LOS
ESCRITORES Y LA CRISIS
Los escritores somos un sector privilegiado o distinto
o excepcional porque -evidentemente- a nosotros no nos
afecta la crisis. Los pobres infelices que se ganaban
la vida colocando telas asfálticas, bailando sobre
andamios; o los ricos felices que se inflaban a ganar
millones vendiendo promociones de casas sin colchones;
o los pequeños empleados a los que han despedido
masivamente y ahora se ven obligados a robar, para comer,
en los supermercados (benditos supermercados). Ellos,
y muchos más, pueden hablar de como les afecta
la crisis. Y también pueden utilizarlo como tema
de sobremesa banqueros y presidentes de grandes empresas
de origen público o intervenidas. Aunque antes
de seguir quizá estaría bien recordar que
significa, según el diccionario de la Real Academia
de la Lengua Española (vergüenza debería
darle a la Real Academia de la Lengua Española
permitir que se la llame RAE, pero esa es otra historia).
Diccionario. Me quedo con la definición 7, pues
creo que es la que más se ajusta al modo en que
están utilizando la palabra periodistas, políticos
y borrachos de bar (que se ven obligados a salir fuera
cuando quieren fumar, y como el cigarrillo no es bastante
entretenimiento no es raro verlos filosofar acerca de
la crisis). Copio y pego, soy un columnista moderno. Definición
7 de la palabra crisis: f. Situación dificultosa
o complicada.
Para empezar una cosa queda clara, la crisis es algo femenino,
como la regla, la lluvia, la sed, la desesperación,
la alegría, la locura (humm, horror que adoro).
Y si las palabras tuvieran sexo (lo tienen: hay mucha
gente que se masturba o jode con ellas; pero eso también
es otra historia) se podría colegir que las escritoras
lo llevan peor que sus colegas masculinos. Estoy divagando;
me bastarían diez palabras y como voy sobrado me
permito jugar al escritor: pellizcar en el culo a las
vocales, tirar de la rienda a alguna consonante. Pero
ya está bien: voy a explicar porqué a los
escritores no nos afecta la crisis, como tampoco afecta
-por seguir jugando- la gripe a las alcachofas. Va a quedar
muy claro en cuanto cite a Jules Renard:
“El
oficio de las letras es, pese a todo, el único
en el que se puede no ganar dinero sin hacer el ridículo”.
Supongo que queda claro,
pero ya que aún me sobran unas líneas puedo
comentar algo al respecto, espero que sin ofender a las
inteligencias.
La crisis, tal como nos referimos a ella, es un asunto
de dinero, de recortes, de despidos. Ningún escritor
-escritor de verdad, en España sólo hay
300- dejaría de escribir por no tener dinero: al
contrario escribiría más, ningún
escritor se despide a sí mismo mientras tiene algo
que contar. Y en cuanto al mercado: los escritores profesionales
que ganaban dinero siguen ganando dinero, y los que escarbamos
en el subsuelo literario montando editoriales (pequeñas)
o dando clases o vendiendo cuentos por los bares, seguimos
escarbando. En suma, que los escritores somos inmunes
a la crisis, porque todos hemos nacido en ella, vivimos
en ella y moriremos en ella. He terminado. Que tengan
ustedes una buena tarde.