Posee Mar Cassinello una voz personalísima, agridulce, tierna y socarrona, capaz de dibujar una sonrisa en el infierno o de encontrar una gotera en el mismísimo cielo. Mujer vital, creativa, pintora y también escritora, consigue en esta, la primera obra que a petición del editor ha consentido pasar a la imprenta, transmitir al lector su filosofía vital, la suave decisión de no claudicar, no rendirse nunca mientras queden fuerzas para luchar. Tomás, el protagonista de ¡Vaya potra!, es ante todo humano; humano y bueno. Enamora. Un personaje inolvidable.

¡VAYA POTRA!

Tomás cree que la vida es maravillosa y él un niño afortunado, un joven afortunado, un hombre afortunado; como es natural la vida se empeña y empecina en darle fuerte, demostrarle que el mundo no es ningún paraíso, y menos para los optimistas. Pero Tomás sigue manteniendo, a pesar de los pesares, su fe inquebrantable en el ser humano y para demostrarlo decide donar en vida todos sus bienes materiales a la sangre de su sangre, a la carne de su carne, a su único hijo. Como recompensa a tamaña generosidad su hijo lo interna en una residencia. “¿Qué digo residencia? En este lugar de mierda”, como escribe Mar Cassinello en el primer capítulo de esta novela tan breve como fascinante.

¡VAYA POTRA!

Es domingo. Domingo treinta de diciembre del año dos mil siete. A mi espalda, frente al ojo rectangular y siempre luminoso del ordenador, tengo mi última novela; terminada pero sin corregir. Mi intención era dedicar los desordenados días de la navidad a mi novela y olvidarme de cualquier otra cosa. Pero al entrar en el despacho, coger la copia encuadernada, que he dejado a mi espalda, y encender el ordenador, he cambiado de opinión, pensado que no, que no va a ser lo primero y mucho menos lo único que haga estas vacaciones. Antes de ponerme con LEO PARA NO TENER MIEDO, mi novela, voy a leer, con tanta pasión como afecto, la primera obra de Mar Cassinello, ¡VAYA POTRA! Hay una razón de tipo práctico y evidente para comprender mi elección, el libro de Cassinello es más breve que el libro de Puebla; pero también es cierto que tengo un montón -literalmente un montón- de libros firmados por Javier Puebla tan breves o más que el de Cassinello. Por lo tanto tiene que haber otra razón. Y la hay. Es sencilla, breve y rara. Quiero a Mar más que a mí; así de simple. Mi forma de querer a las mujeres es extraña porque se basa en el amor que sentía, y del que nunca abdiqué, por mi prima Marta Rabanal Trinchant (que murió a los treinta años y a quien cada día de un modo u otro añoro y echo de menos); un amor imposible, era mi prima hermana, que se alimentaba de admiración, respeto y afecto. Así es como quiero a Mar, a Mar Cassinello, como quería -y sigo queriendo aunque no esté- a mi prima Marta Rabanal; una suerte de afecto que jamás podría experimentar hacia mí mismo. Son apenas veinticinco capítulos de una o dos páginas en la mayoría de los casos, capítulos que se leen con facilidad y una sonrisa, con facilidad y un nudo en el estómago, con facilidad y los ojos abiertos de par en par ante la brillantez de una frase o el desenlace de un episodio.
¡VAYA POTRA! es un libro como a mí me gusta que sean los libros: sintéticos, originales, sorprendentes y capaces de conmoverme. De hecho he creado -entre otras razones- esta editorial, que tiene el honor de publicar a Cassinello por primera vez, para defender y apoyar este tipo de libros que la inercia del mercado literario tiende a rechazar porque pesan poco: raro es el best-seller de menos de cuatrocientas páginas. Pero pocos libros de cuatrocientas páginas, y sé de que hablo: leo más de cien obras de ficción al año, son capaces de transmitir al lector lo que este breve volumen consigue (habrá, es inevitable, quien acabe de leerlo y vuelva a la página uno; habrá quien diga que es demasiado breve y pida más, ¡más libros de Cassinello, ya!; pero la gordura es insalubre, querido lector ansioso, lo inteligente es comer y luego poder levantarse de la mesa sin la sensación de que la madre de los siete cabritillos nos ha llenado el estómago de piedras).
Como lector me encanta este libro. Como editor me siento orgulloso de publicarlo. Como capitán de una tripulación literaria en el taller de escritura donde nació ¡VAYA POTRA! me deja boquiabierto que alguien no dedicado profesionalmente a la literatura profesional sea capaz de realizar un trabajo que cualquier autor querría firmar. Pero, sobre todo, estoy contento, feliz, de contar con Mar Cassinello entre los míos, y espero que ella también lo esté de poder contar conmigo entre los suyos. Mar, como dice el cum laude permanente de mi Tripulación, el escritor Javier Vassallo, “es un puntazo”. Lo es ella y lo es su libro. Y quien tiene verdadera potra, amén de Tomás, el protagonista de su novela, soy yo. Yo, y todos sus compañeros, y su familia, y cualquiera que la trate. Por haberla conocido.

Javier Puebla (en Mad Madrid; la fecha ya se menciona al principio del texto)

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