JAVIER PUEBLA

                     

LO QUE ME GUSTA DE LA FIESTA EN EL PALACETE DE PLANETA

 

Me gusta que sea la última fiesta de la feria del libro, la que simbólicamente la culmina y cierra. Me gusta el lugar donde se celebra, el palacete que posee en el Paseo de Recoletos el grupo Planeta. Y me gusta especialmente que se haga en el último piso, lo que antaño debieron ser las terrazas de la azotea. También me gusta que haya dos terrazas, una mirando hacia el sur y otra hacia el oeste. Me gusta llegar el primero, o de los primeros, y saludar a Ana Gavín y a su secretaria, Gema, ver como se han vestido para la ocasión, sentirlas despiertas y alerta. Me gusta el ritmo con el que pasan las bandejas de canapés y vinos y refrescos y cervezas. Me gusta como se comportan los camareros, a la vez invisibles y perfectamente estéticos. Me gusta cuando empieza a bajar el sol y las plazas y calles y avenidas se transforman en una suerte de decorado de opereta: el reloj de telefónica, con sus agujas rojas siempre me roba alguna mirada, incluso una muy larga, y entonces me acodo y acomodo sobre la balaustrada de piedra, saco la cámara de fotos y lamento que su capacidad focal sea tan pequeña, pulso el disparador dos o tres veces aún sabiendo que no quedará registrado lo que estoy viendo y sintiendo; fotografiar lo que se imagina, cuesta. Me gusta cuando me reconoce gente a la que no conozco e intercambiar con ellos unas palabras antes de salir huyendo en busca de una cerveza. Me gusta encontrarme a mis amigos y a mis enemigos, y abrazarlos sin hacer distingos. Me gusta cuando nadie me hace caso y dejo que mi mirada se pierde en el horizonte haciéndome el interesante o el loco o el poeta. Me gusta que me hablen de mi sombrero cuando lo llevo y digan: Javier Puebla y sus sombreros. Me gusta que hablen de mi sombrero cuando no lo llevo y digan: Javier Puebla sin sombrero no parece Javier Puebla. Me gusta aún más, por supuesto, cuando en cualquiera de las dos situaciones anteriores aparece la mujer más guapa e inteligente de la fiesta y sentencia: Javier Puebla con o sin sombrero siempre es Javier Puebla. Me gusta hablar con las camareras cuando ya me he bebido unas cervezas. Me gusta encontrarme a escritores a quienes no reconozco pero que me miran por encima del hombro porque ellos sí me han reconocido a mí y son mucho más famosos que yo. Me gusta que entre los invitados haya editores de todas las razas y tendencias. Me gusta como van vestidas las mujeres, y los zapatos y sandalias que llevan. Me gusta que anuncien, con champán o cava y pastelitos, que se acerca el final de la fiesta. Me gusta el momento de máxima afluencia de público en el que es imposible moverse sin estorbar a alguien y me gusta quedarme quieto hasta que la densidad humana se “desdensa”. Me gusta, por último, irme el último, o casi el último, y cuando por fin me voy: me gusta hacerlo acompañado de alguna chica con alma en la mirada, a la que ofrezco mi brazo para que se apoye y así sentirla más cerca. Y me gusta, también, decir: no gracias, cuando esa chica me sugiere que la noche aún es joven y que vayamos juntos a otra fiesta.

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos