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Me
askea Ikea , se publica en diferentes versiones,
por motivos de espacio y filosofía, en La Opinión
de Murcia y Cambio16; mes de octubre. |
Sentado en el trono de porcelana
situado en el centro de su “reino-cuarto de baño”
Panizo, Javier Panizo, el más extravagante ensayista
europeo de los últimos treinta siglos, recurre al método
supremo, a la solución definitiva cuando hacer de vientre
se torna un problema. Respira hondo, cierra los ojos, y alarga
una mano. El tocho es inconfundible; pesa un huevo: el -maldito,
perverso, impertinente, tan políticamente correcto que
dan ganas de vomitar- catálogo de Ikea.
Lo abre por una página cualquiera. “Entretenimiento
de buena calidad. Liatorp combina el diseño tradicional
con las exigencias del almacenaje multimedia...”
Interrumpe la lectura, las tripas de Panizo gruñen con
ferocidad, ¿qué es eso del almacenaje multimedia?
¿a qué imbécil pretenden liar con la frasecita?
Se esfuerza, aprieta, sigue: ...“sus puertas de vidrio
protegen los equipos electrónicos del polvo y de esos
deditos tan pequeños curiosos”. ¡Por
Dios!, esos “deditos”, y seguro que el mueble lo
compran los solteros. ¿Y la foto de la página
de al lado? Las dos niñitas de cabellos rubios y sedosos
con aspecto de no haberse tirado un pedo en su vida. ¡Un
pedo! Esto marcha, el mítico catálogo comienza
a mostrar su eficacia. Los ojos de Panizo, ya de por sí
saltones como huevos parece que van a salir de sus órbitas,
comenzar a girar por el cuarto de baño que es su reino
y ... ¿su reino? ¡No! Panizo ha cerrado el catálogo
y lee, casi sin darse cuenta, una frase que ilustra la aséptica
portada. “Bienvenido a la República Independiente
de tu Casa”. ¿Cómo osan esos mercachifles
darle la bienvenida a nadie a su propia casa? ¿Se la
llenan de muebles que los pringaos -pringaos, pringaos, pringaos-
tienen que montar ellos mismos, sudando, arrodillados, sintiéndose
torpes, y ya se consideran los dueños y se permiten dar
la bienvenida al legítimo propietario? Panizo ha visto
a alguno de sus más hábiles amigos al borde del
suicido tratando de emsamblar la librería Billy/Benno
(esa puta megalomanía de ponerle nombre a los muebles
como si fuesen mascotas o seres vivos), que, página 143
“es muy fácil de montar. ¡Quién
diría que la combinación que ves a la derecha
se puede montar en una sola tarde!” En efecto no
lo diría ni un político.
¡Una mierda se puede montar en una sola tarde! Ni Houdini
sería capaz de no desfallecer si tuviese que ensamblar
en una tarde la librería Billy (¿El Niño?
¿el asesino?), “puedes ponerle puertas de vidrio
para dar un toque elegante a toda la habitación”.
¡Un toque elegante! Las tripas de Panizo ya funcionan
como un reloj suizo de los que duran toda la vida. Aunque los
muebles de Ikea amenazan con durar “varias vidas”.
“Probamos nuestros colchones con una figura fabricada
en acero y madera de 140 kilos que simula el peso de una persona.
Por eso damos una garantía de 25 años sin pensárnoslo.”
¡Sin pensárnoslo! Y ya Panizo es feliz, sus problemas
de vientre definitivamentre resueltos. Ah, si Ikea no existiese
los estreñidos del mundo tendrían que inventarlo,
y que suave es el papel de su catálogo cuando se ha terminado
de leer, que suave. Humm, que suave.
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