TONY SANTOS
(pinchando las ilustraciones en blanco
y negro, o aquí,
puede bajarse, gratis por completo, el cómic DOCTOR
MANJATAN, dibujado y adaptado por Santos, sobre el relato
homónimo de Javier Puebla)
Cuando
llego a casa después de cumplir con “mi religión”
–nadar mil metros diarios, me encuentro un aviso
de correos: un envío de Sevilla. Tengo múltiples
relaciones con Sevilla: Cambio16, Algaida editores, mi
imprenta... ¿de quién será? De ninguno
de ellos, el paquete –un tubo- me lo envía
mi amigo con máscara de gato negro: Rafael
Lindem, director y factótum de la revista
El Hombre de Mimbre (puede
encontrarse en Amazon). Lo abro, y flipo. Es el cómic
prometido hace ya algún tiempo, inspirado en un
relato navideño –atípicamente navideño-
protagonizado por mi heterónimo, pero también
personaje, el señor Tigre
Manjatan. Cuando creé, o encontré,
al Tigre, realicé una propuesta abierta a todo
tipo de creadores para que jugasen, interactuasen (por
utilizar una palabra más moderna, aunque también
más pretenciosa y ortopédica) con él.
El primero en apuntarse fue el escritor y fotógrafo
Antonio Pacios. Luego apareció
el brillantísimo Montxo Dixie
(el trabajo de ambos puede verse en la web
de Tigre Manjatan), pero hasta que Rafael Lindem no
me pidió un relato para adaptarlo al cómic
y lo puso en manos de uno de los dibujantes en los que
más confiaba, nunca me había enfrentado
a nada igual. Me he enterado más tarde que Santos,
Tony o Antonio Santos, también
es escritor; y lo que me llegó por correo aunque
respetaba la historia original era una versión
diferente. Al principio me gustó pero también
me disgustó, y recordé al siempre querido
-por mí- Javier Marías,
su enfado con una directora de cine cuando adaptó
una de sus novelas y cambió el nombre a un personaje.
Pero entonces volví a leerlo, obligándome
a pensar que de eso se trataba, que incidiesen miradas
ajenas e inteligentes sobre un ser imaginario, completando
un prisma al que ningún creador solitario puede
llegar por completo; lo que hacemos los escritores es
lanzar un personaje o una historia, y luego es el público
quien la completa o termina o matiza. Lo interesante de
una película o un cuadro o un cómic sobre
un personaje inventado por una sola persona se manifiesta
en una doble vertiente: quien vea el cuadro o la película
o el cómic podrá apoyarse en visiones diferentes
a las del primer creador, pero también –y
esto es para mí lo más atractivo- llegará
a ojos que , si sólo hubiera existido en formato
libro, nunca se habrían posado en Tigre Manjatan
(de él estoy hablando). Más de una vez amigos
cercanos y muy amados me han dicho la frase:
“Ya leeré tu libro cuando sea una película
o un videojuego”;
y la frase suele despertar en mí el deseo de volver
a hacer cine, actividad que tengo casi abandonada, o aprender
a realizar videojuegos, para que lleguen hasta el corazón
y el cerebro las historias que me invento casi sin pausa
(aunque no por vicio, sino por amor: me apasiona crear).
Tony Santos con su magnífica adaptación
del relato Doctor Manjatan, muchas veces publicado en
periódicos, revistas, antologías y páginas
web, ha abierto para mí una ventana donde sólo
había claraboyas y rejillas de ventilación
(las traducciones). Como cuando un hijo se echa novia,
¡qué alegría y qué terror!
La semana pasada hice
una nueva versión del viejo y exitoso relato DOCTOR
MANJATAN en primer lugar porque me gusta enredar,
pero el segundo motivo es de mayor peso: un dibujante
excelente: Tony Santos, realizó una versión
flipante (todo el mundo que la ve queda boquiabierto,
y si son escritores babean de envidia). Lo publicó
-como cuento más arriba esta semana- una de las
personas que más valoro del actual mundo editorial,
Rafael Lindem, en su revista digital EL HOMBRE DE MIMBRE.
Ahora cualquier lector puede ver -pinchando aquí-
el pdf completo del trabajo de Tony Santos. A quien desde
aquí felicito ya por su interpretación libre,
personalísima y deslumbrante del primer relato
protagonizado por
TIGRE
MANJATAN
Las ilustraciones en color,
son del primer dibujante que se atrevió a acercarse
al Tigre, mi amigo del alma: Montxo Dixie.