Hace ya siete años,
en el 2003, que falleció Roberto Bolaño.
La pasión de escribir y el descuido en el vivir
se lo llevaron muy antes de tiempo. Se lo llevaron, en
apariencia, porque Bolaño, Roberto Bolaño,
sigue aquí, entre nosotros y más vivo que
nunca, gracias a su editor. A su editor amigo. A su editor
padre. A su editor descubridor. Gracias a Jorge
Herralde. Capaz de hacer milagros, como ha demostrado
tantas veces, el gran Jorge Herralde. Y el último,
el último milagro, es mantener a Bolaño
vivo.
En febrero salió a la luz una novela inédita
del hombre que fumaba sin parar y escribía sin
parar. El Tercer Reich. Escrita en 1989. El editor -padre
y amigo y descubridor- afirmaba en la última feria
de Frankfurt que no era una obra maestra, que se trataba
de un “Bolaño un poco antes de tiempo”.
Los escritores, bien lo sé, necesitamos nuestro
tiempo de coción: se puede nacer genial pero hacen
faltan muchos años de práctica y esfuerzo
para, además de genial, ser bueno, ser un escritor
bueno. Estoy de acuerdo con que El Tercer Reich no es
una obra tan brutal, redonda e inolvidable como Los Detectives
Salvajes o 2666; pero no importa. Y no importa porque
los que amamos a Bolaño, los que le descubrimos
casi a la par que Herralde, en cuanto él nos lo
presentó, somos capaces de ver en El Tercer Reich
muchos de los matices y recursos y brillos del inmortal
-por eso sigue vivo- escritor nacido en Chile y crecido
en Cataluña. Su lenguaje, su forma de concebir
la literatura, ya está en El Tercer Reich. Estará
también hasta en los escritos, se conserven o hayan
perdido, de la época del colegio. El genio, ya
estaba allí. Y a los que le seguimos esa primera
huella nos basta y sobra para disfrutar de la novela,
que por otra parte es joven, lo será siempre, como
lo era Bolaño cuando la escribió; tendría
unos veinticinco años, los mismos que tiene -for
ever- Udo Berger, el protagonista de la novela.
Pero por si alguien tiene dudas de la grandeza de Bolaño,
o de la generosidad de Jorge Herralde con los autores
que ha descubierto, amamantado, no tiene más que
buscar en el pulso contra el mercado ramplón de
los libros que es la colección OTRA VUELTA
DE TUERCA. En el número diez de Otra vuelta
de tuerca nos recordaba Herralde que los buenos escritores
nunca mueren, y nos presentaba el primer volumen de las
obras completas del irreverente Copi;
sus libros fueron publicados originalmente en Contraseñas.
En el número 11 de la colección está
Bolaño. Sus tres mejores libros de cuentos recopilados
en un solo volumen: Llamadas telefónicas, Putas
asesinas, El gaucho insufrible. Si alguien aún
no ha descubierto al autor, o piensa que sus relatos son
menores, obras menores, en comparación con sus
novelas inmensas, que abra por cualquier página
y lea. Porque seguirá leyendo.
El mundo de la literatura en España es extraño
y complejo. Es muy difícil para un autor vivir
de sus textos, y ya debe de considerarse afortunado si
lo logra sumando columnas y conferencias. Bolaño,
desde el cielo o el infierno, sigue manteniendo a su familia.
Ole sus huevos.
Carpe
diem, visitante nº
Que los hados guíen tus pasos