JAVIER PUEBLA

     
   

MILAGROS FRÍAS Y ALESSANDRO BARICCO

Decía Nabokov, quien siempre gustó de las grandes frases y además se dedicó muchos años a la enseñanza de la literatura, que "la gran novela siempre está cerca de la novela barata". Pero me atrevo a decir que se puede decir de otra manera: que lo que busca un gran escritor es un equilibrio imposible entre intelectualidad y sentimiento, y que cuando lo logra se llega al gran relato o a la gran novela. Recientemente han caído en mis manos dos libros, nada menos que dos libros, que consiguen este equilibrio tan difícil como extraordinario: seducir intelectualmente al lector avezado, pero también llegar a su corazón -siempre difícil de alcanzar- y por lo tanto también al corazón de cualquiera.
De Milagros Frías aún no había leído nada, pero sí oído hablar con admiración y entusiasmo a varios colegas, de El verano de la nutria, que ganó el prestigioso Premio de Narrativa Torrente Ballester en su vigésimo primera edición. De Alessandro Baricco sí que había leído varias obras; lo descubrí como tantos con su famosa novela Seda (que ahora saca Anagrama en mimada edición de tapa dura y bolsillo); seguí leyéndolo con interés, pero sin excesivo entusiasmo hasta que hace un año aproximadamente se tradujo al español Mr. Gwyn, que me pareció muy buena, a pesar del final en mi opinión innecesario. Pensaba que Baricco nunca superaría Seda; me equivocaba. Tres veces al amanecer, su obra más reciente hasta la fecha, es aún más hermosa e ingeniosa, y auténtica. Es una novela romántica, o más exactamente: tres nouvelles o balas o novelas breves que se superponen hasta formar una obra única. Dos desconocidos, un hombre y una mujer sin ningún nombre concreto que los limite, se encuentran tres veces en el vestíbulo de un hotel, poco antes del amanecer. Son los mismos personajes pero no son exactamente iguales, Baricco juega con el tiempo de sus vidas como un mago y los mezcla y hace bailar con mano maestra. Nunca se sabe, y gracias a eso se publican todo tipo de obras, si un libro va a vender diez ejemplares o un millón, pero en mi opinión Tres veces al amanecer debería venderse ad infinitum y permanecer en las librerías muchas décadas.
El otro libro, en el que se da la feliz mezcla de calidad intelectual y sentimiento, se titula Amor en un campo de minas, lo firma, como ya he adelantado, Milagros Frías, y está publicado primorosamente por Algaida, la editorial que más cuida la narrativa española actual del grupo Anaya. En Amor en un campo de minas, y antes de comenzar la narración, hay una cita de Flannery O'Connor: "Mis facultades críticas me alcanzan para comprobarlo, y es para mí una satisfacción poder decirlo. El libro fue escrito con entusiasmo y, a ser posible, debería leerse de ese modo". Frías, a partir de un giro cotidiano, sencillo: una mujer casada se sube al coche de un hombre también casado que está enamorado de ella, construye una historia -que no voy a desvelar- en la que se logra ese precioso equilibrio al que me he referido al principio. Se me acaban las líneas: sólo recomendar, a quien ame leer, ambas novelas.


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