en los Diablos
Azules, siempre cuentan con la presencia de personas especiales,
personas que escriben o dicen hacerlo. La semana pasada
estuvo en el escenario mi amiga Helena, la autora de Cándida
Diplomática y Mariposas. Acudí a verla de
incógnito, no exactamente disfrazado sino tan solo
sin mi disfraz de hombre con sombrero; nadie me reconoció.
Disfruté escuchándola; estaba fascinante,
con sus hombros desnudos y la cabeza cubierta por un pequeño
sombrero.
“Cuando
escribo puedo oler el color”
ART BRIZ
12 de marzo de 2012
FICCIONES
Esta
semana he estado en un club donde una cantante negra hacía
una personalísima versión de Time is on my
side y nos aseguraba a todos que mientras la siguiéramos
escuchando no pasaría para nosotros ni un solo segundo.
Esta semana mi familia ha descubierto que llevo cuatro años
mintiendo, sin acudir a la universidad. Esta semana me he
entrevistado en un parque con el capo supremo del servicio
secreto. Esta semana mis ojos se habían vuelto negros
y perdido su brillo, excepto cuando llovía y levantaba
la cabeza para mirar el cielo. Esta semana he pilotado,
por primera vez, un reactor. Esta semana me he acostado
todos los días después de las cinco de la
noche y no me he dormido hasta que, una hora después,
a mi chica le sonaba el despertador. Esta semana he sido
un santo y el más depravado pecador. Son recuerdos
que guardo en mi cabeza y he grabado en el alma o el corazón;
pero he olvidado lo que realmente ha sucedido. Así
debe de ser. Soy un escritor de ficción.
“Sólo
sobre el colchón de clavos vive el faquir. La comodidad
es siempre un indicio de mediocridad”
PAOLO SORRENTINO, Hanno tuti ragione.
19 de marzo de 2012
SCARPA
Me gusta quitarle la E al apellido de Escarpa, Gonzalo Escarpa,
y pronunciarlo con la ese silbante y peligrosa, Scarpa,
como si fuera extranjero, porque en realidad Scarpa es un
extranjero absoluto, un diferente, alguien imprevisible
y brillante, capaz de hacer una exposición de fotografía
en el pasillo de su casa o su oficina y que acudan las cámaras
de televisión a registrar el evento, que la prensa
se haga eco del nuevo y revolucionario espacio encontrado
o ideado por Scarpa; y luego vienen los artistas, haciendo
cola y suplicando para exponer en su pasillo mágico,
pasillo que yo recorro mientras Scarpa termina su clase
magistral sobre creación poética y entonces
se abre una puerta y veo sentado ante un ordenador a Sebastián
Fiorilli,
que me invita a entrar, me
tiende un poemario del que está terminando de corregir
las pruebas antes de que se edite en edición bilingüe,
y leo los versos, que saben a Vallejo, antes de que aparezca
Scarpa a llevarnos a un bar donde tiran buena cerveza y
los pinchos sólo valen dos euros. Estamos en el bar
hasta que los alumnos y el poeta Fiorilli se retiran, y
entonces comienza el gran slalom. Me es imposible aburrirme
en compañía de Scarpa, genial, profundo, indiferente
a su propia suerte, sorprendente. Ha alquilado un piso cuatro
plantas más arriba de su taller escuela, la Piscifactoria.
Hay una chimenea de mármol blanco como la nieve,
vistas sobre Madrid nocturno e iluminado, y la conversación
se prolonga, me revela cosas que nunca había imaginado,
me fotografía y le fotografío, hasta que me
doy cuenta que son las dos y cuarto y una novela me está
esperando en el estómago del ordenador que duerme
sobre mi mesa de trabajo. Me voy, pero me quedo; con Scarpa
no me siento extranjero ni raro, y eso –para mí-
es un absoluto milagro.
“No se
trata de escribir, se trata de vivir como un escritor”
SOSIEGO (antilibro de próxima publicación
en forma de libro; porque no hay nada tan literario como
la traición, sobre todo la traición a uno
mismo)
26 de marzo
SE PRESENTA UN LIBRO
Hay presentaciones, la mayoría, que son pura sosería
y muermo. Pero también hay algunas que parecen convocar
al mundo entero. La de Jorge Díaz, autor de La justicia
de los errantes, publicada por Plaza y Janés, fue
de las segundas. Llegue tarde, tardísimo a la Fnac,
pero no tan tarde como para perderme la fiestas en el Ernie
Station; donde ni siquiera me fue fácil entrar porque
estaba todo el mundo, desde el editor David Trías,
hasta los Casariego (Nico con unas patillas de bandolero
geniales), Van Monfort, Recaredo Veredas y Áurea,
Ignacio Martínez de Pisón, Carlota del Amo,
Beg Minguito, Antonio Gómez Rufo, Lorenzo el Joven,
Fran Balbuena, Helana Cosano, Isabel Camblor, José
Pazó.... mil periodistas, doscientos amigos... y
sólo cuatro camareros: cuando conseguí la
primera cerveza me supo como agua fría en el desierto.
En el bar de al lado, el Beer Station, había más
escritores y editores, Miguel Ángel Rodríguez
Matellanes era el más famoso del grupo. Aunque llegué
tarde a la presentación de La justicia de los errantes
lo cierto es que algo ya sabía del libro, había
leído hasta la página 111: “El odio
hace falta para sobrevivir” y estaba deseando llegar
a casa para seguir leyendo. Aunque Díaz siente más
afecto hacia su opera prima: Los números del elefante,
porque es una novela iniciática y de autor, en mi
opinión La justicia de los errantes es mejor como
producto, y los lectores -también los que presumimos
de gustos literarios- en el fondo preferimos siempre los
productos, los buenos productos, como el que Jorge Díaz
ha conseguido, uno de esos raros libros que, una vez empezados,
es imposible parar de leerlos.
MIS FRENOS
Me gusta apurar la frenada, es un modo sencillo de convertir
o transformar una existencia pausada y rutinaria en continua
aventura y riesgo. Como es natural, y por eso la aventura
de mi vida es auténtica, no siempre logro frenar
a tiempo: caigo por barrancos, me estrello contra otros,
se me rompen los nervios, me siento enfermo... Hoy es uno
de esos días, o más exactamente: hoy uno de
esos días que siguen a cuando no he conseguido frenar
a tiempo. Todavía más exactamente: hoy es
uno de esos días que siguen a un frenazo, en el último
momento, tan duro que lo raro sería que no me pusiese
enfermo.
Tiene su encanto, también, el sentirse débil
y acabado y enfermo. Tiene su encanto y fácil canto:
mis palabritas rotas teñidas de ironía y lamento.
Pero en realidad estoy pensando en otra cosa, revisando
carrocería, motor y -sobre todo- frenos, porque esta
noche, cuando me haya recuperado, cuando haya salido del
taller de mecánica rápida que es mi rutina,
y mi pensamiento, volveré a acelerar a la menor ocasión
o pretexto. Y esperaré, esperaré a pisar el
freno, hasta el último, ultimísimo, momento.
“No soporto
ninguna forma de desprecio”
AMÉLIE NOTHOMB, Una forma de vida.
2 de abril 2012
EL DÍA EN QUE
BESÉ A JERÓNIMO STILTON
Estaba borracho. No se puede empezar un texto diciendo que
besé a un ratón que escribe libros para niños
de ningún otro modo. Estaba borracho. Y probablemente
quien estuviese bajo la máscara o disfraz de ratón
Stilton también llevaría, al menos, unas cervezas
en el cuerpo. Sucedió en una de las clásicas
y tradicionales y deliciosas fiestas en el palacete de Planeta
con motivo del cierre anual de la feria del libro de Madrid.
Fue una vacilada sin importancia, de hecho quizá
sí que estaba alegre pero seguro que no borracho,
o al menos no tan borracho como ciertos heterónimos
(pienso en Art Briz, alias Tigre Manjatan. Pero guardo la
foto en el ordenador y el otro día apareció
fugaz y caprichosa en las olas del salvapantallas; y alguien
la vio.
-Papá ¿qué haces besando a Jerónimo
Stilton?
En primer lugar no sabía por aquel entonces que Stilton
fuera escritor, amén de personaje, ni había
oído hablar nunca de Elisabetta Dami, propietaria
de la idea que tantos libros ha producido ya. En segundo
lugar imaginé que debajo del disfraz había
una modelo bellísima sin ropa alguna, y ese es el
tipo de pensamiento capaz de ponerme besucón hasta
con una cómoda estilo Chipendale. En tercer lugar
-sí, lo admito- estaba borracho, hijo mío.
ABDUCIDO POR LA LITERATURA
No veo a nadie, excepto las reuniones semanales con los
dos grupos de escritores que capitaneo, me paso los días
solo, como solo, desayuno solo..., y si no me lo hubieran
dicho no me habría dado ni cuenta, porque estoy abducido
por la literatura, embarcado nada menos que en cuatro proyectos
a un tiempo: el primero es antiguo y tolerante, el segundo
lo practico hace cuatro o cinco o seis años (no sé),
el tercero, más difícil, ya lo había
probado, pero se me ocurrió un giro y me lancé
a la piscina, y el cuarto... el cuarto es el más
complicado, el verdadero desafío que me tiene abducido,
porque siempre había querido afrontarlo, aunque ahora
comprendo porque me zafaba, lo iba dejando para más
adelante: implicaba mucho esfuerzo, tensión veinticuatro
horas al día durante muchos días. Pero en
ello estoy, aguantando; y soy feliz incluso en los momentos
en los que me siento más desdichado.
Cuento lo anterior como disculpa, por si entran en este
diarioweb los amigos y amigas a quienes ni veo ni llamo.
Pido perdón, a todos. Pido perdón, pero ¡rápido!
Estoy embargado en cuatro proyectos literarios y bajo ningún
concepto o pretexto voy a permitirme descuidarlos.
“Los genios
nunca son tus vecinos”
JUAN VILLORO. Arrecife.
9 de abril 2012
DOS NOVELISTAS CONVERSAN
EN UNA LLUVIOSA TARDE DE LA SEMANA SANTA
-Estoy corrigiendo mi novela.
-Yo estoy terminando la mía.
-Hay partes que son mejorables.
-Eso es normal.
-Pero es algo absolutamente diferente.
-Igual que la mía.
Y ambos se ríen. Hasta que uno de ellos matiza:
-Eso no es muy bueno.
-¿El qué?
-La originalidad. A los editores no les gusta. Prefieren
que se parezca a algo que ya conocen y ha funcionado.
-Entonces será mejor que mintamos.
-Sí.
-Habrá que inventarse algún embuste creíble.
Si les digo que está en la estela del viento de Zafón
no se lo creerán.
-Claro que se lo creerán, aunque no se parezca nada.
¿A ti te gusta Zafón?
-No sé, no lo he leído. ¿Y a ti?
-No sé, no lo he leído. Oye, me tengo que
ir a casa, quiero seguir corrigiendo.
-Yo también tengo que irme. Estoy deseando leer tu
libro.
-Y yo el tuyo. Nos llamamos.
-Vale.
Levantan la mano en señal de despedida y se alejan
en direcciones opuestas. En la calle vacía y encharcada
sólo queda el murmurar de la lluvia.
“Hoy he
tenido un día bueno: lo agradezco pero no espero
que se repita mañana. O sí. No me importa”
SOSIEGO (antilibro)
16 de abril de 2012
EL OFICIO DE ESCRITOR
o POR QUÉ NO FUI A LA FIESTA DEL PREMIO PRIMAVERA
Llevo varios meses trabajando, de modo irregular, en la
biblioteca del conde de A. con la pretensión de ordenarla.
He encontrado libros increíbles, pero el adjetivo
increíble no se refiere sólo al manuscrito
de Goya, que probablemente es falso, datado en la época
de las pinturas negras, o las cartas, también manuscritas,
de reyes, poderosos y prelados; también lo aplico
a libros modernos -en la biblioteca privada de mi empleador
siguen entrando libros todos los días- como los relatos
de infancia de Roald Dahl en los que encontré un
párrafo que no pude evitar copiar en el cuaderno
que -casi siempre- llevo en el bolsillo. Dado que mi letra
es mala y ni yo mismo la entiendo quizá haya algún
error de transcripción respecto al texto original.
Pido disculpas, por si sucede, y copio: “La vida del
escritor es puro infierno en comparación con la de
un empleado y su sueldo fijo y su horario fijo. El escritor
tiene que obligarse a sí mismo a trabajar, establecer
horarios fijos o móviles y vencer la certeza de que
si no escribe nadie le reprenderá por ello. Si además
es un creador de ficción vivirá entre fantasmas
y aprensiones, y aunque se sienta muy seguro de sí
mismo nada le garantiza que mañana volverá
a tener nuevas y brillantes ideas. Bastan dos horas de escritura
para dejar extenuado a un autor de ficciones, y luego viene
lo peor: durante dos horas ha sido otro distinto, incluso
distinto de nacionalidad, edad y sexo, ha vivido en mundos
que sólo existen en su cabeza rodeado de personas
que sólo existen en su cabeza. Regresar a la realidad
es siempre traumático; y en general la encontrará
mezquina y torpe.”
Mezquina y torpe..., y a continuación Dahl justifica
el uso o abuso del alcohol para mitigar el sufrimiento que
supone el paso de un mundo a otro. Y califica de insensato
a cualquiera que piense dedicarse a ese oficio. Aunque,
termina, el premio es la libertad absoluta. Enorme premio,
opino yo.
Y por lo anterior, chocantemente, pero ahora lo explico,
no acudí a la fiesta de presentación del Premio
Primavera de Espasa; porque estoy escribiendo algo muy raro
y no me llegaba el ánimo para cambiar de mundo, bailar
sonrisas y estrechar manos. Sé que lo habría
pasado bien, habría visto a amigos, conocidos y extraños,
pero -repito- no me alcanzó el ánimo.
“Estoy
flojo. Me lo permito. Se descansa mejor estando flojo”.
SOSIEGO, antilibro laxo (ma non troppo)
23 de abril de 2012
DIEZ AÑOS DE
PRÓTESIS
Era un chaval David Panadero, Deivid Breadmaker según
lo llama Tigre Manjatan, cuando fundó una revista
negra y criminal y policíaca; tan deliciosa que no
debería haber tenido ninguna posibilidad de vivir.
Y no la tenía. Pero tampoco de morir; Panadero es
un luchador, capaz de salvar a quien quiere, a lo que quiere.
Y lo demuestra ahora, diez años después, Prótesis
aún sigue viva, en internet y en papel. Cuatro presentaciones
ha hecho para celebrarlo. Yo acudí a la última,
y llegué tarde, pero al menos pude ponerme la careta
de Daniel Fénix y hacerle una foto (en la que busco
el lado oscuro de Breadmaker). Felicidades hermano. Larga
vida a Prótesis.
RODEADO DE BUENOS
CONVERSADORES
En África era capaz de recorrer doscientos kilómetros
de desierto para citarme con un buen conversador. Había
buenos conversadores, claro, pero no era fácil encontrarlos.
En Madrid el pasado jueves recorrí once paradas de
metro, iba entretenidísimo corrigiendo una novela
y llegué tarde a mi destino: la presentación
del número del décimo aniversario de la revista
Prótesis; y como había llegado tarde le dije
a Rubén Sánchez Trigos y Lorenzo El Joven
que sí, que me quedaba a tomar una cerveza. Vale,
sí, otra también. No, no tengo hambre. Bueno,
me comeré un sandwich. ¿Con patatas? De acuerdo.
¿Un huevo? Bien, póngale un huevo. Estuve
casi seis horas, y la culpa la tuvieron los citados, pero
también Jorge y Mario, y la más joven de las
editoras españolas en activo. Todos conversadores
excelentes. Un lujo inesperado.
“Mi peor
vicio es el soñar despierto”
SOSIEGO, antilibro
UNA LLAMADA DESDE
CANADÁ
Acabo de entrar en el metro cuando suena el teléfono;
un número que no conozco, una voz que no conozco.
-¿Podría hablar con el señor Javier
Puebla?
-Yo soy Javier Puebla.
-Llamo desde Canadá...
y luego un nombre, es una mujer, y una explicación:
quieren incluir uno de mis relatos -MAMÁ-
en un libro de texto para el estudio del español
que se utilizará en múltiples universidades
y colleges; como ya sucede, con el mismo relato en Estados
Unidos hace bastante tiempo.
La llamada se corta. Intento devolverla pero el servicio
de Orange me da error. Vuelve a sonar el teléfono.
-Soy mayor, estoy algo sorda y usted habla muy rápido.
El plazo para entregar el libro se acaba hoy y quisiera...
Vuelve a cortarse la llamada. Guardo el teléfono
en el bolsillo. MAMÁ fue el primer cuento que publiqué
cuando empecé mi vida como escritor profesional.
Al día siguiente de salir el libro, colectivo, me
llamaron para comprar los derechos para hacer un corto.
Días después para traducirlo al inglés,
apareció en Spain. Y algo más tarde para usarlo
en las universidades y colleges norteamericanos. Un relato
que escribí en diez minutos, el número 125
de El año del Cazador de Cuentos. Se ha defendido
solo, mejor que los otros 364 relatos de mi libro más
buscado, aunque aún inédito. No creo que sea
el mejor, pero admiro que no me necesite para seguir existiendo.
“Hasta
en su falta de éxito muestra al mundo el mismo coraje
indómito”
Demetrio Soter, Kavafis.
EN PRIMAVERA LA NIEVE
Hace sol, una temperatura agradable, pero en el skyline
o línea del cielo u horizonte, brillan blancas las
cimas de las montañas cubiertas de nieve. Tan bonitas.
Así que me subo el coche, y conmigo mi pequeña
familia, y conduzco hacia Navacerrada, subo por el puerto
que hacía muchos años no escalaba, y llego
–llegamos- a la nieve. Mogollón de nieve, cuanta
nieve, qué divertida es la nieve. Compramos un simulacro
de trineo y el niño, también su madre, baja
rápido y divertido por las laderas blanquísimas,
y cuando emprendemos el camino de regreso hacia el coche
empieza a nevar, a nevar realmente aunque estemos en mayo,
cada vez con más intensidad y despiadadamente, el
viento despertándose, intentando robarme el sombrero.
Resulta lenitivo llegar al bar-refugio, pedir un chocolate
caliente, con churros, por supuesto, mientras miro entre
divertido y preocupado como una nube se ha posado sobre
nosotros, y sigue lloviendo. Ya nada tiene de divertido
cubrir el último tramo que nos separa del coche,
ni conducir en la niebla. Se agradece llegar al valle, que
el sol vuelva, y miro de otro modo la montaña, aún
difuminada y perdida en el interior de una nube. De lejos
era un dibujo perfecto, de cerca parecía aún
mejor, pero estaba llena de trampas. Como el mundo de la
literatura, cuando lo veía como lector apasionado:
perfecto; y lleno de trampas, como muy bien sé desde
que estoy dentro. Sin embargo me gusta pensar que, desde
lejos, quien me vea y me lea, pensará que soy uno
de los pocos afortunados habitantes de un mundo perfecto.
“Me he
cogido por el cuello y me he obligado a estar contento”
SOSIEGO, antilibro.
14 de mayo de 2012
EN UNA TERTULIA SOBRE
EL HUMOR EN LA LITERATURA
Me convoca Lorenzo El Joven,
junto a un escritor que no conozco -todavía- de nombre
Fernando San Basilio. A las cinco de la tarde en la sede
de Periodista Digital. Llego a las cinco menos cinco y empezamos
a grabar a las cinco cuarenta. No acudo en calidad de escritor
sino como editor, para hablar de los libros de mis autores.
Al parecer graban en video, compruebo que es verdad cuando
entro en la pecera, y luego lo cuelgan en el periódico
virtual y en Youtube; pues qué bien. Me alegra ir
como editor porque no me considero un escritor gracioso,
a diferencia del autor de Ángel Arteaga, autor de
Doli Cortés, álbum perdido, capaz de decir
cosas absolutamente serias de un modo tremendamente divertido.
Sin embargo cada vez que abro la boca se parten de risa
no sólo mis contertulios sino también la realizadora,
Marina López, a quien acabo cediendo mi sombrero
para que ocupe mi sitio en la foto souvenir que tengo la
exótica costumbre de hacer y luego pegar en este
diarioweb. Como me parece que se ríen demasiado me
pongo a comer galletas, en Periodista Digital tienen galletas,
mientras ellos hablan. Comer galletas me reconforta. El
oficio de escritor es duro, no siempre comemos. Al cabo
de media hora regreso a mi casa descontento con mi actuación
ante la cámara y con el estómago revuelto
de tanto comer galletas. No creo que me vuelvan a convocar,
pero si lo hacen comeré menos galletas y diré
cosas sesudas sobre el humor en la literatura, sobre todo
si me llaman para opinar sobre Nietzsche (y su sutil ironía),
Lao Tse (que es un socarrón) o Juan Ramón
Jiménez (siempre me ha parecido desternillante).
Como es natural bajo ningún concepto ni motivo me
pondré a bucear en internet para encontrar el video.
“Los problemas
ajenos nunca son importantes; sobre todo si los comparamos
con los nuestros”
SOSIEGO (antilibro egoísta y mezquino)
21 de mayo
BAILANDO CON ESTATUAS
/ BESANDO A LAS ESTATUAS
No fue nada programado, llevaba
meses, mogollón, unos seis, sin ver a mi muy apreciado
colega el escritor y magnífico showman Ángel
A. Ni siquiera -lo juro- sabía que era su cumpleaños
y que iba a pagar él los excelentes mojitos que prepara
Carlos el cubano en un bareto que hace semiesquina con Pintor
Rosales Street. Tampoco sabía que ,cuando nos despedimos
y subí a mi coche, iba a encontrarme dos “huchas”
municipales aparcadas en cuña en la boca de entrada
a la M-30 (salí con bien, tengo cara de abstemio;
o le di pena al poli, no sé). El caso es que Ángel
tras contarme lo bien que le van los negocios (hemos pensado
ponernos juntos en una esquina para pedir limosna) me recordó
que justo un año atrás también habíamos
quedado y que yo le había disparado una foto cuando
le manoseaba una teta de piedra a la Regente María
Cristina (la mamá de Isabel II). Casualmente yo llevaba
mi cámara con objetivo de cristal Leica en el bolsillo,
y como nos habíamos tomado dos mojitos cada uno y
la noche era más "tender" que en el título
de la novela de Fitgerald le pedí que me demostrase
que aún era capaz de saltar la valla metálica
colocada por el excelentísimo ayuntamiento para proteger
de los bárbaros el conjunto escultórico (faltaba
una mano, pero en eso... palabra que no tuvimos nada que
ver). E hicimos una fotito, dos... bueno, tres. Pero me
supo a poco; mi cabeza ya bullía en planes perversos
cuando convencí al señor A. para que me acompañase
hasta la esquina donde antaño estaba abierta la heladería
Bruin, cruzamos, y disparé unas cuantas fotos más.
Sí, lo admito. Fue un día muy divertido.
“Yo tengo
derecho a la ira de los justos”
SOSIEGO, antilibro.
28 de mayo de 2012
TODO EL MUNDO ESTABA
EN LA FIESTA DE EL MUNDO
Temperatura agradable. Lugar de celebración los bajos
del Hotel Fénix, en Colon Square (Mad Madrid). Acudo
sin sombrero. No hago fotos. Pienso que nadie me reconocerá
sin sombrero, pero no es para tanto: hay quien sí
es capaz de hacerlo: Javier Vázquez, Irina Salabert,
Ricardo Artola, Recaredo Veredas, Ignacio Amestoy Eguiguren,
Eugenia Rico (woman in red), Silvia Pérez Trejo,
Matellanes, Leo Berman, Jesús Egido, Eduardo Riestra,
Martín Casariego, Eduardo Melón, Laure Merle,
Anne Marie Vallat, Horacio Vázquez Rial, los "nadales":
Nicolás Casariego, Lola Becaría y David Torres,
Viviana Fernández, María Zaragoza, Lorena
Moreno, José María Plaza (y las “placets”,
por supuesto)... hasta mi antiguo director y jefe en lides
periodísticas me reconoció sin sombrero, o
más o menos: porque llevaba casi treinta años
sin verlo y hablar con él y además -como saben
cuantos me conocieron en aquella época- yo no me
parezco nada a mí mismo.
Una delicia, un divertimento lenitivo. En el bar de la guerra
de las galaxias nadie se siente monstruo; en la fiesta de
El Mundo era lo mismo.
“Siempre
he preferido torear a salir corriendo”
SOSIEGO (antilibro)
4 de junio de 2012
TRES FIESTAS (Y LOS
NOMBRES QUE ME ENCUENTRO)
Es jueves, el último del mes de mayo, y hace un calor
que hace sudar hasta a los clavos. Pero yo salgo de casa
a patita y andando, porque me espera un juego largo. Tres
fiestas. Una detrás de otra o una encima de otra
o incluso -y al menos durante una hora- todas al mismo tiempo.
Y
por eso salgo de casa caminando, para llegar un poco tarde
a la primera, un poquito tarde y un poquito cansado, pues
hay más de tres kilómetros desde mi Casa Tranquila
hasta la Casa Encendida.
¡Radio Nacional de España organiza la primera
fiesta! ¿Motivo? Entregan el IV Premio de poesía
joven de RNE..., guau. Es en la terraza, menos mal. No dan
ni una cerveza hasta que no acaben los discursos, qué
horror. Me escaqueo y fotografío la sombra son sombrero
que se proyecta sobre los paneles de fondo blanco que acogen
una exposición de fotografía en la que -perdón-
no me fijo.
Pasemos a la segunda fiesta, no hay tiempo para recrearse
en la primera. Esta vez voy en taxi, en el taxi de Vargas
Llosa como lo rebautiza Eugenia Rico, en animada tertulia
con el conductor, Javier Vázquez y el Joven Lorenzo,
alias Rodríguez Garrido. La segunda fiesta la organiza...
la organiza Silvia Pérez Trejo da igual quien la
pague o la firme. La organiza la estilizada señorita
Silvia
Pérez Trejo, quien se ha buscado como maestra de
ceremonias a la también estilizada y maestra en el
arte del saber estar: Carmen Posadas. El pretexto es el
premio que se le da al diablo, a Montero Glez (véase
columna) por Huella jonda del héroe. En esta fiesta,
excepto algún renegado, no hay poetas; miento, en
esta fiesta no hay escritores que utilicen como primera
máscara la poesía, excepto Alicia González.
Lo que sí hay es un enano, un periodista enano que
amén de estar trabajando, da al cuadro montado por
Pérez Trejo un aspecto velazqueño, tamizado
de “movida” por la presencia de Ceesepe y la
sobrina de García Alix con un vestido deliciosamente
escueto.
No me detengo. A la siguiente
fiesta voy también andando. Es la de Mondadori, en
el Teatriz. Una delicia que sea la última. Me desmadro
un poco: río, bailo, bebo.
Cuando hablo al día siguiente con mi querida amiga
Helena Cosano le digo, a boleo, que debí de haber
saludado -de fiesta en fiesta- a 200 personas. Sin embargo
después de colgar me doy cuenta que exagero, redondeo
hacia arriba. Pero cuando llega la noche hago un juego,
visualizo a las personas a las que me he ido encontrando,
y pongo junto a su nombre un adjetivo o un gerundio, o incluso
un sustantivo o un adverbio. Lo hice una vez, en verso y
en el colegio, cuando tenía doce o trece años;
mis compañeros, curioso, no lo han olvidado.
Pero ponerlo aquí... no sé si es diplomático,
porque no todos a quienes me encontré durante las
tres fiestas consiguieron -a mi juicio- el aprobado.
Creo que voy a dejarlo en el misterio, en la intimidad cómplice
de las hojas de mi cuaderno negro, no vaya a ser que si
hago pública la lista alguien se forme de mí
una imagen más rompedora de lo que me gustaría
y pretendo.
“Nadie
se ha portado tan mal conmigo como yo mismo. Y sin embargo...”
SOSIEGO (antilibro)
11 de junio de 2012
AUTORRETRATO EN UN
AUTOBÚS SIN PASAJEROS
A veces lo hago, no sólo cuando voy en transporte
público. También puedo pararme en el garaje,
buscar una sombra o una luz, y apoyarme en la pared sucia
o sobre el capó de un coche. Luego convoco a uno
de mis amigos invisibles predilectos, a Daniel Fénix,
y le pido que me haga un retrato. ¿Qué busco
al hacerlo? En primer lugar el placer del juego, y la posibilidad
de convocar a alguien que aprecio, a Dan, y que sólo
existe en mi cerebro. Pero también hay un punto de
curiosidad, porque rara vez me miro al espejo antes de salir
de casa para comprobar si el disfraz que me he puesto es
malo o bueno; y la imagen en la cámara me sirve para
ver si he conseguido enmascararme, o desenmascararme, de
modo suficiente. Aunque en algunas ocasiones ni siquiera
miro la foto: me importa un bledo. Así sucedió
en el autobús de la línea 37, una noche en
la que yo era el único pasajero.
DRAGÓ, BRILLANDO
CERCANO, Y HUYENDO
A la entrada de la fiesta, como una columna móvil,
hay un hombre de chaqueta amarilla o cruda, con una camiseta
roja, bebiendo, charlando, saludando, sonriendo, en perpetuo
movimiento. Es Dragó. Lo veo y pienso que no se quedará
mucho tiempo, es más bien tarde para él, equilibrista
de hábitos tempraneros. Pero una hora después
sigue en el mismo sitio; y aguanta hasta el final, hasta
que acaba la fiesta, y aún le sobra la energía
para bajar a pie los cinco pisos de escalera y regresar
caminando hasta su casa; y es ese el momento, porque no
soy perezoso y en eso nos parecemos, en el que le digo “te
acompaño si quieres, y charlamos”. Me encanta
hablar mientras ando, es perfecto. Como perfecto es el momento
de Fernando Sánchez Dragó, que una vez más
en su vida ha dejado embarazada a una chica y el instinto
le pide que escape, que se fugue, que salga huyendo, que
se vaya el último de las fiestas, que aproveche un
cruce con un amigo para charlar por el mero placer de hacerlo.
El momento me recuerda, me hace pensar, en cuando yo conversaba
con su hijo: Alejandro, al salir de la redacción
del periódico Diario16, hace ya... bastante tiempo.
Hablamos de gatos, de mujeres, de suicidios, de literatura,
de valentías y miedos, de drogas, de hazañas
y de sufrimientos. Lo dejo en la puerta de su casa. Una
alegría verlo tan joven y fuguista. Contento.
“Estaba
intranquilo y ayer -por la tarde- me tomé un lexatín;
hoy -por la noche- me ha hecho efecto”
SOSIEGO (antilibro relajante)
18 de junio de 2012
EL MEJOR MOMENTO DEL
BAILE
Marta, mi ahijada, baila en la obra que se celebra en su
colegio con motivo del fin de curso, y todos acudimos a
verla: abuelos, tíos, primos, padrinos... Pero su
número es de los últimos y aprovecha la circunstancia
para citarse con su madrina en la puerta de artistas del
teatro, y ya que está afuera, en compañía
de otra bailarina vestida como ella con tutú y un
body de color turquesa, corren por la calle y cruzan de
acera para comprarse una golosina que les endulce la espera,
y regresan -otra vez corriendo, casi sin pisar el suelo-
atravesando las calles, tan felices y ligeras..., un toque
de color moviéndose sobre el gris de los adoquines
y el asfalto, que se ilumina, convierte en escenario, y
la imagen que espontáneamente logran -Marta y su
amiga- es tan hermosa que ya da igual lo que hagan, lo que
bailen, los aplausos y bravos que recogerán luego,
pero que ya merecen y se han ganado, con su alegría
espontánea, capaz de la magia que -ante mis ojos-
convirtió la ciudad cotidiana en un lugar mágico.
SUSANA MARTÍNEZ
ME PINTA UN CUADRO
Entre los Tripulantes que logran mantener a flote mi “Barco
de los Martes”, están Ester Penas y Maricruz
Manzanares, y el autor de la excelente novela
Siniestra Josy: Alexis Hernández, pero también
la pintora y escritora, en crecimiento y cada vez más
inspirada, Susana Martínez, que hace días
me dijo iba a pintarme un retrato y sonreí, pensando
que sólo era una buena intención, una idea,
hasta que la semana pasada apareció con una bolsa
elegante, y dentro de la misma había un óleo
con margaritas y montañas y un bonito sombrero bajo
el cual estaba mi rostro, o como ve o interpreta mi rostro
Susana Martínez; y se lo agradecí tanto. Amo
tanto las imágenes, me encantan que me pinten o dibujen,
feo o guapo, gordo o delgado, triste o bailando. Y hace
tiempo que nadie me dibujaba, desde que el gran Montxo Dixie
me tomó como modelo para convertir en personaje de
cómic a Tigre Manjatan. Lo celebré y disfruté
como si Picasso hubiera resucitado sólo para retratarme,
meterme en el interior de un cuadro. Gracias Susana, por
el precioso regalo.
“A las
cuatro de una tarde nos separamos, por una semana solamente…
Jamás pensé que duraría para siempre”
Kavafis, El sol de la tarde
25 de junio de 2012
AMPARO BALIÑO,
LEYENDO
Dos años lleva Amparo Baliño, la ganadora
del I Premio de Narrativa Gavia Blanca, trabajando en su
actual novela. Dos años durante los cuales nunca
deja de visitar mi barco literario e imaginario de los miércoles
para leer en voz alta, ante sus colegas escritores y tripulantes,
el nuevo capítulo correspondiente de su obra. Cuando
escribo esto la novela ya está terminada, ahora sólo
queda acecharla, revisarla, buscar posibles errores y preservar
con mimo y cuidado los aciertos. Pero no quiero ahora hablar
de la nueva y excelente novela de Vampi Baliño, sino
de lo que sucedió hace unas semanas, mientras leía.
Estaba leyendo, y sin dejar de hacerlo echó una mano
hacia atrás que buceó en el bolso colgado
del respaldo de la silla y pescó su teléfono
móvil. Me extrañó el gesto; siempre
lee tan concentrada. Pero quizá estaba esperando
una llamada importante, así que no hice demasiado
caso, continué escuchando las andanzas de Lope y
de Ángela, intentando que no me distrajesen las continuas
miradas de Amparo a la pantalla del teléfono. ¡Debía
de estar esperando algo muy importante!
Y en efecto, estaba esperando que en su novela sonase una
canción para pulsar un botón en el momento
exacto y que todos pudiéramos escucharla con la misma
claridad que sus personajes. Fue un sorprendente golpe de
teatro, y algo más: diría que mágico.
COMO UN CUADRO ANTIGUO
EN MOVIMIENTO
El fondo de la imagen carece de época o tiempo, es
la senda perfecta que atraviesa el valle de los reyes, lugar
por el que paseo siempre que puedo, incluso una tarde calurosa
de junio cuando ya queda poco más de una hora para
que empiece el partido de fútbol entre España
y Francia. Veo de lejos a las tres figuras, caminando. Al
parecer ando más rápido que ellos, pues las
figuras se van haciendo grandes, y ya en el centro distingo
a quien evidentemente es una mujer joven, flanqueada por
un hombre y una mujer viejos. Luego les adelantaré,
y escucharé como les llama abuelos. Pero durante
unos minutos refreno mis pasos, reduzco mi ritmo, para mirar
a la chica, como se mueve su pelo, la tela de su vestido,
el tono dorado de sus piernas desnudas. Y me olvido de cualquier
cosa o pensamiento, sólo soy una figura –secundaria
e invisible- en el interior de un cuadro en movimiento.
“¿Triunfar?
Me conformo con no palmar”
SOSIEGO (antilibro vivito y coleando)
2 de julio de 2012
ESTER PENAS, CALIGRAMA
Y RETRATO
Me lo trae el último día del curso, del trayecto
literario que ha durado nueve meses a los que llamamos “un
año”. Ester Penas, la tripulante más
joven de mis barcos imaginarios, capaz de una prosa límpida
y deslumbrante. Lo trae junto al último capítulo
del libro que en los próximos meses publicará
-proudly, como diría un publicista americano- ediciones
Haz Milagros. Hace varias semanas vino Ester al barco con
el Coliseo delineado con palabras, y ante mi fascinación,
y por iniciativa propia -o quizá se lo pedí
(no soy tímido; tal vez hasta soy descarado)- como
cierre del viaje apareció con el último capítulo
de su libro, dos tarrinas de helado y un caligrama en el
que también había un retrato. Los caligramas
superan a los dibujos en el desafío que supone descifrarlos,
y admito que aún no he logrado entender todas las
palabras, leer las frases, saborear su concreción
o no significado. Un dibujo, una imagen creada no por una
máquina sino por una mano, es para mí, y lo
he escrito y confesado otras veces, el mejor regalo.
JOSÉ Y ANA
MARÍA
Mi prima Ana María, prima por matrimonio pues es
la esposa del más querido de mis primos segundos:
José, llamó a mi mujer hace unos días
para comunicarle que había logrado aprobar la oposición
a la que se había presentado; nos invitaba a cenar
para celebrarlo. Y, en efecto, cenamos (en un sitio secreto
y mágico) y dimos un paseo y charlamos y felicitamos
a Ana María por su éxito, tan oportuno y difícil,
en un tiempo en el que las oposiciones ya no se están
convocando. Pero yo, al mirar a mi primo, vi el esfuerzo
que había hecho, capaz de estar junto a su esposa
cuando ella lo necesitaba, capaz de volverse invisible o
transparente cuando era lo oportuno y necesario, durante
muchos, muchísimos días, todos los que se
necesitan para formar un año. Y por eso estoy escribiendo
estas palabras: para felicitarlo y aplaudir su calidad como
marido y ser humano. Como felicito y aplaudo a cuantos,
en una pareja, son capaces de apoyar de verdad, con esfuerzo
y en silencio, a quienes están a su lado.
“Quien
no es capaz de ver la realidad sólo puede regirse
por las normas de su propio soñar”
SOSIEGO (antilibro)
9 de julio de 2012
CON MARÍA LUISA
SANZ Y JOAQUÍN CAPA EN SU ESTUDIO MARAVILLOSO
Los conozco hace diez años, no los veo todos los
días, pero siempre que me reúno con ellos
el encuentro -de un modo u otro- tiene un brillo excepcional.
Me invitan a cenar una de las primeras noches de julio,
en su maravilloso estudio de la calle Vargas; un antiguo
garaje dividido en dos plantas, en la de arriba está
Capa, en la de abajo: Sanz. El calor respeta el estudio
de María Luisa y Joaquín, un microclima en
el que jamás he llegado a sudar. Cuando me inventé
la Jaula-Tarjetero del Cazador de Cuentos, un objeto literario-artístico,
ambos me aportaron sus mejores ideas, y sin su colaboración
el objeto nunca habría sido ni tan bonito ni tan
especial. Pero no sabía que María Luisa, descarada
facilidad para dibujar, había estado jugando con
los relatos para ser impresos en tarjeta de visita y utilizándolos
como inspiración para sus diarios gráficos;
lo supe hace dos o tres años: María Luisa,
con motivo de una cena, me trajo escaneados varias páginas.
Sin embargo hasta el pasado jueves no había visto
el cuaderno original. Flipé. Las texturas, la imaginación,
los comentarios... Y precisamente a causa de uno de sus
comentarios, el referido al relato Gato negro:
estoy escribiendo esta entrada
en mi diarioweb, y voy a hacer caso a la sugerencia de María
Luisa Sanz y hacerle un nuevo giro, al menos para esta ocasión,
al final. Ahí va:
GATO NEGRO
(versión para María Luisa Sanz)
Siempre que veo un gato negro me ennegrezco y afelino, corro,
salto y hasta vuelo -si es necesario- para cruzarme con
él; y traerle buena suerte.
“Un cuento
es una respuesta salvadora”
RICHARD FORD
16 de julio de 2012
PANTANOS
Conduzco por carreteras
secundarias con las ventanillas bajadas, no funciona el
aire acondicionado, camino de los pantanos. Voy en busca
de Max, que ha pasado dos semanas en un campamento de verano.
Al llegar, y no es demasiado fácil, lo encuentro
más alto, delgado, y con la mirada sucia de cansancio.
Me gustaría llevármelo a casa de modo inmediato,
pero el ritual aún no ha terminado, hay que asistir
a los bailes y al teatro, conversar con los otros padres
quienes, igual que yo, se sienten tímidos y desplazados.
Los profesores y cuidadores contentos, satisfechos del trabajo
que han hecho y aún más satisfechos de que
ese trabajo haya llegado a su fin, y poder separarse y librarse
de los maravillosos y pequeños bárbaros. El
pantano es bellísimo, alguien me dice que está
prohibido bañarse en sus aguas desde hace varios
años. Entre el agua y mi mirada cuelgan grandes sábanas
de color azul, y eso me recuerda el único día
-en las dos semanas de campamento- que pude hablar por teléfono
con Max; me dijo que se habían pasado el día
haciendo la colada y estaba agotado.
Luego hay que conducir hasta Madrid, cincuenta kilómetros
de carreteras estrechas y sin apenas tráfico antes
de alcanzar en la autopista, el sudor en la frente, sintiendo
en mi corazón los sentimientos encontrados del niño,
las ventanillas bajadas, un momento de inseguridad injustificada
al atravesar un viaducto, y por fin nuestra casa, poder
reducir a un pensamiento la realidad del pantano.
"La
acción alimenta la esperanza" SOSIEGO, antilibro.
23 de julio de 2012
LOS CURSOS DE VERANO
DE EL ESCORIAL Paso un par de días, de tardenoches para
ser exacto, por el FelipeII, con motivo de los cursos de
verano de El Escorial. Pero nada puedo decir ni contar,
de momento, en este diarioweb. Mis protectores han insistido
mucho en que debo guardar silencio, mantener el misterio.
Obedezco, y lo mantengo. El misterio.
“Me voy
a dejar unos días en barbecho, como si fuera un campo”
SOSIEGO (el antilibro que me alimenta y voy sembrando)
30 de julio 2012
MÁGICA REAPARICIÓN DEL MAGO
En este juego peculiar que es mi diarioweb, en el que -más
o menos- cuento mi vida y la dejo a la vista de amigos y
enemigos y extraños, El Mago es un personaje que
–tanto aquí como en los artículos o
columnas para los periódicos- va ganando presencia
e importancia. Ya la semana pasada, cuando hablaba de los
cursos de verano de El Escorial y la petición de
mis protectores de no hablar demasiado claro, mantener el
misterio, su sombra inspiraba y velaba –de alguna
manera -mis palabras; ese es el modo de actuar de El Mago,
sutileza y nunca forzar nada. Lo bauticé así
en honor a la novela del mismo título firmado por
John Fowles, y creo que acerté con el nombre, como
prueba su tan discreta como mágica reaparición
en mi vida el pasado jueves, apenas cuatro horas después
de que hubiese colgado el teléfono con una de sus
más brillantes colaboradoras (las chicas guapas e
inteligentísimas que siempre rodean a los magos),
y me dijese a mí mismo que tenía que llamarlo
y quedar con él. Entonces él, simplemente,
apareció. En mitad de una tormenta, por supuesto:
en el Necromicón está escrito que los rayos
nacen de los dedos de los magos. Y apareció en un
lugar al que él no nunca visita y yo de modo muy
esporádico: los restaurantes de la Casa de Campo;
al menos hacía cinco años que no entraba yo
solo en el Urogallo para pedir una cerveza, y acababa de
pedirla cuando estalló la tormenta y el consiguiente
y fascinante espectáculo. Pasé un rato formidable
zampando aceitunas, bebiendo sorbitos de cerveza y fotografiando
el viento, la lluvia y el cielo morado. No sabía
si me iba ya o no, soy improvisador, pero sí que
me estaba acercando -¿para pedir algo más?-
a la barra; y junto a la barra estaba el Mago, apenas mojado.
Como es natural, y natural le parecerá a cualquiera
que nos conozca a ambos, nos saludamos como si nos hubiéramos
citado. Y pedimos un par de cafés, acompañados
por sendas raciones de leche frita. Y estuvimos larga y
placenteramente charlando. Faltaban menos de veinticuatro
horas para que se clausurasen los cursos de verano de El
Escorial, dentro de cuyo marco conocí al Mago hace
tres o cuatro años. Cuando terminamos de ponernos
al día, y esto tampoco me parece raro, y levantamos
la vista: la tormenta había cesado.
Regresé hasta El Escorial, a bordo de mi viejo y
duro Volvo, con las ventanillas bajadas y canturreando conjuros
blancos e incoloros ensalmos. Porque siempre me devuelve
el amor por la vida y la fe en el ser humano, encontrarme
con El Mago.
Feliz verano
para todos los lectores de este humilde, y juguetón
(siempre) DIARIOWEB.
“La generosidad
no se puede exigir”
SOSIEGO (antilibro)
27 de agosto de 2012
EL GRUPO DE BROOKLYN,
REUNIÓN AGOSTO 2012
Febrero. Nieva. En Nueva York nieva. Acabo de regresar con
Fermín Cabal desde México: allí no
nevaba, allí hacía sol. Sobre todo en Acapulco
adonde me fugué en solitario, alquilé un Bugatti
plateado y pasé una semana divirtiéndome ampliamente.
Pero ya estoy de vuelta en Nueva York, en la casa de Fermín
en Montague Street. Achero Mañas también acaba
de llegar a Nueva York, procedente de España. Su
hermano Federico Mañas y Eduardo Lago se suman a
la reunión. Es de noche. Nieva en Nueva York. Nieva
en Brooklyn. ¿Por qué no bajamos a hacernos
una foto con la nieve al Promenade, el mejor lugar del mundo
para ver el skyline de Manjatan? ¿Por qué
no? Sí. Bajamos. Trípode incluido para la
máquina polaroid. Cuando el flash se dispara un copo
de nieve tapa la cara de Lago. Acaba de nacer el grupo de
Brooklyn. Esa cara tapada por la blancura de la nieve nos
permite cambiar un miembro a voluntad, y a veces es Carlos
Madrigal o Jose, su hermano, pero también Gonzalo,
o Pilar o... nosotros elegimos. O somos elegidos. Por cuatro
chicas encantadoras en la última reunión,
hasta la fecha, del grupo de Brooklyn, que nació
en Nueva York en 1988, bajo la nieve.
“Me conformaría
con aprender a conformarme con lo que tengo”
SOSIEGO (antilibro inconformista, ma non troppo)
3 de septiembre de 2012
EL ESCRITOR VENEZOLANO
ALEXIS HERNÁNDEZ GANA EL GAVIA BLANCA
En mi calidad de director
editorial de Haz Milagros me toca coger el móvil
y llamar al escritor venezolano Alexis Hernández
para comunicarle que un jurado formado por Amparo Baliño,
Agustín Lejarreta, Germán Zamorano, Ester
Penas y yo mismo, hemoss decidido por unanimidad el II Premio
de Narrativa Gavia Blanca, convocado por el taller 3Estaciones
y la Editorial Haz Milagros que tendrá el placer
y el orgullo de publicar en breve la novela ganadora: DESHOJANDO
MARGARITAS, un trepidante cruce de folletín y thriller
que cuenta en paralelo, en un alarde de habilidad narrativa,
la historia de Marga, una mujer presa por asesinato, y Rita,
una recién casada con un cacique despótico,
ambas arropadas por una cuidada corte de personajes secundarios.
Imposible no quedarse enganchado al leerla, y también
imposible adivinar el final.
Reitero desde este diarioweb mis felicitaciones a Alexis
Hernández; estoy deseando editar el libro y presentarlo
en sociedad.
“Jamás
se ha escrito ningún libro completamente satisfactorio,
que sea móvil y variable y eterno como el mar o el
campo o una mujer o un hijo o un sueño. Por eso sigo,
seguimos, escribiendo” SOSIEGO (leí
la idea en algún sitio, pero como no recuerdo dónde
ni de quien era, la he reescrito)
10 de septiembre 2012
REGRESANDO A MAD MADRID
Regreso a Mad Madrid, tras un par de meses de ausencia.
Regreso a Mad Madrid y la encuentro entristecida, menos
móvil que en mis recuerdos, un poco más agresiva.
Es sábado, y mi pequeña familia prefiere quedarse
en casa, pero a mí me llama la calle, como me ha
llamado siempre, y yo la respondo, como la he respondido
siempre, y bajo a caminar con las baterías recargadas,
con mi suficiente alegría y la vocación de
contagiársela a quien se encuentre o cruce conmigo,
con mis personajes y heterónimos sobrevolándome
como fantasmas-guardaespaldas. A mi derecha está
el Tigre, Tigre Manjatan, que esta temporada va a intentar
mezclarse con los reales, con los seres de carne y hueso,
y Traum, unos pasos atrás, deseando que aparezca
algún peligro para demostrar que puede comérselo,
Alberto Delgado mirando al suelo, Daniel Fénix: haciendo
marcos con los dedos en los que atrapar fotografías
que no disparamos, Ram Rendell imaginando que baila y hace
una película de las nubes que se oscurecen en el
cielo, y León, sobre todo León, mi mejor y
más cercano amigo en este momento, el Cazador de
Cuentos, a quien cada noche presto mis dedos unos minutos
para cazar relampos. Estamos todos, dispuestos a multiplicarnos,
a llenar cualquier posible vacío de la realidad con
la potencia de nuestros sueños.
Hi, Mad Madrid. Venimos a dibujarte una sonrisa nerviosa
en el Manzanares empiscinado, a hacerte cosquillas en la
M-30, a patearte la Gran Vía y saltarte en Nuevos
Ministerios. Estamos aquí de nuevo, amada y odiada
ciudad. Hemos vuelto.
HAZ MILAGROS
Era la frase que rebotaba en mi salvapantallas cuando estaba
en Dakar. Es un cuento protagonizado por Javier Panizo.
Es el nombre de la editorial que ahora dirijo, y en la que
acabamos de enviar a imprenta dos libros magníficos:
Gui-ller-mo (de Agustín Lejarreta Lobo) y El exotismo
ilustrado (de Ester Penas González). Que vayan a
existir ya tiene algo de milagroso; pero ahora me quitaré
el sombrero y miraré dentro para ver si está
allí dentro la magia que me permita –suficientemente-
venderlos.
“Para
el trapecista la humillación de la red es otra forma
de muerte”
(SOSIEGO, antilibro sin red y a muchos metros del suelo)
16 de septiembre de 2012
REENCUENTRO CON EDWARD
HOPPER
Lo conozco desde siempre, uno de mis pintores favoritos.
Pero no había visto sus cuadros hasta Londres, hace
unos pocos años; largas horas esperando, en compañía
de mi chica, en las terrazas de la orilla del río.
Mereció la pena la espera, por supuesto, fue fantástico.
No imaginaba que sus cuadros, un lustro después,
viajasen hasta mí, a cinco minutos de casa en metro.
Un regalo. Pero pasaban los días y no iba al museo.
El final de temporada fue complicado y muy denso, luego
se cruzó el verano y ya sólo quedaban unos
días para que en el Thyssen desmontaran el chiringuito.
Así que es casi lo primero que hago cuando regreso
a Mad Madrid, el lunes, acudir al museo. Me encuentro con
un guarda echándole el candado a la puerta. “Los
lunes cerramos a las siete”. Espléndido. Regreso
el martes, a la misma hora más o menos; bien, el
museo hoy sí está abierto aunque hay una cola
de personas enorme esperando para comprar la entrada, pero
eso no debería ser problema para mí: tengo
un pase de prensa. Acudo al mostrador donde está
mi amigo Iñaki, con mi documento y una sonrisa de
hombre contento. “Los periodistas sólo pueden
visitar la exposición a mediodía”. Espléndido.
Regreso al día siguiente y esta vez sí que
entro. Demasiada gente. Pero allí están los
cuadros, no todos pero sí bastantes de mis favoritos.
Me quedo casi una hora; escribo un par de cuentos inspirándome
en los grandes óleos, silueteo algunos con mi rotulador
negro de punta extrafina sobre el papel blanco de mi libreta.
Cuando salgo no veo Madrid, sigo viendo a Hopper: una chica
usando el móvil sentada en el alfeizar de una ventana
de piedra. Es como en uno de sus cuadros. Intento fotografiarla
sin que se de cuenta, pero me ve y se levanta. Me acerco,
disculpo y explico. Ella vuelve a sentarse, posa para mi
cuadro. Se lo enseño. “Sí, tiene algo
de Hopper”, me dice amable y sonriendo. Es entonces
cuando por fin salgo del mundo de Hopper y regreso al mío,
persiguiendo mi sombra con sombrero que la luz del final
de la tarde ha hecho larguísima, ideal para el viejo
juego de cazarla, con la cámara, mientras trepan
por una pared o se desparrama, enorme, sobre el suelo.
¿CUÁNTO
VA A DURAR MI MATRIMONIO?
Es uno de esos test que nunca se me ocurriría hacer,
pero sucede que tengo tiempo, y que el tema no me es nada
ajeno: ya han recibido en el pecho muchos amigos y amigas
el disparo del divorcio. Así que respondo a las preguntas
y voy sumando números con un boligrafito. “Lleva
usted muy poco tiempo casado, es lógico que aún
esté tan contento, pero ya verá, ya verá,
cuando pasen los años”. Me toma por un recién
casado, el estúpido test. A mí, que llevo
dieciocho años de matrimonio. Me siento como el más
pringado de los pringados. Arranco las páginas del
test con los numeritos a bolígrafo y las tiro a la
basura. Mejor que nadie se entere, pensarían -¡dieciocho
años y los test me toman por un recién casado!-
que soy un inmaduro, un pobre ingenuo.
“Qué
interesante e inspirador es no fallarle a los demás”
SOSIEGO (antilibro)
24 de septiembre de 2012
CON MIS ESCRITORES
EN SANTOS DE HUMOSA
De izquierda a derecha: Germán Zamorano Fuentes,
contramaestre del taller 3Estaciones y director de diseño
de Haz Milagros ediciones, Mara Mugueta, autora de Punta,
Alexis Hernández: Siniestra Josy y Deshojando margaritas
(II Premio de narrativa Gavia Blanca), Ester Penas, cuya
novela El exotismo ilustrado se presentará el próximo
15 de octubre en el Real Club Canoe junto a Gui-ller-mo,
obra del escritor situado a la derecha de la foto: Agustín
Lejarreta Lobo.
Nos había citado Germán, que vive en el cerro
donde se alza Santos de Humosa, para cenar, hacer planes,
hablar de literatura y soñar despiertos. Desde el
jardín de su bonita casa se veía Mad Madrid,
enrojecido como si estuviera ardiendo por efecto del sol
que descendía a velocidad casi otoñal sobre
los edificios de la ciudad.
Una velada deliciosa, promesa de un curso en el que –prometo-
no pasaremos desapercibidos.
SOBRE LAS CARAS DE
LOS NIÑOS
Sólo había asistido una vez, hace cuatro años,
a la cena que con carácter anual convocan mis compañeros
de curso en el colegio del Pilar. Pero este año podía
y quería ir; y lo hice. Amén de pasarlo muy
bien, que era lo previsto, lo más impactante e interesante
para mí era ver a los niños que conocí,
con quienes compartí alegrías y miedos y muchas
primeras experiencias. Cuando me tendían la mano
escudriñaba sus caras buscando al niño, y
encontrándolo siempre. Lástima no ser un buen
dibujante, y partiendo de las fotos de fin de curso ir trazando
las líneas que actualmente enmascaran sus rostros
primigenios, las líneas que cuentan –sin mentiras-
la historia de sus vidas.
“La energía
nerviosa / siempre tirando / de mí / hacia arriba
/ o hacia abajo”
SOSIEGO (antilibro)
1 de octubre 2012
ME LLEVO UNA SILLA
DE CASA DE GURIDI
Es lo que tenemos los tipos como yo, que nos invita a cenar
un compañero de colegio transmutado en estrella del
cine y la televisión en la categoría de director,
y nos llevamos una silla. Claro que debo decir en mi defensa
que es una silla pequeñita, y que fue Luis quien
me la ofreció cuando ya me iba con la barriga contenta
y el cerebro aún más. “Qué cosa
más bonita, me encanta”. “Llévatela,
es tuya”. Mientras yo aceptaba y no aceptaba Marisol,
su mujer, dijo medio en broma “son doscientos cincuenta
euros”, pero yo sabía que Guridi no iba a hacerme
pagar por la silla, que ahora tengo en el anaquel central
de la librería de mi despacho, ya he dicho que era
pequeñita, en un lugar de honor, sobre una peana
de onix, y la estoy mirando mientras escribo, con su fondo
rojo, porque no es una silla que pueda utilizar para sentarme
yo, ni siquiera para sentar al muñeco de lego que
me regaló mi hijo, porque está dibujada o
–aún diría más- pintada, presidiendo
un lienzo diminuto de siete por siete centímetros,
cuya posesión me hace feliz, como me hace feliz que
mi mejor amigo del colegio siga siendo un genio, como lo
era cuando lo conocí cuando éramos niños,
y como lo ha sido siempre, y –espero y deseo- siempre
lo será, por los siglos de los siglos... guridiamén.
EDITANDO
LIBROS
Si nada se tuerce el próximo día 15 de octubre
a las 19,30 presentaré los dos nuevos libros de Haz
Milagros ediciones en la sala del Club Canoe, Pez Volador
30. El debut de dos autores poderosos y distintos, Agustín
Lejarreta Lobo y Ester Penas González; pero como
insistiera el encargado de los asuntos culturales del club,
el gentil caballero Juan Corredera, que también debería
haber algo mío, decidí ampliar la oferta del
show con el lanzamiento de la nueva colección de
bolsillo, que comenzará con Pequeñas Historias
Africanas, el libro más agradable que –dicen
los lectores- hasta la fecha he escrito. He tenido que forzar
un poco la máquina, hacer trabajar a destajo a mi
diseñador y maquetista, meterle prisa a la imprenta,
y pasar mi inevitable ración de nervios; pero parece
que estará todo listo para el día 15. Haremos
teatro sobre la tarima, como nos gusta y dvierte, y compartiremos
cervecitas y canapés con cuantos vengan a vernos;
quien lea esto puede darse por invitado, porque -queridos
niños y niñas- no olvidéis nunca que
es un placer compartir los buenos ratos.
“No se
puede ser esclavo y libre a la vez; excepto en la ficción
o en la locura”
SOSIEGO, antilibro.
8 de octubre de 2012
PREPARANDO EL SHOW
Me paso horas con mi amigo el diseñador Montxo Dixie,
mucho más paciente y perseverante que yo a la hora
de hacer el diseño de “el cuento para ser impreso
en tarjeta de visita” que en edición firmada
y numerada daré a los asistentes al chou –una
presentación es ante todo un chou- del próximo
lunes 15 de octubre, día de Santa Teresa. Lo que
ya no está tan claro es que vaya a presentar la nueva
colección de bolsillo con PEQUEÑAS
HISTORIAS AFRICANAS, porque podría suceder –el
diablo no lo quiera- que no llegasen los ejemplares a tiempo
de la imprenta; me pasé la mañana del viernes
arrastrándome por el interior de las estrechas e
incómodas líneas telefónicas, suplicando
clemencia –y rapidez- a mis impresores. (A Santa Noelia
me encomiendo).
-¡Dios! ¿qué me pasa? ¿De dónde
ha salido esta contractura?
-De tus nervios, muchachito, por meterte en camisa de once
varas, jugar a editor.
-¿Y el cansancio?
-Eso no es cosa de nervios, más bien de que estás
abusando del frasco...
-¿Yo del frasco?..
Mejor no sigo con esto que
resulta un poco idiota discutir con uno mismo. En cualquier
caso, y en mi absoluta modestia, me estoy moviendo como
hacía tiempo. Y cansa, sí, y aparecen contracturas,
también, pero ¡ay! cómo me divierto.
“Lo peor
no es trabajar, lo peor es pensar que tienes que hacerlo”
SOSIEGO (antilibro perezoso)
22 de octubre 2012
EN EL CANOE CLUB
Era demasiado grande para reventarlo, a pesar de que conseguimos
convocar a más de ciento cincuenta personas. Juan
Cruz, el escritor y editor, siempre elige para presentar
sus libros espacios pequeños, en los que haya que
estar codo con codo y se sude y hasta cueste respirar (quizá,
esto último, no sólo para subrayar la sensación
de éxito, sino como un homenaje o un guiño
al asma que sufre y padece desde niño). El Canoe
Club siempre es generoso conmigo. Vendimos muchos libros,
nos dieron todas las cervezas y canapés que quisimos,
y el ambiente –de satisfacción general- era
magnífico.
Pero el pequeño triunfo ya es pasado. Haz Milagros
ediciones ya está pensando en los nuevos libros que
se ha comprometido a alumbrar antes de navidad. Que no pare
el espectáculo, la magia de ayer no mantiene vivo
hoy a ningún circo.
PASEANDO CON AMIGOS
El martes día nueve, cinco días antes de que
se convirtiese en el centro de todas las miradas del mundo
literario al ganar el Planeta, estuve dando un largo y agradable
paseo nocturno con Lorenzo Silva. Y el martes dieciséis
me cité con Lorenzo Rodríguez Garrido, el
otro Lorenzo, alias Lorenzo El Joven, también por
la noche, y también paseamos y hablamos de literatura
y de proyectos y bebimos cerveza (yo) y agua (él),
y nos metemos en un antro lleno de polis y taxistas, y nos
divirtió y encantó vernos, como siempre sucede
cuando somos capaces de forzar un encuentro. El jueves el
paseo fue diurno, después de comer en un japo, con
mi colegazo Mat, Miguel Ángel Rodríguez Matellanes,
a quien tenía muchas de ganar, por variados motivos,
entre otros: enseñarle los libros de Haz Milagros
Ediciones, y escuchar su opinión y consejo. “El
tibio sí de un sabio vale más que el aplauso
del vulgo”, y “ese tibio sí” me
lo concedió Miguel Ángel; vamos por el buen
camino.
-Antes el diario (refiriéndose a este diarioweb)
era más sobre la vida literaria, y ahora se ha vuelto
más íntimo.
Tenía razón, pero ha ido saliendo así
y la clave es ser espontáneo, sincero y auténtico
(o eso creo), pero me esforzaré en sacar más
caretos de escritores y lugares literarios, sobre todo de
lo que podría llamar “mis personajes de no
ficción”, porque es evidente que en este diario
sólo hablo una y otra vez de unos pocos: los ya mencionados
más arriba, y Marchamalo, Luis Alberto de Cuenca,
Herralde, Helena Cosano, Viviana Fernández, Jorge
Díaz, Javier Márquez, Pedro de Paz..., caray,
son un montón, mejor dejo de enumerarlos y pongo
voluntad para volver a recuperar su presencia y protagonismo
en este diario.
“Tengo
que vigilarme para no exceder mis fuerzas; el sprinter hermanado
con el corredor de fondo”
SOSIEGO (antilibro)
29 de octubre 2012
ENREDANDO EN GETAFE
NEGRO
“Puebla, siempre tienes que dar la nota”, dice
Silva; pero lo dice sonriendo, porque ya está acostumbrado
a mí, y sabe que me retrato con los maniquís,
le digo piropos sólo a las mujeres que me parecen
guapas (por fuera o por dentro) y además, siempre
que puedo: fotografío a los fotógrafos.
El día del Cervantes, donde presidí o coordine
la mesa que inauguraba el festival fui bastante modosito
y realicé mi trabajo de la forma más eficaz
posible (opino), pero en la comida, y a pesar de que solo
libé unas copitas de vino, me sentía más
contento: había muchos amigos y gente que me cae
bien: Laura Muñoz Hermida (búscala si necesitas
un buen fotógrafo), Pedro, Esperanza, Gelu, Pilar,
David...,
y también Angel Juristo,
Pavel Kohout, Manuel Florentín, Juan Bas, Eduardo
Mendoza (a quien conocí en un ascensor hace una década
larga en Nueva York y con quien no había charlado
desde entonces), Ana Gavín, Ramón Pernas...
Bueno, que había mucha
gente de esa que me hace sentir que el mundo es un lugar
del que yo formo parte; por eso me permití enredar,
y divertirme como el célebre jefe sioux Cuervonegro.
(Más valía que lo contase yo, porque se
nota demasiado en las fotos del festival de Getafe negro
en las que aparezco). Gracias a los "cuervos
blancos" por contar conmigo: creo que soy el único
escritor, ajeno a la organización, que ha participado
en todas las ediciones. ¡Éxito!
Entre Planetas..., no hay dos sin tres.
Eduardo Mendoza, Javier Puebla, Lorenzo Silva.
Juan Bas y Manuel Florentín, posando
a lo Bond a petición del hombre del sombrero.
Gelu, sin ella no sería como es Getafe
Negro.
Pavel Kohout, autor de La hora estelar de
los asesinos (una novela brillante)
Cuando los cristales juegan a ser espejos.
“El precio
es demasiado alto, sí, pero tengo el dinero”
SOSIEGO (antilibro)
ME ENCANTA QUE ME
DEJEN COLGADO
Hay que aprovechar los puentes, así que me voy a
la “cueva” donde normalmente me refugio para
escribir, la familia al completo; es un movimiento fácil:
sólo somos tres. Lo estamos pasando estupendo cuando
mi señora me comunica que el viernes no voy a verla
el pelo ni a ella ni al niño, ha venido la tía
Luisa desde Barcelona con sus hijos y se van a ir todos
a Faunia a pasar el día. Me abandonan, me dejan colgado…
Dios les bendiga.
Cuando me despierto ya no están en casa. Nada de
comer en la nevera. Bajo al supermercado y me encuentro
a una de mis amigas más guapas y simpáticas,
“Por qué no te vienes a casa a tomar un vino?
Hemos hecho migas y somos tres chicas”. Yo iba a quedarme
ante la tele bebiendo gazpacho envasado y masticando huevos
duros, disfrutando con los entrenamientos libres del Gran
Premio de Abu Dabi. “Te ponemos la tele, no te preocupes”.
Acepto. Al final también viene otro amigo, un militar
divorciado hace no mucho tiempo. Lo pasamos fenomenal: que
rico el vino y las migas y los canapés, la buena
compañía convierte lo bueno en excelente,
en dos veces bueno. Me voy a las cinco, porque quiero echar
gasolina, comprar leña (para un urbanita comprar
leña es un ejercicio interesantísimo y espléndido),
y aún tengo tiempo para dar un largo e inspirador
paseo por la senda perfecta que atraviesa el Valle de los
Reyes. Estoy tan contento cuando regreso a casa que no puedo
ni ponerme a escribir, ¿y si diese otro paseo? En
ese momento suena el teléfono. Es mi pequeña
familia; en una hora estaremos juntos de nuevo. ¿Iré
a buscarlos a la estación? Desde luego. Los holas
y los abrazos y los besos. Adoro verlos, claro: los quiero
más que a mí mismo, pero sería tan
falso como hipócrita el afirmar que los he echado
de menos.
“Ni para
el asesino más vocacional es siempre un placer apretar
el gatillo”
SOSIEGO (antilibro)
12 de noviembre de 2012
LA CIUDAD QUE ESQUIVO
Me levanto temprano. Temprano
para mis hábitos, no para los del resto de los habitantes
de la ciudad que yo también habito. Tienen que sacarme
sangre, pero he encontrado un sitio al que se puede ir a
cualquier hora, entre las ocho de la mañana y las
ocho de la tarde; la única condición es acudir
en ayunas. Acudo en ayunas. Me subo a un autobús
con mis gafitas de Alberto Delgado, pantalones de pana,
deportivas negras Reebok y mi muy vieja –pero de impecable
aspecto- gabardina Aquascatum (llevamos juntos veintinueve
años). Juego, como es natural en mí, a intentar
robarle una sonrisa a la mujer que me pincha en el brazo,
y a pesar de las gafitas rotas y anticuadas y mi aire de
conejo enfermo y desvalido, lo consigo: le robo una sonrisa
en un día de otoño lluvioso y gris. Después
de un análisis de sangre la tradición afirma,
enseñanza materna grabada en mi corazón y
en mi cerebro, que lo correcto es premiarse con un buen
desayuno: chocolate con churros, por lo menos. Pero con
casi las dos de la tarde, prefiero regresar a casa y hacer
un desayuno-comida a mi ritmo. Así que camino hasta
la parada de autobús, que no está demasiado
lejos, protegido de la lluvia gris y sucia por mi gabardina
Aquascatum y mi Stetson neoyorquino, la marquesina está
llena de gente y el asiento metálico y pintado de
marrón mojado, pero a mí me da igual y me
siento. También consigo encontrar asiento en el bus
triste y repleto. Miro a los hombres, mujeres, niños
y viejos que hay a mi alrededor. Hasta los niños
y las gacelas parecen animales apaleados y feos; cierro
los ojos y realizo un segundo muestreo, dispuesto a encontrar
belleza, pero fracaso y no la encuentro. Es un día
de noviembre lluvioso y vulgar, un día –supongo-
como cualquier otro, pero hace mucho tiempo que yo no veía
nada parecido. Y entonces advierto y recuerdo que soy muy
afortunado y disfruto de una vida de privilegio, aunque
el precio sea muy alto: vivir casi sin dinero. Miro con
compasión y empatía y afecto a quienes me
rodean, las calles cenicientas por las que se mueven al
borde del agotamiento los habitantes de la ciudad que yo
nunca veo, la ciudad que esquivo.
DE NECIOS Y CRETINOS
Llegan con el corazón sangrante y en la mano, implorando
ayuda; restaño la herida y los sano; es fácil
para mí, tengo algo de mago. Cuando ya están
bien, completamente recuperados, los que son necios, tampoco
los que son cretinos, no sólo no me dan las gracias,
sino que intentan apartarme y echarme a un lado, o pretenden
ponerme el pie encima y utilizarme como si yo fuera una
piedra más en el camino. Cuando eso sucede siento
tristeza; y para calmarla acerco mucho mis ojos miopes y
los suyos y espero: a que su corazón vuelva a sangrar,
a que lo tengan otra vez en la mano. Cuestión de
más o menos tiempo. Oh, como suplican cuando eso
sucede, y qué poco me importa su dolor. Y sin embargo
vuelvo a ayudarlos, si puedo. Si me es posible hacerlo desde
lo bastante lejos.
“Un error
común en el artista es creer que el mundo tiene la
obligación o responsabilidad de descubrirlo”
SOSIEGO (antilibro con un S.O.S. y un EGO)
19 de noviembre de 2012
DE MI MISMA TRIBU
No son escritores, ni utilizan
un sombrero para preservar su invisibilidad, tampoco veranean
en el mismo lugar que yo, ni siquiera veneran los mismos
libros, pero –aunque apenas los conozco- es evidentísimo
que son de mi misma tribu (¡y cómo mola mi
tribu!).
Quedo a comer con ellos, con uno
y luego viene el segundo, en un restaurante cuyo nombre
no recuerdo. Los suyos sí, por supuesto: Santiago
Sanz-Pastor y Juan de la Quintana Gordon Ferguson (a Juan
le pongo más apellidos porque me parece insuperable
lo de llamarse Ferguson). Estudiaron en el mismo colegio
que yo, en el Pilar, en mi mismo curso, aunque cuando éramos
niños no llegamos a tener amistad o trato concreto.
Pero ahora... ¡es tan evidente que somos de la misma
tribu!
El artífice de la reunión es indiscutiblemente
Santiago Sanz-Pastor, ocupado en el más hermoso tipo
de trabajo que jamás he oído: administrar
su propio patrimonio; pero no le parece bastante y está
moviendo –con paciencia y precisión- hilos
y palitos para conseguir que una idea difusa, algo así
como una fundación o instituto para la felicidad,
tome forma y se convierta en algo concreto. Así que
durante la comida hablamos de la felicidad, y de historia,
y de ritmos personales... de cualquier cosa –pasan
cuatro horas sin que ninguno seamos conscientes de ello-
excepto de lo que habrían hablado tres hombres que
se reunieran en un día tan significado como el de
la huelga general. En un punto parece que estamos los tres
de acuerdo: que el secreto de la felicidad reside en ser
capaz de vivir y actuar siguiendo el propio ritmo, el interno,
ese con el que estamos cómodos y que no cansa, porque
cuando se está cansado basta con tumbarse. Espero
que habrá más comidas, más encuentros,
pero aún en el caso de que no los hubiera el placer
de este primero ha sido absoluto, magnífico, perfecto.
Qué lenitivo para el alma, cómo enfría
el fuego de la soledad reencontrarse en mitad del desierto
de la vida con otros miembros de mi misma tribu. Sosiego.
“No pretender
nada, sólo dejarse llevar”
SOSIEGO (Antilibro-río)
26 de noviembre de 2012
LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE LORENZO
En la foto están Lorenzo Rodríguez Garrido,
alias Lorenzo El Joven, y Lorenzo Silva, alias Lorenzo El
Viejo (aunque quizá Lorenzo El Grande, por sus muchas
hazañas, fuese un sobrenombre más correcto)
presentando un libro escrito por Lorenzo El Inglés,
más conocido como Lawrence de Arabia y bautizado
Thomas Edward Lawrence. Sucede en la bonita librería
llamada La Central sita en Callao, Madrid, España.
La sala habilitada al efecto por Lucía Cobos, jefe
de prensa de la citada librería, está desbordada
por completo y apenas puedo acercarme para hacer una foto,
y luego me pierdo en las galerías repletas de libros
donde gracias a un eficaz sistema de altavoces puedo seguir
las palabras de los Lorenzos, y también de Carlos
Zanón, sin excesivo esfuerzo. Con Lorenzo El Joven
había estado unos días antes paseando por
la Villa y Corte, o ciudad de Mad Madrid, y comprobado la
extraña facilidad que tiene para encontrarse gente:
una antigua amiga, un compañero del instituto, o
hablar sobre alguien y que aparezca, “Por aquí
suele pasear Gallardón con un perrito blanco”,
y apenas había salido el adjetivo de sus labios cuando
surgió ante nuestros ojos Gallardón con el
perrito blanco ya metiéndose en un portal, con aire
de cansancio y recogimiento. A Lorenzo El Viejo... –seamos
generosos al menos por hoy- a Lorenzo El Grande le había
visto diez días antes cuando presentó el Planeta,
y tenía muchas ganas de charlar con él en
privado o más o menos. Así que seguí
a los Lorenzos por bares y hoteles y calles y plazas hasta
que se sentaron en la coctelería conocida como De
Diego, y yo con ellos, exactamente en la mesa de al lado
a la que ocupaban Philip Marlowe y Terry Lenox, los dos
mejores personajes creados por Raymond Chandler según
opino y creo. Todo tenía, después del segundo
gimlet, un aire de novela negra y momento de éxito.
Hasta nos invitaron a una ronda los camareros para festejar
el premio logrado por Lorenzo El Grande. Sucedió
en Mad Madrid, el jueves 22 de noviembre de 2012, cuando
se reunieron todos los Lorenzos y yo, hombre a veces afortunado,
estaba con ellos.
“El conductor
que se queja de su máquina es un necio y un perezoso.
No hay que quejarse, sino aprovechar el vehículo,
el cuerpo que tenemos”
SOSIEGO (antilibro)
3 de diciembre de 2012
MIENTRAS PUEDA VALERME
POR MÍ MISMO
Tengo que subir a la calle Islas Filipinas a por el trofeo
para el premio Gavia Blanca que entregaremos el próximo
lunes al final de la presentación en el Canoe Club.
Mi idea es ir en metro, pero en ese momento suena el teléfono.
Es mi padre, que va a ir a buscar al niño al colegio
y que si puedo bajar yo a recogerlo en la calle. Entonces,
de forma natural y no muy inteligente por mi parte, le pregunto
si puede subirme hasta Islas Filipinas; está al norte,
como su casa. Me explica que está al norte, pero
al otro norte, y casi tan lejos de su casa como la mía.
Vale, comprendo. Pero un momento después quien llama
es mi madre, que también va en el coche, y dice sí,
que me suben ellos. Y en efecto: me suben ellos. Mi padre
conduciendo a la velocidad de la luz, frenando y acelerando,
maldiciendo la lentitud de los otros conductores como si
fuese un adolescente. Y mientras conduce le recuerdo unos
días atrás en casa de mi hermano recibiendo
los regalos por su ochenta y siete cumpleaños. “Mientras
no tenga que depender de nadie” “mientras pueda
valerme por mí mismo”. Suscribo ese pensamiento,
esa filosofía de vida, aunque lo cierto es que yo
siempre dependo de alguien, debo apoyarme en alguien, porque
solo a nada interesante llego. “Mientras pueda apoyarme
en los demás, y que los demás se apoyen en
mí sin caerse”, esa es mi propia filosofía
de vida, rectifico.
INVITACIÓN
PREMIO GAVIA BLANCA EN EL CANOE CLUB
En Haz milagros ediciones... nadan hasta los libros.
(diseño invitación Montxo Dixie)
"Lo que importa
en una representación genial es haber sido público;
el actor no ve la obra"
SOSIEGO (antilibro teatral, cuando alguien lo encuentra
en cualquier sitio)
17 de diciembre de 2012
SIN PÚBLICO
NO HAY ESPECTÁCULO
10 de diciembre, dentro de dos horas tengo una presentación
en el Canoe Club; hice otra el 15 de octubre. Mucho me temo
que la sala estará vacía, o lo parecerá
porque es inmensa, y además me he permitido el lujo
de convocar sólo a gente que me cae muy bien, personas
a quienes quiero o aprecio o admiro. Estoy, en suma, preparado
para el fracaso; y curiosamente eso me relaja. Así
que lo paso bastante bien hablando con Juan Corredera, confirmando
que vendrá Juan Tamames, presidente del club, a entregar
el premio a Alexis Hernández, que ha ganado el II
Premio de Narrativa Gavia Blanca, con una novela de brillante
estructura y muy entretenida. Alexis también ha convocado
a su gente, claro, y quizá nuestro embajador ante
el mundo, Juan José García, habrá llamado
o escrito a algún pariente o amigo. Pero la sala
es demasiado grande, ya digo. Bueno, no se puede triunfar
siempre, en la presentación anterior hubo más
de cien personas y se vendieron más de cien libros;
habrá que conformarse con lo que toque.
En efecto, a las siete y veinticinco, cuando ya sólo
faltan cinco minutos para que comience el show según
anuncia el gigantesco y maravilloso cartel realizado por
Montxo Dixie –los libros de Haz Milagros hasta saben
nadar- apenas hay una veintena de espectadores. Hablo con
unos y con otros, ya asumiendo las circunstancias, indiferente
a que no venga nadie más, cuando empiezan a pedirme
que firme libros, muchos libros, al menos ha dedicado una
docena cuando por la megafonía escucho mi nombre:
“Se ruega a Javier Puebla que acuda a la mesa, porque
los demás actores ya ocupan sus asientos respectivos”.
¿Tan pronto? Miro a mi alrededor y observo que, sin
estar lleno el salón, sí que hay unas cuantas
personas más que diez minutos antes. Me disculpo
ante quienes aún están esperando mi firma,
porque amén del premio Gavia Blanca también
presentamos la segunda edición de Pequeñas
Historias Africanas, el
regalo de navidad perfecto, un libro que escribí
cuando vivía en África y que se ha convertido
en el más vendido de cuantos he publicado hasta la
fecha. “Ya voy”, respondo al fantasma de la
megafonía. Y en efecto, voy, me siento, y Juan Tamames
abre el fuego y entrega el trofeo que hemos mandado realizar
para la ocasión, y luego nos deja solos. Habla Juan
José García, habla Alexis Hernández
y por último hablo yo; y cuando me toca hablar flipo:
porque bajo de mi limbo y vuelvo a barrer la sala con la
mirada y para mi sorpresa todas las sillas están
ocupadas. Entonces me dedico a explorar los ojos de quienes
han venido, brillan de contento. ¡Qué regalo
inesperado! Me subo encima de la mesa, Europa y yo somos
así, y les pido que me permitan fotografiarlos, y
me lo permiten, y también que los dirija y los ponga
de pie para una segunda imagen. A partir de ahí la
velada es pura alegría, volvemos a superar la cifra
de los cien libros vendidos. Un éxito, mérito
del público por supuesto, porque sin público:
no hay espectáculo.
“Si con
frecuencia da pereza comenzar un libro de cuatrocientas
o seiscientas páginas, enfrentarse a un lector electrónico
que guarda en su interior un millar de libros podría
hacernos desistir definitivamente de leer ¿nunca
más?”
SOSIEGO (antilibro, también electrónico)
24 de diciembre de 2012
SOL DE INVIERNO
Me dirigía hacia Murcia, en el coche, y estaba atravesando
la provincia de Albacete cuando comenzó a percibirse
con claridad incontestable que la masa de nubes que cubría
el cielo tenía un punto claro, perfectamente cortado
o dibujado, en el que iba desaparecer de encima de mi cabeza.
Y en efecto las nubes quedaron atrás, y atrás
también las dificultades y esfuerzos de Mad Madrid,
la ciudad en la que vivo.
Llevo ya un par de días en Murcia, visitando personas
y lugares, paseando por el largo paseo marítimo de
los Alcázares, recreando mientras camino diversos
momentos que aún no he tenido tiempo de anotar, y
pienso ahora mismo, en particular, tres comidas con amigos.
La primera en compañía de Santiago Sanz-Pastor
y otros tres nuevos candidatos a convertirse en protectores
o aliados de la Fundación de la Felicidad: Santiago,
Miguel Ángel y José, la conversación
interesante y deliciosa, salir a fumar a la terraza situada
frente al parque de El Retiro, bajo las modernas estufas
eléctricas y sobre sillones acolchados con mantas
de pelo o borreguillo; recuerdo también a la camarera,
Cecilia, una dominicana amabilísima y pequeña
que nos trató como si fuéramos los mejores
clientes que nunca hubiera tenido.
La segunda comida, a la que me invitó Luis Alberto
de Cuenca en un restaurante oriental, al que llegué
tarde despistado por mis propios pensamientos que anticipaban
la conversación que minutos después se haría
real; al terminar de comer lo acompañé hasta
la oficina de Correos más cercana: tenía que
enviar un ejemplar de la nueva edición de sus obras
completas a un amigo lejano, y me impresionó la gracilidad
de sus movimientos a pesar de que se le ha rebelado una
rodilla y tiene que esquivar el dolor en cada paso; pero
lo hace como el poeta que es: cambiando de verso, sin perder
el conjunto del poema en ningún momento.
La tercera comida, en mi restaurante favorito (cuyo nombre
no mencionaré) fue iniciativa de mi muy querido amigo
Miguel Ángel Matellanes. No era demasiado tarde cuando
terminamos y en lugar de tomar una copa decidimos dar juntos
un largo paseo hasta la plaza de Manuel Becerra, donde le
dejé ante la puerta de un taxi pues tenía
que regresar al trabajo. “A todos nos alcanza la edad
antes o después”, dijo Miguel Ángel,
momentos antes de despedirnos hasta el próximo encuentro,
y la frase me hizo pensar en la rodilla de Luis Alberto,
y también en un comentario de Santiago Sanz-Pastor
referido a un compañero del colegio. La edad nos
alcanza, por supuesto, a todos, pero no parece tan grave,
ni siquiera parece tan cierto, cuando inesperadamente se
abre el cielo, desaparecen las nubes y brilla -para todos-
el sol de invierno.
UN EBOOK DE REGALO
Esta noche es nochebuena y mañana navidad, tralalí
tralalá... y Haz Milagros ediciones a todos va a
regalar un ebook desde su web, el primero que acabamos de
fabricar. Sólo hay que ir pinchando en la foto y
el libro en tu ordenador tendrás. (Gratis sólo
hasta el 7 de enero; luego... ya se verá).
"Es
siempre menos malo estar cansado de otro que estar cansado
de uno mismo" SOSIEGO (antilibro)
31 de diciembre
FELIZ AÑO NUEVO
Puede que sea mi optimismo
natural, pero también podría deberse a mi
intuición (tan natural en mí como el optimismo),
pero estoy convencido, absolutamente convencido que -sin
necesidad de compararlo con ningún otro año-
el 2013 va a ser bueno, un buen año. Y así
lo escribo y se lo deseo a los lectores de este diarioweb,
a quienes agradezco su apoyo y seguimiento desde hace más
de un lustro. Para todos: lo mejor de mi energía
y mi afecto. Feliz 2013. Javier Puebla.
"Capturar
estrellas fugaces; eso es lo que siempre intenta un artista" SOSIEGO, antilibro, público pero
impublicable: está en modificación continua.
Javier Puebla