JAVIER PUEBLA

                     

TIPSA,
MATAR AL MENSAJERO

No llevo demasiados años de “periodista literario”, unos seis. En este tiempo me he encontrado con gente maravillosa y gente asquerosa, empresas eficacísimas, mediocres y nulas. Entre las últimas se lleva la palma, el globo de oro a la ineficacia, la mala educación y la peor gestión, una llamada TIPSA. Tipsa, es una mensajería, cuyo s.a. viene de sociedad anónima y el Tip parece venir de un chiste de la pareja de Coll (los genialísimos Tip y Coll). La peor mensajería que jamás he visto, repito. Con los empleados más maleducados con los que nunca he tratado. La que consigue irritar a quienes deben de recibir sus paquetes y la que probablemente ostente el mayor número de libros perdidos y no entregados. A mí, en Tipsa, me han colgado el teléfono. Me han dicho que sólo reparten hasta las dos y que debo darles un margen como mínimo de dos horas para que me entreguen los paquetes que me envían grupos editoriales como Anaya y Mondadori. Cuando he intentado explicarles que somos una pareja sola y con un hijo, sin servicio y sin portero en el inmueble en que vivimos, pero que siempre hay alguien a partir de las seis de la tarde, me han respondido que me comprendían perfectamente, que a la telefonista con la que hablaba le pasaba lo mismo cuando tenía que recibir un paquete, y que si quería podía pasarme por Torrejón de Ardoz a recogerlos. Francamente ni quería ni quiero pasarme por Torrejón de Ardoz, aunque no tengo nada en contra de esa localidad, ni a recoger paquetes ni a bailar la muñeira. Hoy, llego de mi “cueva” en la sierra norte madrileña, donde estoy enclaustrado trabajando en una novela, y me encuentro que en el buzón han dejado un trocito de folio mal cortado en el que ni siquiera figura ningún teléfono al que se pueda llamar. De hecho ni siquiera figura el nombre de la empresa, pero sé que es la empresa -absurda como un chiste de mi amado Tip, ya digo- porque en mi dirección figura un interrogante después del número del piso. Marca de Tipsa. La última vez que hablé con ellos, y logré tras suplicar y pedirlo como un favor personal que me enviasen el paquete después de las seis, me dijeron que no sabían a mi letra. Aunque -y esto les va a encantar- “en el ordenador sí que tenemos su letra. Es la C ¿verdad?”. Verdad. Me pregunto ¿Quién contrata a semejantes inútiles que hacen se pierda el esfuerzo de autores, editores y jefes de prensa? ¿Será por el precio, o por desprecio a sus subordinados? ¿Acaso admiran la ineficacia absoluta, ejemplar, patética y novelesca, de Tipsa? Les contaba antes que, tras suplicar, conseguí que se comprometiesen a enviarme un paquete de libros después de las seis. El mensajero llegó a las cuatro y treinta y cinco. Así es Tipsa. Se ha intentando desmontar el servicio oficial de correos en beneficio de mensajerías privadas. Pero, desmontado y deteriorado, Correos es cien veces mejor que empresas como Tipsa; hay otras mensajerías excelentes, MRW o SEUR, por ejemplo. En Roma los emperadores solían matar al mensajero. Si yo fuera emperador, o Pepe Blanco, y esto fuese Roma, Tipsa ya habría muerto.

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Javier Puebla-La inutilidad de un beso. Segunda entrega de LA TRILOGIA DE EL TIGRE. Kafkiana, rara y -quizá- hasta genial.

Javier Puebla

Javier Puebla firmó la primera obra de mister Frederic Traum. Al parecer tiene amigos bastante poco recomendables

   
   
       
Carpe diem, visitante nº Que los hados guíen tus pasos