Eslabón (Imagen de mi padre)
Mi padre, es mi padre.
Le veo con el pelo corto y el pantalón corto. Le veo.
Es mi padre pero tiene siete años. Está corriendo,
tan velozmente como le permiten sus piernas infantiles y desnudas.
Si miro bien puedo asomarme a sus irreprochables ojos azules,
sentir su angustia mientras corre tras el coche que conduce
su padre, mi abuelo, que no le ve; sólo yo le veo setenta
y cuatro años después. Corre mi padre, ya sin
esperanza: imposible alcanzar el coche conducido por su padre
que acaba de dejarlo abandonado durante unos meses que parecen
un siempre, a su suerte, en la ciudad de Salamanca, en un
internado. A su único hijo. A mi único padre.