Antonio Pacios -nacido en Ponferrada y residente en Madrid- podría haberse convertido en abogado, pero tras apenas tres meses bregando con los cimientos del mundo jurídico decidió escapar, trocar las leyes de los tribunales por la magia de la dramaturgia. Tras seis años de estudios en diversas escuelas comenzó a participar desde diversos frentes en numerosos montajes y espectáculos. Se percibe un halo, un aroma inevitable, que remite al mundo del espectáculo que tan minuciosamente conoce, en ESCAPISTA, su primera y personalísima novela.
Quizá con Pacios hayamos perdido un buen abogado, pero podemos estar contentos, porque hemos ganado un magnífico escritor
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ESCAPISTA

Diego Forbes es un niño atormentado. Tiene motivos para ser un niño atormentado. Ha sufrido. Las cuerdas que han inmovilizado sus muñecas no siempre han llegado hasta las mismas voluntariamente. Pero es en esos nudos opresores donde descubre su vocación: Aprender a deshacerlo. A escapar. Llegar a convertirse en un maestro del arte de la fuga.
Descubrirá a lo largo de su andadura vital que no es el primer miembro de su familia que ha practicado profesionalmente el escapismo. Y al descubrirlo aprenderá también que no siempre se escapa. Que ni el mismísimo Houdini consiguió escapar siempre. Pero ese descubrimiento no logrará desviarle de su camino. Su deseo más íntimo. Su destino. Escapar.
Entrar en este libro es dejarse atar las muñecas sin garantía de que al final el lector conseguirá desatarse. Desatarse y escapar. Pero para ello cuenta con un aliado. Cuenta con Diego. Con Diego Forbes. De profesión: escapista.

ESCAPAR
(PRÓLOGO DE FREDERIC TRAUM)

 

Se lee para escapar. Se acude al cine o al teatro para escapar. Se escribe para escapar. También para escapar. Al consumir o crear ficción el mundo se detiene. La realidad desaparece y es sustituida por un mundo paralelo. Antonio Pacios en este libro desasosegante y tenso se escapa a través de su personaje de la realidad cotidiana. Pero escaparse o el deseo de escaparse no garantiza el interés de una obra literaria. Para lograr esa calidad hay que conocer el oficio y poseer imaginación. Ambas cualidades están presentes en ESCAPISTA. El dominio de las palabras y la capacidad de invención.
Antonio Pacios se atreve a un doble salto mortal en su primera novela. En primer lugar -el primer mortal- su personaje no sólo escapa de la realidad sino que también convierte el arte del escapismo en el centro de su vida. En segundo lugar -el segundo salto mortal- Pacios mezcla con precisión de alquimista realidad y ficción. No sólo la documentación que maneja es verídica. Llega más lejos. Uno de los personajes es real. Barjot. Los demás no lo son. Criaturas imaginarias. Ficciones. Pero es Barjot la puerta que utiliza Antonio Pacios para su fuga personal. Realmente vio actuar al conocido escapista cuando era niño. Igual que el niño que protagoniza esta novela que le ve crecer y hacerse mayor: Diego Forbes.
Diego Forbes es un niño atormentado. Tiene motivos para ser un niño atormentado. Ha sufrido. Las cuerdas que han inmovilizado sus muñecas no siempre han llegado hasta las mismas voluntariamente. Pero es en esos nudos opresores donde descubre su vocación: Aprender a deshacerlo. A escapar. Llegar a convertirse en un maestro del arte de la fuga.
Descubrirá a lo largo de su andadura vital que no es el primer miembro de su familia que ha practicado profesionalmente el escapismo. Y al descubrirlo aprenderá también que no siempre se escapa. Que ni el mismísimo Houdini consiguió escapar siempre. Pero ese descubrimiento no logrará desviarle de su camino. Su deseo más íntimo. Su destino. Escapar.
Entrar en este libro es dejarse atar las muñecas sin garantía de que al final el lector conseguirá desatarse. Desatarse y escapar. Pero para ello cuenta con un aliado. Cuenta con Diego. Con Diego Forbes. De profesión: escapista.
Nada más anticipo. Sólo hay que pasar una página para que el juego de lanzar la ficción y detener la realidad comience a funcionar.

Frederic Traum
London City. Diciembre. Año dos mil siete.




 

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