Me
gustaría empezar esta columna de un modo alegre
y optimista, animando a quienes tengan un mundo propio
y sean capaz de dibujarlo con palabras para que dejen
cualquier otro oficio y se dediquen única y exclusivamente
a escribir. Pero lo cierto es que se ha puesto muy dificilito
lo de vivir de escribir. No es algo nuevo, por supuesto,
en España nunca ha habido más de una veintena
de escritores que, sólo con sus novelas, pudieran
comer todos los días, y comprarse zapatitos, un
abrigo en invierno y algún libro, el periódico
también. Esos veinte, por fortuna, aún siguen
existiendo. Pero después de esos veinte había
unos ciento cincuenta o doscientos más que lograban
echarse algo a la boca a diario: escribiendo en periódicos
y revistas, dando conferencias, alzándose con algún
concurso o sableando a amigos generosos y amantes del
arte. De esos ciento cincuenta o doscientos no quedamos
ni la mitad. Miro a mi alrededor y veo hambre por todas
partes. Para el público, igual que sucede con los
actores o directores de cine, es difícil de creer
y comprender. “Pero si Ferrero es uno de los “popis”
de nuestra literatura”; era, y moralmente aún
lo es, pero va a comer los próximos meses gracias
a que ha ganado el premio de novela de Logroño,
como confesó sin ambages a los periodistas después
de que le comunicaran la buena nueva: “Los premios
literarios siguen siendo un balón de oxígeno
formidable para un escritor”. Ferrero, de momento,
sobrevive, pero ¿y Mañas? José Ángel
Mañas, autor de Historias del Kronen, un libro
mítico, tanto o más que El Jarama de Ferlosio.
Veinte años han pasado desde que Mañas quedase
finalista del Nadal (galardón fundamental para
el descubrimiento de nuevos escritores en nuestro país
y que ya no existe). Para celebrarlo o conmemorarlo la
mejor y más interesante editorial dedicada exclusivamente
a los libros digitales, LCL, ha lanzado en formato ebook
Historias del Kronen . Si alguien aún no ha leído
la obra más popular de Mañas, que no la
mejor (prefiero Ciudad Rayada), le recomiendo que entre
en Literaturas Punto Con Libros, http://literaturascomlibros.es/2013/09/10/historias-del-kronen/
, y se haga con un texto que considero fundamental. Pero
no sólo lo recomiendo. Lo pido. Se lo pido, por
favor, a cuantos puedan permitirse gastarse 3,99 euros,
que compren el ebook de Mañas, ese y también
los otros que se ofrecen en LCL, sobre todo Sonko 95 y
La pella, no sólo porque son buenos libros, porque
pasarán un buen rato leyéndolos, sino también
como apoyo, económico y moral, a un escritor que,
al igual que a Ferrero, y muchos otros, hacen a España
más grande, a Europa más grande, a Occidente
más grande. Apoyenlos; a ellos y a cuantos escritores
nos esforzamos en vivir más “para la literatura”
que “de la literatura”. Cierto que todos podemos
buscarnos otro trabajo, tampoco demasiado fácil
de encontrar a fecha de hoy, pero eso sería como
salir a boxear después de haberse pasado el día
cargando sacos de ladrillos; claro, que también
es difícl dejar K.O. a un rival cuando, como contaba
Jack London, no se tiene ni un bistec para comer.
Carpe
diem, visitante nº
Que los hados guíen tus pasos
Me
gustaría empezar esta columna de un modo alegre
y optimista, animando a quienes tengan un mundo propio
y sean capaz de dibujarlo con palabras para que dejen
cualquier otro oficio y se dediquen única y exclusivamente
a escribir. Pero lo cierto es que se ha puesto muy dificilito
lo de vivir de escribir. No es algo nuevo, por supuesto,
en España nunca ha habido más de una veintena
de escritores que, sólo con sus novelas, pudieran
comer todos los días, y comprarse zapatitos, un
abrigo en invierno y algún libro, el periódico
también. Esos veinte, por fortuna, aún siguen
existiendo. Pero después de esos veinte había
unos ciento cincuenta o doscientos más que lograban
echarse algo a la boca a diario: escribiendo en periódicos
y revistas, dando conferencias, alzándose con algún
concurso o sableando a amigos generosos y amantes del
arte. De esos ciento cincuenta o doscientos no quedamos
ni la mitad. Miro a mi alrededor y veo hambre por todas
partes. Para el público, igual que sucede con los
actores o directores de cine, es difícil de creer
y comprender. “Pero si Ferrero es uno de los “popis”
de nuestra literatura”; era, y moralmente aún
lo es, pero va a comer los próximos meses gracias
a que ha ganado el premio de novela de Logroño,
como confesó sin ambages a los periodistas después
de que le comunicaran la buena nueva: “Los premios
literarios siguen siendo un balón de oxígeno
formidable para un escritor”. Ferrero, de momento,
sobrevive, pero ¿y Mañas? José Ángel
Mañas, autor de Historias del Kronen, un libro
mítico, tanto o más que El Jarama de Ferlosio.
Veinte años han pasado desde que Mañas quedase
finalista del Nadal (galardón fundamental para
el descubrimiento de nuevos escritores en nuestro país
y que ya no existe). Para celebrarlo o conmemorarlo la
mejor y más interesante editorial dedicada exclusivamente
a los libros digitales, LCL, ha lanzado en formato ebook
Historias del Kronen . Si alguien aún no ha leído
la obra más popular de Mañas, que no la
mejor (prefiero Ciudad Rayada), le recomiendo que entre
en Literaturas Punto Con Libros, http://literaturascomlibros.es/2013/09/10/historias-del-kronen/
, y se haga con un texto que considero fundamental. Pero
no sólo lo recomiendo. Lo pido. Se lo pido, por
favor, a cuantos puedan permitirse gastarse 3,99 euros,
que compren el ebook de Mañas, ese y también
los otros que se ofrecen en LCL, sobre todo Sonko 95 y
La pella, no sólo porque son buenos libros, porque
pasarán un buen rato leyéndolos, sino también
como apoyo, económico y moral, a un escritor que,
al igual que a Ferrero, y muchos otros, hacen a España
más grande, a Europa más grande, a Occidente
más grande. Apoyenlos; a ellos y a cuantos escritores
nos esforzamos en vivir más “para la literatura”
que “de la literatura”. Cierto que todos podemos
buscarnos otro trabajo, tampoco demasiado fácil
de encontrar a fecha de hoy, pero eso sería como
salir a boxear después de haberse pasado el día
cargando sacos de ladrillos; claro, que también
es difícl dejar K.O. a un rival cuando, como contaba
Jack London, no se tiene ni un bistec para comer.
