JAVIER PUEBLA

                     

LITERATURA
EN VIÑETAS

 

Las palabras siempre van mezcladas con imágenes, puedan verse –como en el cine o en el cómic- o queden a la imaginación del lector. La literatura con mayúsculas suele tener tendencia a despreciar el mundo del cómic –a Moebius nunca le dieron el Nobel- y sin embargo suele babear con el mundo del cine; quizá porque sea más difícil ver dibujos, crear una percepción propia, a partir de un dibujo, que de una imagen fotográfica en movimiento; es más fácil identificarse con Bogart que con El Gato Fritz (Robert Crumb). Pero para mí -es algo personal- siempre ha sido lo mismo. Yo no leería, y quizá ni siquiera sería escritor, sin Tintín, aunque por supuesto llegó un momento en el que los textos de Hergé se me quedaron cortos y empecé a necesitar y demandar más letra. Pero el amor por la narración en viñetas no me ha abandonado nunca; y he contado muchas veces, en muchos sitios, y ahora lo voy a volver a contar, que cuando tengo un día especialmente desasosegante aún cojo un Blake y Mortimer o un Tintín, y al abrirlo me equilibro. Luis Alberto de Cuenca es el único escritor, de los muchísimos que conozco, con quien comparto esa pasión bífida, ese no querer distinguir entre Art Spiegelman y Richard Ford, porque ambos son dos narradores americanos; grandes narradores americanos. El primero utiliza el cómic, el segundo la novela y el relato; ambos son capaces de despertar mi inspiración y alegrarme o entristecerme, divertirme o aburrirme.
Pero estoy mintiendo o exagerando en favor del cómic, que no tiene una Real Academia ni un premio Nobel ni una lista específica de los más vendidos en los suplementos culturales de los periódicos y a lo más que pueda aspirar es a colarse –como ha hecho alguna vez el viejo Asterix- entre los libros de ficción “todo letra”.
Como lector, aunque he afirmado más arriba que no hago distingos, debo matizar que no es del todo cierto. Nunca subrayo las frases que leo en un cómic, por mucho que me gusten, o rodeo con un círculo rojo un dibujo que me haya encantado; ni siquiera me permito –a diferencia de los libros “todo letra”- doblar la página para recordar donde debo reanudar mi lectura. Supongo que el cómic es para mí más sagrado que la literatura sin imágenes.
Actualmente no leo demasiados libros enteros. En general me limito a pasear por ellos. Pasear por un libro es abrirlo por donde salga, dejar que la vista camine sobre las palabras un rato de duración indeterminada: un minuto o dos horas, y luego volver a cerrarlo sin preocuparme por el resto.
Un comic que ha logrado que lo lea entero, sin saltarme una línea, sin dejar de saborear ni un solo dibujo, ha sido Gonzo, La historia gráfica de Hunter S. Thompson, publicado en España por una editorial bastante interesante 451 editores, que ya ha lanzado al mercado al menos seis títulos bajo el paraguas de “novelas gráficas”. El dedicado a Thompson, dibujado por Anthony Hope-Smith y escrito por Will Bingley, es una maravilla, una llave maestra para entender lo que fue el periodismo gonzo; un coctel perfectamente equilibrado de sobrios dibujos y descocadas letras.

Jorge Herralde, by The Monjas

javierpuebla-arroba-javierpuebla.com
Seis.Cinco.Nueve.Dos.Cuatro.Cuatro.Tres.Ocho.Cero.

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos