Pura Fernández nació en Almería y reside en Madrid. Estuvo preparando oposiciones a notarías antes de comenzar a trabajar como abogado en un prestigioso bufete de Madrid, profesión que tuvo la generosidad de abandonar para dedicarse al cuidado y educación de sus tres hijos. CAY es su segunda obra literaria y la primera que se convierte en libro impreso y ve la luz. Con prosa descarnada y gran eficacia narrativa cuenta la historia de Cayetano Heredia, Cay, el hijo de una familia acomodada, desde que es un niño que se sueña implacable hasta que se convierte en el adulto incapaz de renunciar a la calidad innata de su corazón. Una hermosa historia de dolor; de dolor y de amor.

CAY

Cay es duro. Un chico duro; ya desde niño, desde el primer y deslumbrante capítulo de este novela. Se enfrenta a la vida con los puños cerrados y los músculos tensos. Dispuesto a no dejarse avasallar jamás. Pero unos nudillos, aunque sean o se sueñen duros como el acero, no son siempre la solución a los problemas, a las trampas y meandros que nos enfrenta el río de la vida. Y Cay, sin perder su dureza, su capacidad de lucha ni relajar su tensión, tendrá que aprender que hay caminos sutiles ni blancos ni negros. Que se puede ser millonario e hijo de millonarios y eso no garantiza la felicidad. Y que una caricia puede finalmente noquear al más pétreo luchador. Una novela, en suma, que se puede leer en un breve espacio de tiempo pero que perdurará largamente en la memoria de cualquier lector.

PURA FERNÁNDEZ: CEREBRO Y CORAJE

Quedé deslumbrado cuando leí, escuché en realidad pues se gestó en el marco del taller literario 3Estaciones que tengo la fortuna de dirigir, el primer capítulo de la interesante e intensa novela que catorce meses después estoy ahora prologando. Cay. Cay era el título del primer capítulo. Cay es el título del libro. Cay es una palabra que me hace abrir los ojos, tensar el alma y los músculos, cada vez que la escucho. Cay es tensión, es rebeldía, es mala leche, es el dolor de no poder expresar la ternura que hay que cubrir de alquitrán para que nadie advierta lo rojo y delicado que tenemos el corazón.

Pura Fernández estuvo preparando oposiciones a notarías antes de comenzar a trabajar como abogado en un prestigioso bufete de Madrid, profesión que tuvo la generosidad de abandonar para dedicarse al cuidado y educación de sus tres hijos. Llegó a mi taller literario de la mano de uno de los mejores escritores que se han formado en el mismo, Javier Vassallo. Ya desde el principio me cautivó su audacia en el uso del lenguaje, la valentía con que afrontaba los temas que propongo a mis alumnos cada semana. Pero no sólo había valentía y audacia en sus escritos, sino también originalidad e inteligencia, el deseo y la voluntad de llegar un paso más allá, de no vacilar si había que asomarse al borde del abismo. CAY es su segundo trabajo en el marco del taller y el primero que ve la luz, y se enfrentaba al desafío de estar a la altura de ese primer capítulo deslumbrante del que he hablado al comienzo de este prólogo. Para alguien que dedicase las veinticuatro horas del día sólo a escribir ya habría sido difícil mantener el nivel de ese comienzo, pero para una persona que siempre está ocupada, sobre quien reposan mil pequeñas y grandes responsabilidades, el desafío parecía casi imposible. Pero Pura Fernández, genio y figura, lo logró. Cay sigue siendo el indómito Cay en todo momento hasta que en un magistral giro de muñeca, que naturalmente no doy a desvelar, Pura Fernández enfrentó a su personaje a una realidad ante la que se ve forzado a demostrar el tipo de persona que realmente es. A ese giro brillantísimo sigue un contragiro perverso e inteligente que permite a la autora de Cay desembocar en un final conmovedor e inquietante, abierto como una herida que aunque llegue a curarse siempre dejará una huella en nuestro corazón.
Breve, intenso, valiente y sincero. Así es Cay. Así es este libro. Un orgullo para mí como profesor y editor.

Javier Puebla
Madrid, febrero, 2008


 

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