EL CUERVO BLANCO
DE GETAFE NEGRO
Vuelve a desplegar sus alas
ciegas: el cuervo blanco de Getafe negro. Getafe negro,
el festival de novela negra o policíaca que se
inventó Lorenzo Silva -con el
apoyo del concejal de cultura de la ciudad de Getafe-
y que ya va para su tercera edición. Pero aún
lo tiene todo por demostrar. Tres, decía Pitágoras,
es el número perfecto porque tiene principio, medio...
y final. Espero, sin embargo, que el tres sea sólo
un paso más en la historia del gigantesco cuervo
blanco -su vocación es crecer y crecer- y que acabará
por eclipsar con sus alas blancas al sol de la rutina
urbana quince días cada año. Por mi parte,
y a pesar de lo limitado de mis medios que se reducen
apenas a mi propia persona, haré cuanto esté
en mi mano para que el festival perdure y crezca, y vuele
con voluntad propia.
Lo podrían haber montado Móstoles o Leganés,
pero Getafe fue más rápido. Porque este
festival de novela policíaca o negra o de intriga,
faltaba en Madrid. En Mad Madrid, la ciudad sin
límites y su juego -ya tan asumido- de ayuntamientos
lapa, que como en cualquier otra gran urbe se pegan a
la capital, y forman parte a la vez esencial y periférica
de la misma. Mad Madrid es la ciudad más oscura,
más tierra de nadie, del sur de Europa. Y en su
oscuridad hasta un tigre podría pasar por un inofensivo
gato pardo. Cierto que no tiene puerto; pero le sobra
aeropuerto.
En su debut Getafe negro jugó con escritores negros,
de raza negra, concretamente varios senegaleses, para
marcar diferencias. El año pasado el éxito
del vuelo del cuervo blanco se debió -en gran parte-
a que llevaba en el pico el cadáver aún
reciente y perfectamente embalsamado de Stieg
Larsson; las bellas y ricas plañideras
suecas convirtieron Get a F
en el ombligo de la comunidad de MAD MADRID, mientras
Lisbeth Salander se hacía tatuar
un cuervo en un sitio que no ha sido, de momento, especificado.
Este año no habrá senegaleses, ni habrá
Larsson, pero sigue habiendo Lorenzo Silva. En él
confío, y por ello siempre le permito que confíe
en mí con la voluntad de jamás defraudarlo.
A Silva le toca este año pasar la primera reválida
crucial del festival. Por mi parte -creo- que presentaré
a un “marionetista portentoso”, el escritor
Javier Calvo, que con Corona de flores
- preciosistamente escrito por el autor de MUNDO MARAVILLOSO
preciosamente editado por Mondadori- nos traslada a la
Barcelona del XIX y su galería de monstruos y callejones
que serpentean y se estiran entre la realidad y lo inventado.
Y, si no hay orden en contra, también moderaré
una mesa redonda en el Corte Inglés de la Puerta
del Sol, en la que participará mi muy querida Vanesa
Monfort, Van; ganadora del último premio
Ateneo de Sevilla. Y por supuesto que asistiré
a la entrega del premio de novela que amparan las alas
del cuervo blanco y que edita Edaf; el autor es nada menos
que Paco Balbuena; estoy deseando recibir
su libro, escrito utilizando el corsé de Twitter,
140 caracteres por comunicado máximo. Ya lo comentaré
la semana que viene, y también el de Vanesa Monfort,
y cuantos me vayan llegando. Espero.