EL EXCELENTE ANTONIO PAPELL
se publica como columna en diferentes versiones, por motivos de espacio y filosofía, en La Opinión de Murcia y Cambio16, y en esta web;
octubre 2008.

EL EXCELENTE ANTONIO PAPELL


Excelente: Muy bueno. Excelso. (También moneda de oro acuñada por los Reyes Catálicos). El diccionario del Español actual firmado por Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos me confirma que esa es exactamente la palabra que buscaba para calificar al novelista Antonio Papell, autor de EL SOL SOBRE LA NIEVE, Premio de la diputación de Córdoba de novela corta (¡qué feo es lo de novela corta, parece mentira que tratándose de un código para uso de escritores ninguno hayamos sido capaces de encontrar una sola y seductora palabra para definirlo, como si lo lograron nuestros colegas franceses: nouvelle!).
He conocido a Antonio Papell esta mañana, miércoles 1 de octubre, en el desayuno de prensa organizado en el Hotel de las Letras por la editorial Algaida para presentar la novela. Y es increíble no haberle conocido antes, porque se da la circunstancia que ambos trabajábamos en la misma época en Diario 16, a principios de los ochenta; intento disculparme a mí mismo diciéndome que a la sazón yo sólo contaba con veintidós años, y era, primero, el aprendiz mimado de Fernando Sánchez-Dragó, y luego, cuando Dragó dejó Disidencias y yo pasé a trabajar en el dominical, de Alfonso Rojo y Fernando Múgica, que llegaron a conseguir que el mismísimo Pedro Jota, físicamente no ha cambiado nada, me llegase a considerar el periodista revelación del año. Con tantos padrinos y tanto mimo supongo que en aquellos años mi estupidez me dejaba ojos únicamente para mí mismo y mi supuestamente brillante futuro. Pero es una disculpa torpe, porque Papell es... ¡excelente!
Tendrían que haberle oído mientras hablaba de su novela, conseguidísima, casi perfecta si la perfección en novela fuese posible.
-Las novelas son para mí un hobby, una ocupación de fin de semana. A diario llego a casa demasiado cansado de escribir para ponerme a seguir escribiendo.
Y lo decía con sinceridad absoluta, modestia auténtica. De esa maravilla de la que es autor y que yo había leído casi sin querer, de un tirón, tan fascinado que hasta me costó subrayar, que es El sol sobre la nieve, una novela en tres actos, tres movimientos que es un canto a la cocaína y al alcohol -a los paraísos artificiales- como fuga de la realidad, un retrato veraz, limpio y compasivo de la burguesía “ejecutiva”, de la beatiful people, de la España actual.
Todo en la novela se mueve en torno al número tres. El protagonista tiene un amigo de juventud con el que comparte una amante: son tres. Una esposa con la que tiene un hijo: son tres. Y tres, son también como ya he dicho, los movimientos musicales y teatrales de la obra. En el primero se nos muestra el lado oscuro del protagonista, Octavio, un hombre humilde que ha conseguido todos sus objetivos. El segundo movimiento es el giro de muñeca, el drama. Y el tercero es tan abierto que ningún lector adivinará el desenlace hasta llegar a la última página.
Papell doma la historia con un lenguaje impecablemente pulido: “créame amigo. Al final, en el instante definitivo, todos somos unos fracasados”.
Le pregunté si estaba de acuerdo con esa afirmación que ponía en boca de uno de sus personajes, y respondió sí. En la vida, en el instinto defintivo...., Pero me permito apuntar que también hay otros instantes en la vida. Excelentes, como El sol sobre la nieve, la última novela de Antonio Papell.

CODA: (me permito copiar otra frase del libro, página 91).

"Una vez sobrepasados ciertos límites, llegada la desdicha o la tragedia a su cenit sobrecogedor, el ser humano se acurruca por dentro, la mente adquiere su postura embrionaria, el cerebro entra en hibernación hasta que el subcosciente acumula fuerzas bastantes para enfrentare a la agresión exterior, para acopiar cierta certeza de que sobrevivirá, de que no quebrará alguna de las mallas prodigiosas que nos protegen de la locura".

 

 

 

Diario

Portada

Narrativa

Columnas