LA RELATIVIDAD
DEL ÉXITO
“El éxito no debe intentar
medirse o ponderarse en valores absolutos acerca del resultado
obtenido, pues depende de las expectativas con las que
el sujeto encarase la empresa”. (Keynes).
Las llamadas al joven editor
no llegan a colapsar su teléfono móvil,
pero sí que se suceden a lo largo del día.
“Te escuché en la radio”. “Vi
en internet las fotos de la presentación”.
“¿Es cierto que agotaste la edición
en sólo quince días?”. “Menudo
ojo que tienes, espero que no se te ocurra montar nunca
una funeraria, tú te forrarías, y los demás...
todos muertos”.
Al viejo editor no le llama nadie, y cuando alguien que
lo conoce se cruza con él evita entrar en conversación.
Está un poco sordo, pero le sobra experiencia para
adivinar lo que andan diciendo acerca de él. “No
ha conseguido llegar al número uno de la lista
de los más vendidos”. “Las novelas
en las que las mujeres no son las protagonistas absolutas
no se llevan”. “Otro error del mismo calibre
y lo ponen en la calle”.
El joven editor
pasea por la calle contoneándose como un pavo,
saludando incluso a quien no conoce, respondiendo “fenomenal”
cada vez que alguien le pregunta cómo le va, sintiéndose
levemente culpable de estar tan contento, porque en general
a la gente del mundillo le va bastante mal, incluso al
viejo editor de prestigio inmenso. “Parece mentira
que te pueda ir tan bien, con la que está cayendo”.
“La que está cayendo”; eso, en literatura,
se considera un “lugar común”, una
“frase hecha” que él jamás permitiría
que apareciese en ninguno de sus libros. Al cabo es un
editor de éxito.
El viejo editor toma un ansiolítico para desayunar,
doble dosis de bromazepan con el almuerzo, y tres omeoprazol
antes de sentarse en el restaurante de cinco tenedores
en el que cenará con el autor que se quejará
de lo mal que tratan los críticos a los escritores
que venden cien mil ejemplares, “los muy envidiosos
de los huevos”. El viejo editor tendrá que
asentir ante las palabras del viejo escritor de bestsellers,
comerse –junto al solomillo- la información
de Nielsen según la cual sólo han vendido
cuarenta mil libros a pesar del trabajo insuperable de
los comerciales que han colocado la novela sobre el nazi
malévolo, la chica maravillosa y el periodista
torpe pero bien intencionado, hasta en las mercerías,
los estancos y las taquillas del metro.
El joven editor no tiene esos problemas. Han hablado bien
de su libro en un par de blogs de medio pelo; sin insultar
al autor al menos. Está pensando en si arriesgarse
o no a tirar una segunda edición. Total, ya ha
conseguido el éxito que esperaba. Aunque el beneficio
sea más bien corto: setenta euros; pero a él
no le preocupa el dinero. Lo que importa es que ha vendido
la edición entera: cien libros.
Al viejo editor le bajarán el bono a final de año.
El beneficio neto de la operación no ha pasado
del cuarto de millón. Una cuarta parte de lo previsto.
El joven y el viejo editor se cruzan en la puerta de la
librería donde el primero ha colocado seis libros
y el segundo ochocientos. Se cruzan sus miradas. El viejo
editor baja los ojos al suelo.
javierpuebla-arroba-javierpuebla.com
Seis.Cinco.Nueve.Dos.Cuatro.Cuatro.Tres.Ocho.Cero.