JAVIER PUEBLA

                     

TENDRÍA QUE...
(ORACIÓN)

Tendría que pasar menos tiempo a solas, escribiendo, y soñando despierto, y más tiempo, más horas, con mi familia. A mi padre hace poco le dio un mareo y tuve que bajar corriendo desde mi cueva de la sierra norte hasta la ciudad, para comprobar que sólo había sido un susto. Para, al verle, recordar que se hace mayor y no lo aprovecho cuanto puedo y debo. Que si yo estoy vivo el día en que él falte le echaré muchísimo de menos, y que incluso ahora mismo, que lo tengo a unos minutos de coche o a un golpe de teléfono, ya le echo de menos.
Tendría que ir a buscar todos los días al colegio a mi hijo, y no sólo cuando me conviene y puedo. Cambia tan rápido que cada minuto que no estoy con él me pierdo algo importante.
Tendría que cuidar mejor de mi mujer, y de mi hermano, y de mis sobrinos y de mis amigos. ¿Cuánto tiempo hace que no charlo con Fernando Camarero o con Achero Mañas o con Carlos de la Peña? (entre otros muchos, en los que pienso pero no soy capaz de hacer el esfuerzo de intentar localizarlos y quedar con ellos).
Tendría que ser más práctico y utilizar mi energía para ganar dinero, garantizarme una pensión decente si llego a ello y me jubilo.
Tendría que mirarme la tensión con más frecuencia, mi médico se aburre de repetirme que debo de mantener la guardia alta, que tanto mi padre como mi padre son hipertensos.
Tendría que escribir algo sobre el libro que ha publicado Enrique Vila-Matas en Seix Barral (pero eso me lo voy a perdonar, y de momento no voy a hacerlo).
Tendría que haber ido a la presentación del nuevo libro de Marta Sanz, Black, Black, Black que ha editado Anagrama.
Tendría que saber preocuparme siempre más por los demás que por mí mismo (a veces, raras veces, lo consigo).
Tendría que comprarme un sombrero nuevo; pero no siento que lo merezco.
Tendría que dejar de castigarme a mí mismo al menor pretexto, y aprender a darme premios sin que mi voluntad se sintiese forzada por ello.
Tendría que regresar al ministerio que dejé hace diez años y dejar de creer que es posible vivir de escribir libros, o más exactamente -y ese era ni sueño- de las rentas de los libros que ya he escrito.
Tendría que aprender a controlar mi imaginación, a prohibirla que me seduzca cada diez minutos con sueños y proyectos nuevos.
Tendría que aceptar que soy pequeño (small) y que lo más inteligente es esforzarse en seguir siendo pequeño (small); como Robert Walser.
Tendría que dejar de considerar mi impaciencia natural como un don y admitir que también puede ser un defecto.
Tendría que aprender a venderme mejor.
Tendría que aprender a no venderme cuando no lo necesito ni quiero.
Tendría que hacer más ejercicio y dejar de fumar por completo (siempre me miento a mí mismo respecto al número de cigarrillos que consumo cada día).
Tendría que hacer tres comidas diarias, y a la misma hora, y no olvidarme porque estoy perdido en el interior de una novela en la que sólo yo confío y creo.
Tendría que dejar de alimentar buenos propósitos y ponerme a realizarlos.
Tendría que terminar de escribir esta oración. El espacio que tengo no es infinito, ni eterno.

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos